Mónica Humeres, Doctora en Sociología de la Universidad Alberto Hurtado, se integra como académica e investigadora del Departamento de Comunicación Social de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile. La profesora impartirá los cursos Sujeto, Creación y Producción del Conocimiento en Comunicación y el curso Imagen y Sociedad durante el primer semestre, ambos cursos de formación básica a estudiantes de las carreras de Periodismo y Cine y Televisión.
La investigadora también cuenta con un máster en Comunicación Social de la Universidad Complutense de Madrid (España) y el título de publicista y licenciada en Comunicación Social de la Universidad Diego Portales. Además, tiene un diploma en Comunicación y Políticas Públicas de la Universidad de Chile. Ha sido profesora visitante de la Indiana University Bloomington (EEUU) e International Scholar de la Society for the History of Technology.
Junto a ello, Mónica se encuentra adjunta del Núcleo Futures of Artificial Intelligence Research (FAIR), organización que busca formar marcos de pensamiento y conocimiento desde nuestro país y Latinoamérica sobre el desarrollo e implicancias de las tecnologías y contribuir a imaginar futuros posibles a partir de dimensiones socioculturales, justicia social y técnicas; Y se encuentra desarrollando el Fondecyt Núm 11241425 sobre tecnologías de información, movilidad y género, entra otras labores.
Sobre este y otros temas, conversamos con la académica:
En su rol como investigadora adjunta de FAIR, ¿qué cree que diferencia la perspectiva latinoamericana en el análisis de las tecnologías emergentes respecto a otras regiones del mundo?
En FAIR buscamos comprender las tecnologías emergentes desde una mirada situada, tanto del diseño, como de su apropiación. Nos interesa mucho quienes son las personas afectadas por los cambios tecnológicos en un sentido amplio, pero contextualizado en cada caso. Por ejemplo, en la Línea de Justicia social y ciudadanía, estamos interesadas en comprender cómo la Inteligencia Artificial se está usando en los servicios públicos en Chile. Esto implica estudiar cómo las tecnologías, muchas de las cuales han sido creadas lejos de nuestro contexto, se adoptan e interfieren en la distribución de los servicios y recursos públicos y por ello, en la organización de nuestra sociedad, una que es latinoamericana, pero que también es particular dentro de ese contexto, una sociedad con mucha desigualdad. En síntesis, creo que el hecho de estudiar tecnologías emergentes desde Latinoamérica nos desafía a estar siempre preguntándonos por el contexto de creación, desarrollo y uso de cada tecnología.
¿Qué desafíos específicos enfrenta al abordar las intersecciones entre tecnologías emergentes, ciudadanía y género en contextos latinoamericanos?
Desde los estudios de la Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) se ha instalado la crítica hacia la mirada de las tecnologías como objetos neutrales, como artefactos creados libres de valores sociales y políticos. Por lo tanto, analizar las intersecciones entre tecnologías, ciudadanía y género desde esta perspectiva crítica, implica poner al frente los aspectos sociales, los valores e intereses de quienes crean las tecnologías, las competencias de quienes las usan e impregnar de contexto esa cadena por donde se desarrollan y usan las tecnologías. Entonces, uno de los desafíos es abordar la complejidad social para comprender una determinada tecnología. Otro desafío, si pensamos en el género, son los datos, donde normalmente las mujeres y sus realidades están infrarrepresentadas.
¿Qué avances ha logrado su estudio Fondecyt sobre tecnologías de información, movilidad y género, y cómo espera que estos contribuyan a las políticas públicas?, ¿en qué etapa se encuentra?
El proyecto Fondecyt que estoy liderando, pero que se desarrolla gracias al aporte fundamental de estudiantes y ayudantes, está culminando su primer año de desarrollo. Durante esta primera etapa, estuvimos identificando los puntos críticos de la intersección entre tecnologías, movilidad y género, tanto en el uso del transporte público como en el uso de aplicaciones de movilidad privadas. Comenzamos nuestro trabajo de campo en la Región Metropolitana, y este año nos moveremos a estudiar usuarias en la Región de Valparaíso.
Pienso que los principales avances de este año han sido comprender que los desplazamientos de las mujeres por la ciudad, generalmente asociados a roles de cuidado, son invisibilizados en las tecnologías digitales de recolección de datos que se han estado implementando en el transporte público. Esto sugiere que es fundamental que las tecnologías emergentes sean herramientas de información complementarias a otras fuentes de información tradicionales construidas a partir de muestras representativas de la sociedad, que no pueden ser reemplazadas totalmente. También hemos visto que muchas de estas tecnologías digitales son buenas aliadas de los viajes de muchas mujeres, especialmente los asociados a labores de cuidado y de quienes viven en comunas periféricas. Sin embargo, este uso se enfrenta a diversas barreras de acceso y literacidad digital que deben ser atendidas por las políticas públicas.
Sobre género y tecnología
Ha dictado cursos sobre tecnología y género. ¿Qué lecciones considera fundamentales para comprender cómo las tecnologías perpetúan o desafían los estereotipos de género?
Por el lado del diseño las investigaciones han demostrado que es necesario que, quienes desarrollan las tecnologías, tengan una mirada crítica sobre sus propios prejuicios sobre los roles de género. Todos tenemos prejuicios pues tenemos acceso a una fracción de la realidad social. De este modo, sería más sensato reconocer cuáles son los vacíos de conocimiento que cada quien tiene, y aproximarse a esos vacíos a la hora de crear y proporcionar una tecnología. Idealmente, esa aproximación debería ser empírica y representativa para que se pueda conocer a las personas, los contextos, los desafíos y necesidades de quienes usarán las tecnologías. Pero esto es muy desafiante, porque las tecnologías ‘viajan’ desde su lugar de creación a usos múltiples. Por lo tanto, sería valioso realizar ese procedimiento cada vez que se implementa una tecnología, especialmente si esa implementación la hace el Estado.