Centenario y Patrimonio de la Humanidad

Carlos Ovando, restaurador de El húsar de la muerte: “Por más que sea una película silente, no es una película fome para la gente”

Entrevista a Carlos Ovando, restaurador de "El húsar de la muerte"
Carlos Ovando, Encargado del Área Técnica y Restauración de la Universidad de Chile, en su lugar de trabajo en Plataforma Cultural
Carlos Ovando, encargado del Área Técnica y Restauración de la Cineteca de la Universidad de Chile, en su espacio de trabajo en Plataforma Cultural.
 El húsar de la muerte a cien años de su estreno y en el mismo lugar: El Salón de Honor de la Casa Central
El húsar de la muerte, a cien años de su estreno, proyectada nuevamente en el Salón de Honor de la Casa Central de la Universidad de Chile.
Carlos Ovando, Encargado del Área Técnica y Restauración de la Cineteca de la Universidad de Chile
“Restaurar no es borrar el paso del tiempo: es respetar a los creadores y permitir que la obra vuelva a respirar cien años después", dice Ovando.

A las tres de la tarde de un 21 de noviembre de 1925, en el Salón de Honor de la Casa Central de la Universidad de Chile fue exhibida por primera vez “El húsar de la muerte”, escrita, dirigida y protagonizada por el poeta Pedro Sienna.

El film, que narra las peripecias de Manuel Rodríguez en el contexto de la Independencia de Chile, consiguió tal éxito entre la audiencia que son diversos los relatos que hablan de salas repletas y entradas agotadas durante un largo tiempo tras su primera exhibición. Una situación que sólo la irrupción del cine sonoro, a fines de la década del veinte, vino a menguar.

Su director Pedro Sienna se volvió toda una celebridad para la época, y hay quien cuenta que las personas cuando lo reconocían en la calle lo llamaban por nombre “Don Manuel”, apodo del que rara vez se pudo desprender.

Hoy, a cien años de su estreno, la película es la única obra cinematográfica considerada Monumento Histórico Nacional, título que le fue otorgado en 1998 por el Consejo de Monumentos Nacionales. Además, la semana pasada recibió un importantísimo reconocimiento de la UNESCO que la incluyó como parte de su Programa Memoria del Mundo, convirtiéndola en Patrimonio de la Humanidad . Reconocimiento que Carlos Ovando, encargado del Área Técnica y Restauración de la Cineteca de la Universidad de Chile, se preocupa en anotar como un esfuerzo de sus colegas Luis Horta, Tamara Vallejos y Francisca Galaz.

Durante más de seis décadas, “El húsar de la muerte” fue preservada por la Cineteca de la Universidad de Chile, y es una de las pocas películas del cine mudo nacional restaurada cuadro a cuadro en 4K.

Si bien todo el proceso de restauración y digitalización estuvo a cargo de Ovando, este se esmera por dar a conocer los nombres de quienes lo asistieron. Así, la restauración digital y de color fue trabajada por Juan Pablo Castro y Claudio Aguilar, de Diáspora Media Post; a su vez, la recuperación de sonido fue hecha por Leonardo Céspedes y la remasterización del mismo corrió por cuenta de Romina Núñez, asistida por Odette Fernández, de Sónica Films.

Con casi tres décadas de experiencia en restauración y estudios especializados en México, Carlos Ovando carga a su haber, entre otros trabajos, con el de la película “Caliche Sangriento”; los noticieros de Armando Rojas Castro; el cortometraje “Brigada Ramona Parra”; los registros del bombardeo a La Moneda del 11 de septiembre de 1973, “Hawker Hunter” o la cinta “Aborto”, esfuerzo del que guarda especial cariño por haberlo realizado en compañía de su autor, el reconocido cineasta, documentalista y montajista, Pedro Chaskel, fallecido en 2024.

Discípulo de Carmen Brito, reconocida restauradora de “El húsar de la muerte”, también, a fines de los 90, asegura deberle a ella su amor por el cine y por su labor. Empeño de archivo y rescate que, a pesar de su importancia, reconoce, se sobrelleva de forma más bien anónima: "Si te gusta el archivo, hay dos cosas que tienes que hacer: te tiene que gustar el chisme, porque siempre estás indagando en todo; y tienes que tener un bajo perfil, porque tus créditos salen después de los de la película. Y si nadie ve los créditos de la película, menos van a ver los créditos de la restauración. Es bien anónimo, en realidad", bromea.

- ¿Cómo fue para ti, que tuviste tanto que ver con este proyecto, vivir su estreno exactamente cien años después de su primera exhibición en 1925 y en el mismo lugar, el Salón de Honor de la Casa Central?

Para mí fue súper emocionante, porque una de las cosas que me pasa cuando recupero películas es que me gusta que se vean en espacios adecuados para ello. Y el Salón de Honor tenía toda esta cosa histórica.

- Estuvo tu mentora, Carmen Brito, ¿tuvieron tiempo de hablar después de la exhibición?, ¿qué te dijo?

Ese día no logré conversar mucho, nos abrazamos solamente. Pero conversamos siempre. Ella es todo, me regaló una carrera. La conocí cuando estudiaba cine en la Arcis, fue mi profesora de montaje. Es una persona que enseña a querer el cine; yo era muy chico cuando ella me llevó a trabajar cortando negativos. Es una mujer hermosa, le tengo mucho cariño. Yo digo que es mi mamita en esto. No hay que olvidar que ella hizo la restauración en los 90. El punto es que ese trabajo no lo tomamos, porque en los 90 redujeron el material, porque lamentablemente la tecnología de la época no permitía hacer más, entonces, no me servía tanto el material que se hizo ahí, pero sí la investigación. Entonces igual hemos tenido cientos de conversaciones frente al tema con Carmen.

- Cuéntanos cómo fue el proceso de restauración de “El húsar de la muerte”, ¿cuánto tarda el restauro de una película como esa?

Todo depende del nivel de desgaste que tenga. En el caso de “El húsar…” partió con el análisis de la investigación que habían hecho en 2008. Ahí participó Luis Horta, y se reactivó hace dos años. A partir de la investigación yo revisé todos los materiales, porque según el estado en el que se encontraban había que estabilizarlos para que no se sigan descomponiendo. Después hubo que limpiar y reparar, y eso fue foto a foto. En eso me demoré como seis o siete meses. Después vinieron las digitalizaciones, como tenía diversos tipos de daño, no se hacía de forma pareja. Tuve que repetir ese proceso varias veces. Al final vino la restauración digital, tanto de imagen como de sonido, y eso fueron muchos meses más. Ya me la sé de memoria, la he visto, no sé, 200 veces, quizás.

- A mediados de noviembre la Cineteca U. de Chile dedicó su Seminario Anual, precisamente, al centenario de la película y su digitalización. En él se expusieron diversos dilemas en torno a la labor de restauro: qué, cómo y hasta dónde restaurar fueron las preguntas que lo guiaron. ¿Qué nos puedes contar sobre los dilemas que este proyecto representó para ti?

En México aprendí que el legado del tiempo es importante y tiene que verse en el resultado. Las decisiones que tomamos como archivo son cosas que conversamos por mucho tiempo, no es una decisión mía. Nos basamos en diversas cosas para entender hasta dónde llegamos con el material. Y ahí es muy importante el trabajo que hace Luis de investigación. Formalmente uno de nuestros objetivos es el respeto máximo a los creadores de la obra, en ese aspecto nuestro ego y nuestras ganas quedan de lado.

- Y del resultado que pudimos apreciar cien años después, y en comparación con otras restauraciones de la película, ¿qué factor nuevo añade esta versión digitalizada?

No puedo atacar lo que se hizo antes, sería súper irresponsable de mi parte hacer eso, porque por la tecnología de la época no podías ir trabajando uno a uno los cuadros, versus ahora que nosotros pudimos hacer la digitalización cuadro a cuadro. No sé si alguna vez viste las versiones viejas de "El húsar...", pero no había textura, los negros eran súper negros, los blancos eran súper blancos, ahora tenemos grises. En versiones antiguas había varios personajes a los que yo nunca les había prestado atención, como toda la gente que está en el bar donde se juntaba la revolución.

- Y esto, ¿dices que lo permite la digitalización en 4K?

Claro, porque lo que me importaba antes era la historia de los protagonistas, pero ahora se siente otra vibra, se siente la importancia que se le había dado en su momento y se entiende mejor por qué se hizo la película. Por ejemplo, cuando están estas dos mujeres rezando, ese era un plano imposible de ver. Yo daba por hecho que eso no se podía ver, y ahí los chicos que hicieron la restauración digital hicieron magia y se ve espectacular.

- Y eso abre nuevas lecturas

Claro, le da más importancia a varias cosas, la lógica de creer en algo porque estoy creyendo en la revolución, pero además tengo a Dios detrás, y el pueblo cree en Dios. Y funciona, porque tiene muchas pinceladas de muchos temas que la vuelven muy actual, muy contemporánea. He estado en varias proyecciones de la película: más feas, más bonitas, y en todas genera la misma reacción en el público. Por más que sea una película silente, no es una película fome para la gente.

- ¿Qué comentarios recibiste después del reestreno en la Casa Central?

Comentarios muy positivos, vi varias personas que han escrito de "El húsar" y agradecían ver una versión que se viera con tanto detalle, que siguiéramos el montaje que se armó entre Sienna y Bravo. Mantuvimos ese montaje, no variamos nada, por eso a veces se ve saltado, porque nos faltan planos. Pero intentamos generar algo lo más cercano a lo que pasó en 1925 y creo que nos acercamos bastante.

- Y de ahí la importancia de la investigación previa que mencionabas

Claro, nosotros nunca metemos mano hasta después de la investigación. Si yo empiezo a meter mano sin eso, tendría que empezar a tomar una serie de decisiones, por ejemplo, si no investigo bien y limpio el material con un químico que no corresponde, voy a generar daño y hasta desintegración del material. Intentamos buscar a los autores, si es que están vivos. Si no, trabajamos con gente que haya estado lo más involucrada posible.

- Imagino que deben tener un montón de películas a las que todavía no han podido meterle mano

¡Cientos! Lo que estamos intentando hacer ahora es algo mucho más básico, que es ver en qué estado se encuentran. Si están con problemas se limpia, se arregla y se vuelve a guardar.

- A propósito, ¿cómo ha sido para el equipo trasladarse a la Plataforma Cultural, lugar en el que llevan instalados tres años?

Ha sido muy grato, yo digo que pasamos de la edad de piedra a la edad de bronce. Es un espacio con luz, partamos por eso, donde podemos dividir ligeramente los espacios de trabajo y eso se agradece mucho. Tenemos un laboratorio de restauración física, un laboratorio de recuperación digital. Ha sido una evolución muy interesante y esperamos seguir creciendo en espacio más que nada. Yo creo que en algún momento la bóveda nos va a quedar chica y nos falta un laboratorio de papel.

- ¿Papel?

Claro, tenemos un archivo grande de papel y una persona que lo procesa, Francisca Galaz, encargada de Documentación. Ella hace la recuperación de todos los libros relacionados con la Cineteca, material de investigadores del cine. Tenemos una serie de carteles de cine originales, fotografías, negativos, libros, guiones. Está todo el trabajo de Jacqueline Mouesca, de Eliana Jara. Sería interesante tener un espacio para que los investigadores o cualquier persona que lo requiera pueda verlo y pueda trabajar con él.

- Volviendo a "El húsar...", ¿qué itinerario le resta en el marco de la conmemoración de su centenario?

Hay una serie de muestras comprometidas a lo largo de todo Chile. La idea es que todo el 2026 sigamos mostrando la película en diversos lugares. Sé que habrá una muestra en Arica, en Punta Arenas, en Valparaíso y hasta en La Legua hay preparado algo. Son hartos lugares, lo que no quita que en algún momento tengamos que liberarla en el sitio web para que puedan verla en buena calidad. También dentro del proyecto se está haciendo una nueva versión en celuloide del material restaurado, digitalizado, debiese llegar en unos meses, es una copia de conservación.

- ¿Qué destino habría tenido la película sin esta digitalización?

La original que tenemos es de los 40, no hay que olvidar que son materiales orgánicos que están en proceso de descomposición, que las mismas marcas cuando hicieron sus películas decían que estaban hechas para durar 80 o 90 años, pero acá están bien frenados los procesos de descomposición. Mientras la Cineteca se mantenga, la película va a seguir teniendo un buen estado. Ahora, eso no quita que pase cualquier cosa con la temperatura, no sé, el calentamiento global y se corte mucho la luz y ¿qué podría pasar? Que la película se termine por desintegrar.