A diferencia de otras formas de violencia, en el mundo digital el anonimato de los agresores, la rápida viralización del contenido y su permanencia en el tiempo, amplifican los daños y profundizan los impactos emocionales, sociales y físicos de las víctimas. A ellos se suman vacíos legales, falta de regulación por parte de las plataformas digitales, procesos investigativos complejos, marcos normativos aún insuficientes y poca claridad sobre los canales de denuncia, factores que contribuyen a la impunidad, dificultan las investigaciones y desincentivan la denuncia.
“Este tipo de violencia tiene diversas manifestaciones, pero a pesar de su virtualidad, los daños que produce son reales. Uno de los grupos más afectados son las mujeres jóvenes, porque es la generación que tiene mayor presencia en el mundo virtual. Ellas son justamente las que están en la educación superior, por lo tanto, no podemos hacer como si esto fuera algo esporádico e inofensivo. Por eso hemos impulsado una campaña que, junto con relevar un problema muy complejo, invita a la comunidad universitaria a ser parte del cambio para erradicar estas conductas”, señala Carmen Andrade, directora de Igualdad de Género de la Universidad de Chile.”.
La información sobre la prevalencia y victimización es escasa; pero a nivel mundial, los estudios disponibles coinciden en que más del 73% de las mujeres ha experimentado alguna forma de violencia en línea. En el caso específico de la difusión no consentida de imágenes íntimas, el 90% de las víctimas son mujeres jóvenes, y los hombres representan alrededor del 66% de quienes ejercen violencia en línea (“La violencia de género en línea contra las mujeres y niñas, Guía de conceptos básicos. OEA, CIM, MESECVI, 2023”).
Además, un 28,5% de las mujeres reportó haber recibido presiones o amenazas para enviar contenido sexual, en comparación con un 18,4 % de los hombres (La explotación sexual de la infancia y la adolescencia en entornos digitales; Save the Children, España Julio 2025). La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), advierte que el aumento de imágenes sexuales y deepfakes generadas con IA agrava aún más este escenario. (Informe sobre género: la tecnología en los términos de ellas, UNESCO, 2024).
Chile: una realidad creciente
En Chile, las cifras son igualmente preocupantes. Según la ONG Amaranta, un 73,8% de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia digital (Informe preliminar "Chile y la violencia de género en Internet: experiencias de mujeres cis, trans y no binaries" Proyecto Aurora, ONG Amaranta, 2020). Al mismo tiempo, se evidencia una brecha significativa entre el reconocimiento del ciberacoso sexual y su ocurrencia real. En el tramo de las mujeres entre 18 y 26 años, un 52,3% reconoce haber vivido acoso sexual en línea, pero al detallar situaciones específicas, el porcentaje asciende a 77,2% (Radiografía del Acoso Sexual en Chile, elaborada por el Observatorio Contra el Acoso Callejero (OCAC), 2020.
Esta trivialización y falta de reconocimiento sobre la seriedad de los daños reales que conlleva, ha propiciado la invisibilización y normalización de este fenómeno, legitimándolo y reproduciendo la impunidad.
El impacto es significativo: un 39% de las víctimas reporta afectación emocional, un 38% se siente vigilada o insegura, y un 20% presenta baja en su autoestima (Consulta Ciudadana Virtual sobre Violencia Digital, Policía de Investigaciones y Subsecretaría del Interior, 2023). Además, un 16% señala haber sufrido daño reputacional y un 15% temió por su integridad física (La violencia de género en línea contra las mujeres y niñas, Guía de conceptos básicos. OEA, CIM, MESECVI, 2023).
Aunque la información sobre la prevalencia de este fenómeno en las instituciones de educación superior es escasa, la alta exposición de uno de los grupos etarios más afectados -mujeres entre 18 y 26 años-, sugiere que la magnitud de este problema se replica en universidades y centros educativos.
Carmen Andrade enfatiza que “queremos que esta campaña llegue a las y los jóvenes de nuestra universidad y de todas las instituciones de educación superior, pero también a las autoridades e instituciones, porque más allá de las acciones de sensibilización y la implementación de políticas universitarias, este problema está arraigado en una cultura que reproduce desigualdades y violencias”.
Con piezas audiovisuales, contenidos en redes sociales y actividades formativas en las distintas facultades, la campaña busca instalar una conversación necesaria y urgente: en internet, al igual que fuera de él, las mujeres tenemos derecho a vivir libres de violencia.
Universidad de Chile se suma a la campaña ÚNETE de ONU Mujeres
La Universidad de Chile se suma a la campaña ÚNETE 2025 de las Naciones Unidas, una iniciativa global que este año también pone el foco en una de las formas de violencia que crece con mayor rapidez: la violencia digital contra las mujeres y las niñas. Entre el 25 de noviembre y el 10 de diciembre, se invita a toda la comunidad a informarse, movilizarse y actuar para promover entornos digitales más seguros, recordando que la seguridad digital es un pilar esencial para avanzar hacia la igualdad de género.
Nuestra institución adhiere así a un llamado mundial que entiende la prevención como una responsabilidad colectiva, alineada con los siete objetivos de la Agenda Beijing+30 sobre Revolución Digital y Violencia Cero.
Se invita a la comunidad a sumarse a la conversación utilizando los hashtags #NoHayExcusa y #ActúaContraLaViolencia.
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