Leonardo Lomelí Vanegas, Rector de la UNAM:

“Parte de reposicionar a la región dentro del mundo pasa por dar a conocer lo que hace su comunidad académica”

Entrevista a Leonardo Lomelí Vanegas, Rector de la UNAM
"es muy importante insistir que el gasto en educación es una inversión", señaló el Rector de la UNAM.
"Es muy importante insistir que el gasto en educación es una inversión", señaló el Rector de la UNAM.
En su paso por Casa Central, el rector visitó las exposiciones “Mollusca: Poesía de caracolas” en la Sala Museo Gabriela Mistral y “Pasajes de la solidaridad de dos naciones hermanas: México-Chile a 85 años del exilio republicano español” en el Salón de Imaginarios.
En su paso por Casa Central, el rector visitó las exposiciones “Mollusca: Poesía de caracolas” en la Sala Museo Gabriela Mistral y “Pasajes de la solidaridad de dos naciones hermanas: México-Chile a 85 años del exilio republicano español” en el Salón de Imaginarios.
"Ese es básicamente el objetivo de esta feria: que los universitarios de la región sepamos lo que se está produciendo para también -entre nosotros mismos- ayudarnos a difundir mejor lo que lo que hace nuestra comunidad académica", detalló el académico.
"Ese es básicamente el objetivo de esta feria: que los universitarios de la región sepamos lo que se está produciendo para también -entre nosotros mismos- ayudarnos a difundir mejor lo que hace nuestra comunidad académica", detalló el académico.
La presente entrevista para la sección Visitantes deviene de una conversación con el periodista Claudio Medrano en Radio Universidad de Chile.
La presente entrevista para la sección Visitantes deviene de una conversación con el periodista Claudio Medrano en Radio Universidad de Chile.

La Universidad de Chile recibió oficialmente al Rector de la  Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), profesor Leonardo Lomelí Vanegas, el pasado lunes 19 de mayo, cita que compartió con la embajadora de México en Chile, Laura Moreno Rodríguez. Dicha jornada se reunió con una comitiva de autoridades del plantel, luego de lo cual visitó las exposiciones “Mollusca: Poesía de caracolas” en la Sala Museo Gabriela Mistral y “Pasajes de la solidaridad de dos naciones hermanas: México-Chile a 85 años del exilio republicano español” en el Salón de Imaginarios.

Pero esta no fue su única experiencia en la Casa de Bello. El Rector también acudió a los estudios de Radio Universidad de Chile donde dio una entrevista al periodista Claudio Medrano. En el espacio, repasó las razones de su viaje al país, su paso por nuestro plantel, la invitación cursada por la UNAM a la U. de Chile a la Feria del Libro de las Universitarias y los Universitarios (FILUNI), entre otros temas.

Respecto al actual escenario, planteó “la necesidad de defender a las universidades como los espacios en los cuales se construye el futuro”; y en específico desde la universidad pública, dijo, “tenemos además un compromiso muy especial: por un lado, con la defensa de la democracia, pero por otro lado, con la búsqueda de una mayor igualdad en términos sociales”.

-¿Qué lo trae a nuestro país y que tan provechosa ha sido su visita?

Tenía desde hace tiempo la invitación de venir a Chile, tanto de la Embajada de México en Chile como de la Universidad de Chile.

Llevamos algún tiempo explorando la posibilidad de abrir una oficina de la UNAM en la Universidad de Chile, y el año pasado se acordó invitar a este plantel para que sea la universidad invitada de la Feria Internacional del Libro de las Universitarias y los Universitarios, la FILUNI, que es una feria que se creó hace pocos años. Estamos todavía en las primeras ediciones, pero rápidamente se ha ido consolidando como un espacio muy importante para dar a conocer la producción editorial de las universidades. En ese sentido, es una muy buena oportunidad para conocer lo que se está produciendo en Chile allá en México, van universidades no solamente de Latinoamérica, también de Estados Unidos y todo esto nos da la posibilidad de acrecentar la colaboración académica entre nuestras casas de estudio.

También asistí a una reunión de trabajo de la CEPAL. Combiné estas dos posibilidades para poder estar unos días en Chile, además hacía mucho tiempo que no venía y me dio mucho gusto estar nuevamente acá.

-¿Qué llevó a la UNAM a elegir a nuestra Universidad para esta edición de FILUNI como invitado de honor?

La U. de Chile es una universidad con la que históricamente hemos tenido una relación importante. México y Chile son países que tienen una larga historia de relaciones diplomáticas, un intercambio económico importante y en ascenso. Entonces creímos que era una muy buena oportunidad para estrechar vínculos con un país y con una universidad con los que nos interesa trabajar más.

Nosotros también tenemos una comunidad importante de chilenos que se quedaron en México, o de hijos de chilenos que regresaron a México, entonces hay muchos lazos que unen a la UNAM con Chile y con la Universidad de Chile. Por eso nos pareció que era una muy buena oportunidad de reforzar esos lazos.

-¿Cuáles son las potencialidades que usted observa en el campo del libro universitario?

Creo que las universidades históricamente hemos tenido, por un lado, una muy rica producción editorial, y por otro lado, no siempre sabemos darla a conocer o difundirla adecuadamente. A veces fallamos en la comercialización y lo primero que deberíamos hacer es que nosotros mismos supiéramos qué es lo que están publicando las universidades, para entre todos hacer un esfuerzo por difundir mejor lo que hacemos.

Ese es básicamente el objetivo de esta feria: que los universitarios de la región sepamos lo que se está produciendo para también -entre nosotros mismos- ayudarnos a difundir mejor lo que hace nuestra comunidad académica; que es una comunidad académica que -si sumamos al conjunto de América Latina- es importante, y con una contribución cada vez mayor al conocimiento universal.

Parte de reposicionar a la región dentro del mundo pasa por dar a conocer lo que hace su comunidad académica. Entonces creo que FILUNI es una muy buena oportunidad, no solamente para reforzar vínculos, sino también para potenciar la difusión del trabajo que se hace en las universidades.

-¿En qué medida contribuye a la unidad de las universidades públicas latinoamericanas este tipo de eventos como FILUNI?

Creo que contribuye mucho por varias razones. En primer lugar, porque nos permite identificar áreas de colaboración en donde podríamos trabajar juntos, donde podríamos sumar esfuerzos, porque nos permite también reivindicar -en el caso de México y Chile- la importancia del español como una lengua científica. Hasta hace unos años todos los esfuerzos estaban encaminados a publicar en inglés. Varias de las principales revistas científicas del mundo están en inglés, pero cada vez más aumenta la conciencia de que es importante reivindicar también que el español es una lengua para publicar artículos científicos, y en ese sentido defender la lengua común es también una muy buena forma de reivindicar la importancia de América Latina en el mundo. Y estas ferias sirven precisamente para eso.

-Entre la UNAM y la Universidad de Chile existe una relación que data de hace varios años en colaboraciones en distintos ámbitos. ¿Cómo evalúa esta relación y qué hitos destacaría?

Es una relación buena, pero es una relación que es susceptible de muchas mejoras o que se puede incrementar. Tenemos movilidad estudiantil, pero debería de haber más. Tenemos intercambio académico, pero podría haber más, y habría que explorar la posibilidad de impulsar proyectos conjuntos, tanto de docencia como de investigación.

Estamos muy interesados en avanzar en la posibilidad de dobles titulaciones y también esto va de la mano de los esfuerzos que realiza la Embajada de México por retomar el tema del reconocimiento de grados, que es algo que los gobiernos de México y de Chile tendrían que en su momento avalar a través de la firma de un convenio.

Todo esto nos permitiría estrechar aún más la relación. Pero pasa, creo yo, porque por el momento procuremos aumentar el número de estudiantes de las dos instituciones.

Además, hay gente que cree que la UNAM está solo en la Ciudad de México y no. O sea, la mayor parte de nuestra infraestructura de docencia e investigación sí está en la zona metropolitana de la Ciudad de México, pero tenemos campus fuera, en Mérida, en Ensenada, en Michoacán, en Querétaro y vamos a abrir próximamente en Oaxaca, entonces hay una amplia posibilidad de poder viajar a las distintas facultades y escuelas de la universidad para los estudiantes que quieran hacer un intercambio con nosotros.

-¿Qué rol cree que deben jugar las universidades públicas de América Latina en distintos procesos como la integración regional?

Las universidades debemos impulsar esta integración y poner el ejemplo y colaborarnos más entre nosotros. Pero creo que los acontecimientos que han ocurrido este año, desde enero con el inicio de un nuevo gobierno en Estados Unidos que ha llevado a un periodo de incertidumbre en la economía mundial, hacen evidentes las vulnerabilidades económicas de la región y vuelven a plantearnos la necesidad de buscar una mayor integración que nos permita ser menos vulnerables a los choques externos, aquellos que no dependen de nosotros, como son las decisiones de política económica de una potencia muy relevante como es el caso Estados Unidos. Eso nos debe llevar a fijarnos metas de mediano y largo plazo, que pasan porque las propias universidades identifiquen las ventajas que tiene la región, las áreas en las que podría aumentar la colaboración, y aquellos temas en los cuales las universidades podrían contribuir a una agenda de integración que sea viable para la región.

-Usted ha mencionado en reiteradas ocasiones la importancia del compromiso de las universidades públicas con la democracia. ¿Cómo se traduce ese compromiso hoy en este contexto que usted mencionaba?

Algo que es muy preocupante es que siempre las universidades hemos sido criticadas por algunas fuerzas políticas que quisieran que las universidades nos alineáramos con una u otra posición, y eso nos ha llevado históricamente a defender nuestra autonomía.

La autonomía de la Universidad es condición necesaria para poder llevar a cabo sus funciones de docencia y de investigación. Pero hoy vemos que incluso en el país más poderoso del mundo, universidades muy fuertes, con recursos económicos muy importantes como sería el caso de la Universidad de Harvard o de la Universidad Columbia, han sido criticadas y han recibido recortes por parte del gobierno de Estados Unidos.

Eso nos lleva nuevamente a plantear la necesidad de defender a las universidades como los espacios en los cuales se construye el futuro. Si las universidades son alineadas con una única forma de pensamiento, estaríamos cancelando la posibilidad de progresar, de desarrollar nuevos enfoques, de criticar situaciones que a todas luces no son satisfactorias y se deben mejorar. Estaríamos regresando prácticamente a la Edad Media, o sea, estaríamos negando un avance civilizatorio de siglos.

Y en particular creo que las universidades públicas tenemos además un compromiso muy especial: por un lado, con la defensa de la democracia, pero por otro lado, con la búsqueda de una mayor igualdad en términos sociales; buscar un mejoramiento de los sectores de la población que carecen de los satisfactores necesarios para poder tener una vida que les permita alcanzar un pleno desarrollo físico y mental.

-Tanto en nuestro país como en México hay algunos desafíos comunes. Por ejemplo, en términos de financiamiento, de acceso y de calidad de la educación superior. ¿Qué aprendizajes cree usted que se pueden intercambiar entre nuestras universidades respecto de estas materias?

Creo que es muy importante insistir que el gasto en educación es una inversión, que si queremos ser países con más altos niveles de desarrollo no deben de ser variables que se sacrifiquen cuando hay dificultades económicas. Claro, cuando hay dificultades económicas, siempre hay que echar mano de algunos ahorros, se tienen que hacer algunos recortes y muchas veces la educación ha sido uno de los rubros que ha recibido estos recortes, pero eso impacta en las posibilidades de desarrollo en el largo plazo.

O sea, en el caso de los países que se han desarrollado en las últimas décadas, vemos que todos ellos apostaron decididamente por la educación y que mantuvieron su compromiso con la educación incluso en momentos difíciles. Hay que reivindicar que además la educación es uno de los principales mecanismos de movilidad social, que mejora las condiciones de vida de aquellos que tienen la posibilidad de acceder a la educación superior. Muchos de ellos -nosotros todavía lo vemos en el caso de la UNAM- son hijos de padres que no tuvieron acceso a la educación universitaria y eso representa un cambio importante para esas familias y la posibilidad de cumplir una aspiración social de mejora para las siguientes generaciones.

-¿Por qué se produce esa situación que lamentablemente vemos que es un denominador común en América Latina?

Puede deberse a varios factores. Indudablemente hay personas que ven la educación como uno más de varios rubros de gasto en los cuales se pueden hacer ajustes y consideran que no pasa nada. Que bueno, “si les bajamos tantito no creo que dejen de hacer lo que están haciendo, pueden hacer más con menos”. Eso es algo que desde que yo era niño me acuerdo que decían los secretarios de Hacienda de mi país, que había que hacer más con menos, y no se dan cuenta que eso al final va comprometiendo las posibilidades de llevar a cabo investigación propia, de contribuir a la solución de problemas y de ampliar la matrícula; o en algunos casos, por ejemplo, sí se amplía la matrícula pero con instalaciones que ya no alcanzan para los estudiantes, con equipos que requieren de mantenimiento, eso afecta la calidad de la enseñanza que se da cuando se trata de carreras que tienen un componente importante de prácticas de laboratorio o de campo.

Por otro lado, también hay quienes tienen una mirada prejuiciada de la educación pública; que creen que la educación pública es de mala calidad o que tiene algunos sesgos ideológicos que no comparten ciertas posiciones y en consecuencia no les gusta la educación pública.

Eso también lo hemos vivido en el pasado. En concreto en mi país, en diversos momentos, se ha cuestionado la calidad de la educación pública o también en algunos momentos ha habido la discusión de si somos países que no tenemos un alto grado de desarrollo y tenemos muchas carencias, habría que privilegiar el gasto en la educación básica y no en la educación superior. Incluso, cuando hubo un intento por poner cuotas en la UNAM hace algunas décadas, uno de los argumentos desde la Secretaría de Hacienda -que fue desde donde hubo más presiones para que se llevara a cabo- decían que a la educación superior ya llega la gente de clase media que podría pagar, lo cual no es del todo cierto.

Cuando uno hace los estudios socioeconómicos de los estudiantes que ingresan a la UNAM, vemos que hay un porcentaje muy alto de personas que sus familias tienen ingresos inferiores a cuatro salarios mínimos, o sea, no son personas que se encuentran en una situación holgada o de clase media como tal; pero sí hay varias posiciones, unas tienen que ver con una cuestión ideológica, con un cuestionamiento de la educación pública, y otras tienen que ver con esta idea de que hay que priorizar y la educación superior en un momento dado podrían pagarla los que se van a beneficiar.

Y yo creo que no, yo creo que precisamente si queremos que la educación esté al alcance de todos, sí tiene que haber un esfuerzo por parte del Estado para financiarla.

-¿Cómo deberían prepararse las universidades precisamente para este futuro que ya no es tan futuro, en relación a la IA?

Creo que lo tenemos que ver como una herramienta, no le debemos tener miedo. Tenemos que estar muy conscientes también de sus limitaciones y de los conflictos éticos que pueden plantearnos. Concientizar muy bien a los estudiantes, que lo vean como una herramienta, pero que no lo vean como una panacea, como algo que les va a resolver la vida, sino que hay que -desde hoy- ver también sus implicaciones en cada una de las profesiones.

Por ejemplo, hay mucho temor que en ciertas áreas pueda desplazar a las personas, que pueda provocar una nueva oleada de desempleo tecnológico, y ante eso, pues hay que estar preparados.

Creo que hay que ver las distintas aristas desde donde hay que abordar el problema. Y alguien decía: “valdría la pena unir esfuerzos en América Latina para crear un chat desde Latinoamérica, una aplicación de inteligencia artificial”. Porque bueno, al final de cuentas, aunque están disponibles en español, tanto el chat GPT que se desarrolló en Estados Unidos como el que se desarrolló en China, los códigos originales, están en otro idioma. Valdría la pena construir uno desde América Latina, que toda la programación sea de origen en español, para ver también qué posibilidades tenemos nosotros de desarrollar, de incursionar en ese tipo de tecnologías.