¿Qué son los antioxidantes? ¿Para qué nos sirven? ¿Dónde los podemos encontrar? ¿Mejor consuislos en alimentos o en cápsulas? Son algunas de las preguntas que explican a continuación los académicos Hernán Speisky, director del Laboratorio de Antioxidantes del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, junto a Jocelyn Fuentes, jefa del Laboratorio de Análisis de Antioxidantes del INTA.
¿Qué son los antioxidantes y cómo actúan?
Los antioxidantes son compuestos capaces de contraponerse a la acción oxidante y, por ende, a los efectos potencialmente deletéreos que resultan de una sobreexposición de las células a radicales libres y/o a otras especies pro-oxidantes (ROS). Los antioxidantes pueden actuar reaccionando directamente con los ROS, con lo cual estos últimos pierden su reactividad, o bien, lo pueden hacer incrementando la expresión de los principales mecanismos de defensa antioxidante que poseen las células.
¿Cuál es su función?
Los antioxidantes evitan que se genere en las células un estrés oxidativo, es decir, aquella condición en que la velocidad de formación de ROS supera la velocidad con que los antioxidantes remueven dichas especies. Al prevenir dicho estrés los antioxidantes “reducen de un modo significativo el riesgo de desarrollo de una serie de enfermedades asociadas al estrés oxidativo”, entre las cuales se incluyen diversas patologías cardiovasculares (como ateroesclerosis y enfermedad coronaria), tumorales (ciertos tipos de cáncer), metabólicas (como diabetes tipo 2) y neurodegenerativas (como Alzheimer).
¿De dónde podemos obtenerlos?
Las frutas, las hortalizas y ciertas semillas son, en general, una buena fuente de antioxidantes naturales.
¿Qué alimentos tienen mayor cantidad de antioxidantes?
Como se describe en las Bases de Datos de Riqueza Antioxidante desarrolladas por el Dr. Hernán Speisky y la Dra. Jocelyn Fuentes del Laboratorio de Antioxidantes del INTA, Universidad de Chile, entre los alimentos que más concentran antioxidantes (especialmente los del tipo polifenólicos) destacan, en la categoría frutas, una variedad de berries (arándanos, frambuesas, frutillas, maqui, calafate), la chirimoya, las ciruelas y ciertas manzanas. Entre las hortalizas, el pimentón (verde y rojo), ciertas variedades de cebollas, las alcachofas y, por sobre todo, el cilantro, el perejil y la albahaca. Son también una buena fuente dietaria de antioxidantes las almendras y las nueces.
Si bien el té verde, el vino tinto y algunos productos particularmente ricos en cacao (como son ciertos chocolates amargos) pueden ser buenos vectores de polifenoles, su consumo como una forma de incorporar antioxidantes al organismo es claramente menos deseable ya que supone el consumo obligado y a su vez inconveniente de cafeína, alcohol y grasas, respectivamente.
¿Da lo mismo consumir el alimento o comprarlos en formato cápsulas?
La evidencia científica acumulada a la fecha, tanto epidemiológica (basada en estudios realizados en poblaciones humanas) como pre-clínica (en laboratorio) y clínica (llevada a cabo en humanos), permite aseverar que “cuando los antioxidantes son consumidos bajo la forma de los alimentos que los contienen, estos compuestos son beneficiosos para la salud”. Si bien existen algunos casos, aunque muy contados, de productos nutracéuticos para los cuales su administración (bajo la forma de cápsulas, grageas) ha sido asociada con algunos beneficios para la salud, para la mayor parte de los productos comercializados como nutracéuticos, o como suplementos alimenticios, la evidencia científica necesaria para avalar las propiedades que se les atribuyen es inexistente o a lo sumo extremadamente débil. En consecuencia, es erróneo presuponer que su consumo se va a traducir, necesariamente, en aquellos beneficios para la salud que, en contraste, la ciencia sí ha demostrado tras el consumo regular de frutas y hortalizas ricas en antioxidantes.