Dice que la pintura mural resume parte de su trabajo en la zona. Kren afirma que “todo lo que van a encontrar en este hermoso y pequeño territorio ha sido pintado colectivamente, ya sea con las escuelas, con las vecinas o los vecinos”. Así resume parte de su trabajo que hoy fortalece junto a la Agrupación de Mujeres Lafkenche, de la cual participa hace siete años.
“Es una organización que tiene casi 20 años de trayectoria, conformada por mujeres del territorio, mapuche y no mapuche. No todes son mujeres también. Por ejemplo, yo soy una persona no binaria, pero es una organización que no hace ese tipo de distinciones”, resalta.
“Tenemos encuentros todos los días lunes en un taller que hemos construido con nuestras propias manos durante dos años y que desde julio de este año ya estamos habitando y en el que desarrollamos actividades, específicamente o mayoritariamente, ligadas hacia lo textil. Todo el proceso de lavado, teñido, hilado y tejido de la lana y sus derivados. Es decir, desde calcetas, prendas de vestir en general, chalecos, poncho, mantas hasta recuerdos y algunas técnicas mixtas, por ejemplo con ñocha o con otro tipo de textiles vegetales”, resume sus últimos años.
- ¿Cómo llegaron a constituirse en un Punto de Cultura?
Las compañeras siempre han estado haciendo actividades, participando en distintas iniciativas. Desde Prodemu hasta FOSIS y otros proyectos de esa índole. En un principio, solamente se reunían y cada una de manera independiente aportaba todo lo que podía aportar. Luego se comenzaron a hacer proyectos individuales y desde alrededor de unos cinco años atrás, comenzamos a hacer proyectos colectivos. Esto fortaleció la cohesión del equipo.
Entonces, en el 2022 comenzamos a fortalecernos a través de un proyecto de educación horizontal, de los mismos conocimientos que tenían las compañeras al interior del taller, que cada una de ellas fuese siendo monitora para las demás, para que todas pudiéramos de alguna forma manejar ciertas estrategias textiles.
De ello sacamos un fanzine también para poder posteriormente recordar esta información y algunos otros talleres fueron abiertos y comenzamos a difundir este material y comenzaron a llegar personas nuevas, algunas que se habían diseminado volvieron y luego vimos esta oportunidad de participar como Puntos de Cultura.
- ¿Cómo vivieron la experiencia de incorporarse a Puntos de Cultura?
Debo reconocer que al principio no entendíamos muy bien qué era, pero como tenemos este espíritu de postular a cuanta cosa se nos presente que nos haga sentido, nos presentamos y fruto del trabajo que las compañeras han sostenido desde el inicio, fuimos seleccionadas como Punto de Cultura Comunitaria, lo cual nos permitió ampliar las propuestas de nuestros intereses, que tiene que ver con la alfarería, con los talleres de ñocha, con aprender lengua de señas, con aprender chezungun abierto a la comunidad.
Eso transformó a nuestra organización de pequeñas cosas que podríamos hacer con nuestra energía individual, a poder hacer talleres más grandes, convocando a toda la comunidad de Bahía Mansa y alrededor, porque han llegado personas inclusive de Osorno.
- ¿Qué elementos positivos han evaluado desde que están en este programa?
Son varios elementos positivos. Por ejemplo, la semana pasada, Teresa y Ana, dos compañeras también del taller, fueron a representarnos al sector de La Araucanía, donde está la Escuela Kimun Mapu.
Nos ha permitido creernos el cuento. Yo creo que como elemento principal, hay un kimun muy fuerte, hay un newen muy fuerte en este grupo de 20 mujeres o 19 mujeres, y una persona no binaria. Hay una cohesión, una energía para llevar a cabo las tareas y esa energía y ese newen ha sido reconocido también por los otros puntos de cultura y por las personas que gestionan y coordinan.
- ¿Qué tipo de experiencia les ha permitido conocer este programa?
El ser Punto de Cultura nos ha permitido conocer otras experiencias, otras organizaciones culturales que están en el territorio que en ocasiones no sabíamos. Ha sido también un ejemplo para otras organizaciones del territorio. Nosotras hemos estado difundiendo que somos punto de cultura, hemos ayudado a postular a otras organizaciones del territorio. Acá en la comuna hay tres puntos de cultura. Uno de ellos es el Taller laboral Nueva Ilusión de Contaco, que está en Pucatrihue, a siete kilómetros de aquí, que es punto de cultura a raíz de que nos vio siendo punto de cultura. Y nosotras explicamos todo el proceso, le presentamos a algunas de las compañeras para que pudiera ser su coordinadora, justamente para que nadie acapare todos los espacios, sino que nos podamos ir repartiendo los roles.
Asimismo con la comunidad Mapu Lafquen. Hicimos lo mismo. Le ayudamos a presentar su postulación, le hemos ido explicando cómo funciona, acompañándole en la presentación de sus planes, a raíz de que nosotros fuimos el primer punto de cultura que hizo un plan de fortalecimiento y que pudieron ver todo lo que hicimos este año a raíz de eso.
- ¿Qué ha significado para ustedes este trabajo en la organización?
Participar en el Programa Puntos de Cultura nos ha significado una mayor cohesión entre las compañeras. Empezar a soñar sobre aprender cosas más allá de lo textil.
- ¿Cómo evalúas esta experiencia de diálogo compartido, de reflexión conjunta que se va a generar en el encuentro?
Somos optimistas y esperamos que esta instancia multicultural permita, así como lo ha hecho hasta ahora, visibilizar que hay otras formas de habitar que son respetuosas de la diversidad y que son más lentas en un mundo donde está todo tan urgente, todo tan rápido y todo es para ayer. Nosotras elegimos la calma, nuestro ritmo y esperamos aprender de otras experiencias.
- ¿Por qué es importante hablar de cultura?
Es importante hablar de cultura porque habla de resistencia, se enseña en las escuelas que la comunidad mapuche es un pueblo del que aprendimos. Sin embargo, es un pueblo que sigue en resistencia 500 años, es una cultura viva, literalmente una cultura viva, que el discurso hegemónico quiere extinguir. Y en lugares tan remotos y alejados como este, casi nadie sabe dónde está Bahía Mansa, son espacios donde la cultura mapuche está plenamente vigente y es poderosa.
Entonces, las actividades que nosotros realizamos están relacionadas con revitalizar las costumbres. Yo creo que esa memoria, ese legado, ese punto de vista, es lo que se está trabajando hoy día en el territorio, no solamente nosotras, sino otras personas que están hoy día en los espacios de educación formal y no formal.
La cultura es todo, es reunirnos a comer, tejer, conversar, reunirnos, aprender la lengua. Es todo lo que gira en torno a ello. Actividades de resistencia.
- ¿Qué actividades son las que hacen a raíz de ser punto de cultura?
Bueno, como te comentaba están los talleres de chezungun, lengua del territorio lafkenche. Están los talleres de witral, tanto de la confección como el tejido.
Están los talleres de ñocha, de recolección y el tratamiento de la ñocha y diversos textiles y tejidos de ñocha. Hacemos serigrafía, árboles y aves nativas que trabajamos luego en máquinas de coser y se hacen banderines, bolsos, parches, banderas territoriales y política. Hasta ahora se han hecho talleres abiertos de Lengua de Señas Chilena y los talleres que dije antes también se han hecho abiertos a la comunidad.
Y posterior a la pandemia eso ha permitido que los talleres vuelvan a reunirse a raíz de estas visitas que hemos ido a hacer. Entonces, ha tenido un efecto dominó expansivo el que nosotras hayamos sido seleccionadas como punto de cultura. Ha tenido un impacto en otras agrupaciones de mujeres que han visto lo que hemos logrado y que han dicho “nosotras también somos capaces. Si ellas lo lograron, nosotros también podemos”.