“Todos estamos muy conscientes de que hay un escenario, no solamente en Chile, en el mundo, donde de alguna manera la democracia se debilita (...) y la educación superior tiene un deber muy importante (...) educar para la democracia, educar para el diálogo (...) No es algo que uno haga con un abecedario, con un instructivo (…) tienes que facilitar el escenario y tienes que invitar a esa actitud de ejercer ese diálogo (...) como una oportunidad de aprender del otro (...) Yo creo que esa es una de las formas en la cual la Universidad de Chile puede, muy definitivamente, aportar”, expresó el vicerrector Claudio Pastenes al iniciar el taller "Diálogo y diversidad: una presentación práctica de principios fundamentales para el diálogo", guiado por el Centro Nansen para la Paz y el Diálogo, que en Chile se dedica a hacer pedagogía sobre el tema y que este martes 30 de julio reunió a la comunidad universitaria en Casa Central.
La Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, quien participó de la jornada, comentó que "el taller realizado por el Centro Nansen en nuestra universidad fue una muy valiosa instancia de aprendizaje para la comunidad universitaria, pues conocimos y ejercitamos el rol del diálogo para promover una cultura democrática y una convivencia humanizada. La resolución de los conflictos y la construcción de lazos se fundamentan en la confianza y la escucha atenta de las necesidades y temores que nos afectan a todos y todas. Agradecemos a Alfredo Zamudio y al Centro Nansen su voluntad de aportar a nuestro país y al sistema universitario con sus conocimientos desarrollados durante muchos años de trabajo solidario en distintas partes del mundo".
El diálogo como posibilidad para prevenir y transformar los conflictos
“Dialogar es una forma de comunicación que ofrece el tiempo y el espacio para que las personas puedan mostrar o traer la complejidad de sus respectivas realidades (...) y este espacio no es naíf, no es inocentón, es un espacio de suma valentía, de resiliencia democrática, porque pones lo que te desagrada aquí”, señaló Alfredo Zamudio, director del centro noruego, quien a través de una charla introductoria donde mediante historias tanto personales como nacionales e internacionales de conflictos complejos —incluyendo la detención de su padre en 1973, cuando tenía 12 años y su posterior exilio—, fue aclarando distintos conceptos relacionados a los procesos de diálogo.
Citando el manual de diálogos nacionales de la Fundación Berghof de Alemania, Zamudio puntualizó la diferencia entre negociación, mediación y diálogo, por ejemplo. En la negociación y la mediación el énfasis está en los resultados, mientras que en el diálogo el énfasis está en el proceso, en la reconstrucción de relaciones. “El diálogo tiene una meta de entender, y cambiar de opinión en el diálogo es una señal de fortaleza, porque la otra persona trae una historia que no necesariamente me gusta o yo sepa, pero me enseña algo. No es necesariamente transaccional”, señaló.
Esa característica transaccional, indicó, es uno de los legados de la Dictadura. “Yo creo que todavía tenemos a la Dictadura presente entre nosotros. Uno de los legados de la Dictadura es hacer todo contacto humano transaccional (...) ¿Cómo lo transformamos? creando puntos de encuentro que no necesariamente sean transaccionales”. En este sentido recomendó hacerse las siguientes preguntas: ¿cuál es el cambio que yo quiero ver?, ¿quién debe estar en la conversación? y ¿qué puedo hacer yo para construir esa conversación?. “Cuando vas teniendo esa conversación e invitas a otra persona a tratar de conversar sobre él mismo, cambias el yo por el nosotros, cambias la otredad por el nosotros, al pensamiento colectivo, a la construcción del proceso de diálogo en una forma incluyente”.
En este contexto, subrayó, la escucha activa es “una herramienta de diálogo que sirve para entender qué es lo que estoy escuchando, ordenar un poquito la conversación. ¿De dónde vienen los conflictos? No vienen de la nada, tienen un origen. Hay una posibilidad de prevenir, de mitigar, de transformar los conflictos (...) los conflictos usualmente son historias, son memorias, son experiencias, son instituciones que no funcionan de distintas formas. ¿Cómo entender todo esto? Si tú transformas el proceso de entender esto, en un proceso transaccional, en una negociación, no va a servir porque no vas a tener gente que te cuente qué está sucediendo, pero si tienes fuentes, tienes participantes, construyes el análisis de una forma incluyente, diversa, puedes entender qué hay debajo del témpano de hielo”.
Finalmente, el director indicó: “¿Para qué sirve un proceso de diálogo? para identificar posibilidades, para ordenar lo que nos está pasando (...) No es necesario ni olvidar ni perdonar ni justificar el dolor, pero cuando hay dolor, con la memoria puedes construir”.
Una jornada de encuentro para la comunidad universitaria
Durante el taller, que se extendió por toda la mañana, el equipo del Centro Nansen guió diversas dinámicas en que las y los participantes de la comunidad universitaria pudieron ejercitar aspectos relevantes del diálogo como la escucha activa y cómo crear espacios más dialogantes. Una de sus asistentes fue la académica de la Facultad de Gobierno, Verónica Figueroa Huencho, quien comentó que “la jornada ha sido muy necesaria. Creo que parte del rol que tiene que tener la Universidad de Chile, no es solamente hablar de diálogo, proponer diálogo, sino también estar predispuesta al diálogo”.
La también presidenta del Consejo de Evaluación, agregó que son positivas “este tipo de actividades, cuando uno ve aquí que la comunidad, de manera transversal, de manera triestamental participa, se mira a los ojos, se toma una pausa (...) para conversar y dialogar. Creo que el diálogo debería ser una competencia transversal y que deberíamos preocuparnos de que esté en nuestras políticas y que también esté muy presente en la formación de las futuras generaciones. Creo que ahí también está el gran desafío, que cuando hablamos de diálogo, de conflicto, de diferencias, de diversidad, son temas que no podemos esquivar, pero sí tenemos que, como Universidad, poner a disposición las herramientas, los espacios para que ese diálogo se produzca y que sea beneficioso para todos”.
Por su parte, Valentina Vázquez, profesional de la Dirección de Bienestar y Desarrollo Estudiantil, comentó que “me sorprendió igual. Me gustó la dinámica de los diálogos y me gustó no saber con quién me iba a encontrar. Aproveché de ver caras nuevas y fue bueno parar un poco de la rutina, y decir ya, mirémonos las caras y conversemos (...) el trabajo en la Universidad o en particular lo que hacemos nosotras que requiere harto diálogo con estudiantes, es súper desafiante en términos de adquirir herramientas, justamente para el diálogo y la resolución de conflictos, y siento que no siempre esas capacidades están instaladas desde antes. Entonces, me parece muy bien tener este espacio de aprendizaje, de adquirir conocimientos que tengan que ver con el diálogo, pero que también uno puede aplicar en la vida personal o las relaciones laborales. Siento que es un espacio de crecimiento súper valioso”.
Braulio Abarca, estudiante de quinto año de Periodismo, mencionó que llegó sin mayores expectativas, pero “la idea de abarcar el diálogo hasta niveles políticos fue súper interesante y me parece súper bueno, sobre todo en una sociedad como la nuestra, que en este momento se considera que está rota políticamente, con muchos desencuentros, con muchos temas de disputa y en el fondo, hablar de esto, del diálogo hacia la paz, ayuda mucho en ese sentido”. Su compañero de curso, Eduardo Molina, en tanto, manifestó que “me ha parecido muy interesante, muy entretenido. Creo que hacen falta más instancias como esta en la Universidad (...) fue interesante conocer y aprender de personas que nunca nos habíamos topado y que, si no fuera por esta actividad, no habríamos podido intercambiar palabras. Como estudiante, agregó, participar de estas instancias “es fundamental”, desde lo más básico “como puede ser un trabajo que nosotros desarrollemos en un grupo (...) o cosas en las que tengamos diferencias con nuestros profesores o cosas que van a nivel más grande (...) es importante contar con herramientas para poder llevar esas problemáticas y poder encontrar soluciones al final, encontrar puntos de encuentro, diálogo, poner la discusión sobre la mesa y tener ese ánimo de poder conversar”.