Un hábito de lectura internalizado a temprana edad por obra y gracia de su abuelo, la incapacidad de mentir, la consecuencia y la búsqueda permanente de un ideal de vida, así como su profunda sensibilidad con los desheredados y la fidelidad con sus seres queridos fueron algunos de los aspectos personales que destacó la hija de Ernesto Guevara de la Serna, la médico Aleida Guevara March, en la presentación del libro "Evocación: mi vida al lado del Che" llevada a efecto en el auditorio José Carrasco Tapia del ICEI, texto escrito por la madre de la pediatra y esposa del revolucionario de origen argentino, Aleida March.
En la oportunidad, y ante el notable interés de estudiantes del Campus Juan Gómez Millas por conocer más acerca de aspectos personales del médico rosarino, la hija de Ernesto "Che" Guevara dio testimonio de su compromiso para con los más marginados de las sociedades latinoamericanas y de su rebeldía frente a los poderes hegemónicos globales que, aseguró, han sometido al expolio a un continente completo a lo largo de la historia.
"Mi padre siempre anotaba sus reflexiones en una libreta. Hay muchas anécdotas en este libro que demuestran que mi papá era incapaz de mentir y ocultar cosas cuando podía hacerlo, y eso le trajo también muchos problemas", aseguró Aleida Guevara March. "Aquí se le ve como un hombre que se enamora, que también se equivoca, pero que siempre es fiel, honesto y que sabe amar. Siempre es un hombre coherente pues hace siempre lo que él decía. Nunca le pide a otros que hagan lo que él puede hacer primero", declaró la médico pediatra.
El libro "Evocación: mi vida al lado del Che" (publicado por la editorial australiana-cubana Ocean Sur) contiene, según dijo Aleida Guevara March, pasajes que dan cuenta de aspectos desconocidos del guerrillero en el plano familiar, "especialmente el afecto con sus hijos", pero también de su discreción como esposo ya que "se cuidaba mucho de hacer demostraciones de amores delante de nosotros. Nunca le vi darle un beso a mi mamá", agregó. "Cuando él murió mi mamá dejó de hablar. Ella era una mujer campesina y perdía a su esposo, su primer amante, al padre de sus hijos. Le costó mucho trabajo superar esa pérdida, dejó de sonreír, y en ese sentido nosotros fuimos muy importantes porque esos cuatro niños éramos unos cuatro pedacitos de carne que dejó el amor entre ellos", agregó.