A pesar de las realidades sociales y políticas distintas que les definen, Chile y Bélgica aparecen como casos similares en cuanto a segregación educativa y políticas de mercado en educación. Chile se caracteriza por una segregación generalizada en el sistema escolar, y aún más en la élite económica, lo cual tiende a replicarse parcialmente para este grupo en la educación superior. En la Bélgica francófona, la segregación es más homogénea en los distintos segmentos socioeconómicos de la población, pero su índice de segregación es más alto en el grupo más desfavorecido (percentil 10).
En Chile, por ejemplo, según datos de PISA 2018, para lograr una distribución equilibrada de estudiantes del percentil socioeconómico 80, el 59% tendría que cambiar de establecimiento educativo. En la Bélgica francófona, tendría que hacerlo el 41%. Más aún, si en Chile se quisiera lograr una distribución homogénea de estudiantes del 10% más vulnerable, habría que cambiar al 52% de establecimiento; y en Bélgica francófona, al 52%.
Ambos países tienen elementos históricos, culturales y organizacionales que tienden a operar como frenos en la reducción de la segregación educativa, entre ellos, la presencia de un sector privado-subvencionado relevante, un papel histórico del sector católico como proveedor de servicios educativos y la presencia de un mercado o cuasi-mercado educativo. Ambos, además, han iniciado reformas educacionales destinadas a disminuir la segregación con un diagnóstico común: un análisis en profundidad de la aplicación de dichas políticas revela la dificultad de aplicar políticas que carecen de legitimidad en el tribunal de la opinión pública.
Estos son los temas que se abordarán el próximo jueves 1 de diciembre en el seminario internacional “Mercados educativos y segregación. ¿Qué podemos aprender de Bélgica y Chile?” , organizado por el CIAE/IE de la Universidad de Chile; la Universidad Alberto Hurtado y la Universidad Católica de Lovaina, con el apoyo de LLECE UNESCO. La actividad se enmarca en un proyecto de colaboración entre las tres universidades, que busca consolidar una red de investigación del análisis de las políticas educativas en materia de segregación en contextos de cuasi-mercados, como es el caso de Chile y Bélgica.
“El proyecto de ciudadanía y el combate a la disminución de la cohesión social en nuestro país necesariamente pasan por tener un sistema educativo y escuelas integrados, más aún cuando tenemos una pandemia que ha impactado fuertemente y que exacerbará las brechas de aprendizaje y las diferencias sociales”, dice el director del CIAE, Juan Pablo Valenzuela.
“En Chile, en la mayor parte de los establecimientos escolares existe poca mixtura social, lo que puede atentar contra una mayor cohesión social en el país, además de tener un impacto negativo en los aprendizajes”, agrega Javier Corvalán, académico de la Universidad Alberto Hurtado.
El académico agrega que los desafíos de Chile en esta materia han crecido con el aumento de la población migrante: “los últimos datos que se disponen indican que solo un 3% de las escuelas urbanas del país concentran más de un 10% de estudiantes migrantes, es decir, que estos tienden a estar segregados en un grupo reducido de escuelas. Como ha ocurrido en otros países, el riesgo de consolidar guetos educativos altamente estigmatizados está latente”, señala.
Juan Pablo Valenzuela agrega que a esto se le suma el financiamiento compartido, que sigue aplicándose a cerca del 20% de la matrícula escolar del país. “La ley de Inclusión tendrá un efecto acotado en la recomposición social del sistema escolar si no terminamos con el financiamiento compartido, porque el acceso a estos establecimientos sigue estando condicionado a que las familias cuenten con recursos financieros para pagar por una mensualidad, a pesar que el Estado les entrega financiamiento a través de las subvenciones escolares”, afirma el director del CIAE.
Por otro lado, en Bélgica (más aún en la parte francófona del país), el sistema educativo se distingue también por altos niveles de segregación escolar, tanto entre establecimientos escolares, como entre tipos de formación y de clases. “Esto se explica por la historia particular de la construcción política del país y del sistema educativo. Si la segregación académica aparece como la más aguda, la segregación socioeconómica es muy fuerte también. De forma interesante, la segregación escolar no sólo refleja sino que amplía la segregación residencial, lo que apunta hacia el rol del sistema educativo y en particular del cuasi-mercado”, explica Marie Verhoeven.
El seminario abordará los desafíos de ambos países en estas temáticas, cómo han evolucionado y qué falta por hacer, junto con promover el intercambio de aprendizajes.
Durante la jornada participarán destacados panelistas de la Universidad Católica de Lovaina como, Marie Verhoeven, Hervé Pourtois, Hugues Draelants y Vincent Dupriez; así como expositores de la Universidad Autónoma de Barcelona, como Xavier Bonnal y Adrián Zancajo. Entre los expositores nacionales se encuentran María Teresa Rojas, académica Universidad Alberto Hurtado; Juan Pablo Valenzuela, director CIAE/IE Universidad de Chile y Cristián Bellei, académico del CIAE Universidad de Chile y de la Universidad Austral.
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