En diciembre de 2021 y tras un cambio de dirección en el establecimiento, el equipo de gestión de la Escuela Herminda de La Victoria de Cerro Navia lideró un circuito de indagación colectiva con el fin de visualizar los principales desafíos a priorizar derivados de la pandemia y el retorno a la presencialidad, como posibles acciones para abordarlos de manera efectiva.
Así, se diseñó un plan estratégico para el año 2022 basado en tres pilares: acompañamiento docente, priorización curricular y bienestar socioemocional.
“Había que hacer un diagnóstico de la pandemia, pero también enfrentar los desafíos que nos iban a tocar con la presencialidad. Teníamos que equilibrar entre el rigor académico y el aprendizaje socioemocional, teníamos que priorizar, no podíamos hacer todo y equilibrar y focalizar entre qué íbamos a trabajar del rigor académico y qué íbamos a trabajar del aprendizaje socioemocional”, comenta la directora del establecimiento Cinthia Borges.
La experiencia de su escuela es una de las incluidas en el estudio “Buenas experiencias para la recuperación de las brechas de aprendizajes y del bienestar socioemocional en tiempos de pandemia” que realizó el CIAE de la Universidad de Chile, con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
El documento recoge algunas experiencias positivas que han sido implementadas en establecimientos educativos, en específico en los cursos desde Transición Menor hasta 4° básico, para abordar los desafíos prioritarios derivados de la pandemia. En específico, buscó identificar aspectos clave de las experiencias exitosas en abordar estos desafíos y fomentar la colaboración entre actores educativos para enfrentar la crisis.
Los resultados de este estudio, así como las experiencias de dos de las escuelas, narradas por sus directoras, fueron presentadas en el webinar “Buenas experiencias para la recuperación de las brechas de aprendizajes y del bienestar socioemocional en tiempos de pandemia”, que se realizó el miércoles 9 de agosto de 2023.
Para recopilar estas experiencias se utilizaron los datos proporcionados por la Encuesta Nacional de Monitoreo de Establecimientos en Pandemia (ENMEP), que realizan el CIAE de la Universidad de Chile, la Escuela de Gobierno y la Escuela de Sociología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, con el apoyo del Ministerio de Educación y la Subsecretaría de Educación Parvularia.
Así, a partir de las percepciones de los directores y directoras recogidas por la ENMEP y de las estrategias que éstos aplicaron para enfrentar los desafíos de la pandemia y de la efectividad percibida, el equipo de investigadores del CIAE identificó aspectos relevantes del proceso, como los recursos dispuestos por los establecimientos y las barreras y/o facilitadores que se les han presentado.
También se seleccionaron 10 experiencias para estudiarlas en profundidad. Cinco de ellas fueron estrategias para abordar los rezagos en aprendizajes y cinco para abordar el bienestar socioemocional estudiantil.
“En promedio, los establecimientos implementaron 3 acciones. Algunas funcionaron muy bien, otras debieron ajustarse, pero todas tienen elementos en común de los que podemos aprender. Además, pueden ser adaptados para ser replicados en otros establecimientos”, explicó Juan Pablo Valenzuela, director del CIAE y uno de los autores del estudio.
En las estrategias de recuperación de aprendizajes se identificaron elementos comunes:
1. La importancia del bienestar socioemocional, como base necesaria para que los/as estudiantes puedan trabajar en adquirir los aprendizajes esperados.
2. El valor del trabajo colaborativo y articulado, tanto de equipos directivos, de gestión, convivencia escolar y aula.
3. El rol de las familias como un apoyo fundamental para la continuidad del desarrollo de las estrategias fuera del aula.
4. Utilizar los recursos con los que ya cuenta el establecimiento educacional.
5. Mantener la priorización curricular, ya que se considera que la presión por abarcar el currículum completo dificulta la labor docente.
6. Asegurar la presencialidad de todos/as los/as estudiantes durante toda la jornada escolar.
7. Recibir apoyo por parte del/a sostenedor/a del establecimiento.
8. Considerar los resultados más allá de los indicadores cuantitativos, observando, además de instrumentos como el Diagnóstico Integral de Aprendizajes (DIA) u otras evaluaciones internas, la experiencia cotidiana.
“Lo más importante era que la comunidad se había desarrollado y confiaba en nosotros, el 92% de estudiantes sabía que la convivencia escolar era óptima y que el equipo del colegio estaba involucrado en su bienestar socioemocional. También nos dimos cuenta de que la educación es un abanico de experiencias, no tan solo son contenidos”, relató Cinthia Borges, directora de la Escuela Herminda de La Victoria.
Talleres para apoderados
En la Escuela María Luisa Bouchon, de San Fernando, tenían claro que garantizar la presencialidad de los/as niños/as no sería suficiente para responder a las necesidades críticas que la pandemia trajo para el estudiantado. Así, se decidió colocar el foco en los/as apoderados/as.
“La familia es el apoyo principal del aprendizaje y no debemos dejarla a un lado. ¿Qué nos llevó a esto? Fue a partir de la reflexión que hicimos en cuanto a qué estaba ocurriendo (niños poco motivados, apoderados preocupados) y qué recursos teníamos para abordar la situación. Teníamos recursos invaluables como el compromiso y la disposición de funcionarios del establecimiento y había que sacarle el máximo provecho para definir qué era lo que queríamos lograr”, reflexiona la directora del establecimiento, Beatriz Belmar.
La respuesta fueron talleres mensuales para los apoderados, con quienes se trabajaron temas como bullying, autocuidado, fomento lector, ciberseguridad, entre otros, los que eran identificados previamente por una dupla psicosocial que se contrató específicamente para esta labor. Además, se realizó un seguimiento individual con cada estudiante y se trabajaron las habilidades de contención y apoyo socioemocional con el cuerpo docente, de manera que éste incorporara dinámicas para fortalecer el bienestar socioemocional a sus prácticas pedagógicas.
Precisamente el apoyo de las familias fue uno de los elementos claves encontrados por el equipo de investigadores en las experiencias de las escuelas en la recuperación del bienestar socioemocional. Los otros elementos en común fueron:
1. Trabajo colaborativo y articulado entre los equipos de profesionales del establecimiento.
2. Desarrollo de habilidades (inter)personales.
3. Usar la hora de Orientación.
4. Utilizar los recursos disponibles en la escuela.
5. Considerar las etapas de los y las estudiantes, desarrollando, a veces, acciones diferentes para cada grupo.
6. Apoyo del sostenedor.
“La pandemia dejó grandes retrocesos, pero a partir del trabajo educativo que realizaron las comunidades para responder a ella, hay lecciones que pueden contribuir a transformar la educación. En esa línea un aprendizaje que se desprende de este estudio es que la relación entre el estado emocional es inseparable de los aprendizajes”, sintetizó Francisca Morales, oficial de UNICEF en Chile.
Con ella coincidió el director del Centro de Estudios del Mineduc, Sebastián Araneda: “Algo que queda claro con estas experiencias es que la pandemia trajo desafíos y recetas nuevas. Para reactivar la educación, necesitamos nuevas recetas. Los y las estudiantes necesitan volver a un aula distinta. Estas experiencias reflejan de manera clara hacia donde debe ir esta nueva educación”, precisó.