La Casa Central de la U. de Chile, junto con ser escenario de la historia del plantel, es también el espacio de desarrollo de distintos hitos culturales. Uno de ellos se gestó en la denominada “Sala Universitaria”, espacio ubicado en el segundo piso del ala oriente del palacio universitario, que inició sus actividades en 1944 como parte de las labores de extensión del plantel. En 1945, la administración de la sala fue delegada al Instituto de Extensión de Artes Plásticas, entidad que definió los lineamientos curatoriales del espacio. Con el transcurrir de los años, este lugar se convirtió en un espacio relevante en la escena local, condición que le permitió albergar importantes exposiciones nacionales e internacionales.
Parte de estas exhibiciones fueron investigadas por el académico del Departamento de Teatro de la Universidad de Chile (Detuch), Rodrigo Bruna como parte de la investigación “Antecedentes de la instalación (arte) en Chile: Estudio y puesta en valor de tres exposiciones realizadas en la Sala Universitaria, 1969-1971”, financiada por Fondart.
En este trabajo, el profesor se adentró en muestras que utilizaron el dispositivo de la instalación como forma de expresión, constituyéndose en pioneras en este ámbito que se caracteriza por “el uso del espacio, el cual no solo ocupa, sino que también actúa sobre este, con el fin de generar experiencias perceptivas y cognitivas que ponen de relieve el papel del espectador como agente transformador del espacio y de su significado”.
Como tal, los albores de la instalación artística se sitúan en las vanguardias de principio del siglo XX, con obras como Hannover Merzbau (1923-1936) de Kurt Schwitters, Prounenraum (1923) de El Lissitzky y Plafond chargé de 1200 sacs a charbon (1938) de Marcel Duchamp; pero su validación institucional en el contexto internacional vino con la exhibición Space (1969), realizada por la curadora norteamericana Jennifer Licht, en el Museum of Modern Art de Nueva York.
En el caso de Chile, los tres casos de investigación del profesor Bruna evidencian la existencia temprana de obras que responden a los principios que rigen la práctica de la instalación (arte).
Las obras
Espacios escultóricos (Víctor Hugo Núñez, 1969) explora las posibilidades espaciales del lugar a partir de una escenografía expresionista, que atiende a la contingencia del momento. “Quería simbolizar que el país estaba de luto por la represión brutal en contra de los trabajadores en el norte del país”, señala en una entrevista que está disponible en el portal. Con esta obra, el artista hace referencia a la muerte de mineros en la mina El Salvador, hecho ocurrido en 1966 a manos de militares y policías: En voz de Núñez: “la obra nos muestra una realidad que se vive, pero no se quiere ver”.
El trabajo de Carlos Peters y María Cristina Matta data de 1971. En esta instalación, ambos artistas dan forma a una exposición en la que se mezclan pinturas, objetos y sonidos, lo que da cuenta de un imaginario desbordante, que retrata los gustos y la idiosincrasia de las capas populares de la sociedad chilena. “Nosotros no sabíamos que estábamos provocando un cambio en el lenguaje expresivo”, comenta Carlos Peters en la entrevista grabada.
Finalmente, la obra de Francisco Brugnoli data del mismo año. En ella -a través de sus “pegoteos” de overoles, objetos y textos impresos- el artista se aleja de la bidimensionalidad del cuadro e indaga en el imaginario popular presente en la ciudad. En palabras de Virginia Errázuriz, viuda del artista, “estos trabajos corresponden a un periodo en un contexto especial de Chile, yo diría a una deriva de todos los trabajos que hicimos al interior de la Escuela de Bellas Artes de la chile en relación al collage y a los papeles y reproducir la idea del objeto”.
Los resultados de este proyecto se encuentran disponibles en la web instalacionarteenchile.cl con el fin de dar cuenta del proceso investigativo y, además, compartir con el público el material pesquisado, compuesto por entrevistas realizadas a los propios artistas, planimetrías, recopilación de fotografías de las obras expuestas, reconstrucción digital de obras, material de prensa de la época, entre otros.
Una investigación pionera asequible al público
La importancia de este trabajo, destaca Rodrigo Bruna, “radica en su condición inédita al interior del campo de la historia del arte local. Esta condición determina el aporte de este trabajo no solo al campo historiográfico, sino también al ámbito patrimonial, dado que esta investigación propone el rescate de un espacio clave en el desarrollo de las artes visuales en Chile”.
Además, destaca el especialista de la U. de Chile, el trabajo “ofrece la oportunidad de conocer y entender una práctica contemporánea desde una mirada situada y a partir de la voz de los propios artistas, quienes asumen el rol de productores y promotores de una práctica que cuestionó la condición transable y museable de la obra de arte”.
Gracias a este proyecto el investigador logró reconstruir digitalmente, junto a los arquitectos Pablo Cerna y Nicolás Allende, las exposiciones, permitiendo generar una aproximación al montaje real realizado por los artistas en la Sala Universitaria. Este proceso fue posible gracias a las entrevistas realizadas a los propios artistas y a la recopilación de fotografías de las obras expuestas. A través de este material se pudo analizar aspectos desconocidos de cada trabajo vinculados a su materialidad, escala, circulación, espacialidad e iluminación. De igual modo, la recolección de documentos escritos y prensa del período, permitió la reconstrucción del contexto de producción y el campo discursivo en el que se insertan estas exposiciones.
“La página web la entiendo como un medio que permite dar cuenta del proceso investigativo y de sus resultados. En ella se visualizan claramente las etapas del proyecto y sus alcances. Del mismo modo, se podrán ver las entrevistas hechas a los artistas, junto a la reconstrucción en 3D de cada exposición. A través de esta web se ponen en valor estas exposiciones, sus autores y el espacio que las alberga”, comenta Rodrigo Bruna, quien además añade que parte de esta investigación también se convierte en un homenaje al artista y académico Francisco Brugnoli —quien falleció en 2023 y que recientemente fue homenajeado con la denominación de la plazoleta frente al MAC con su nombre— a través de la reconstrucción de una de sus exposición emblemática.
Diálogos en torno a una experiencia “arqueológica”
Los resultados de esta investigación -financiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes (Fondart) línea de investigación-, fueron presentados en la Sala Enrique Sazié de la Casa Central de la U. de Chile. En la cita participó la curadora del Museo Nacional de Bellas Artes, Paula Honorato, quien mantuvo una conversación con el profesor Rodrigo Bruna. La cita contó además con la participaron tres de los artistas investigados, junto a Virginia Errázuriz, viuda de Francisco Brugnoli.
“Esta investigación, es de gran importancia para la historia en torno a la Universidad de Chile y su compromiso con las artes y las ciencias, toda vez que reconstruye de manera muy significativa las huellas patrimoniales de un espacio abierto y de avanzada para el arte contemporáneo nacional, al interior mismo de su Casa Central, en los años previos a la dictadura militar. Reconocer y reconstruir la historia de la denominada entonces ‘Sala Universitaria’ permite calibrar el impacto de diversas propuestas de instalación artística (antes incluso de su conceptualización como tal en Chile) en un país que experimentaba procesos sociales muy vivos, y donde la Universidad de Chile no estuvo ajena a ellos”, dice Macarena Alarcón, directora (s) del Archivo Central Andrés Bello.
“Me parece muy importante la investigación porque esto no se había hecho. Esta combinación entre reconstrucción arqueológica, teoría e historia del arte, hace que se abran nuevas perspectivas y comprendamos los fenómenos culturales desde puntos de vista nuevos. Sin duda es un gran aporte”, recalca Paula Honorato, curadora de la muestra “Formas Políticas: escultura contemporánea en Chile 1965-2005” en el MNBA, junto a Mauricio Bravo y Luis Montes, académicos de la Universidad de Chile.
Dentro de las obras que se presentarán se reconstruyeron algunas obras de Núñez y Peters exhibidas en la Sala Universitaria.
El desarrollo de este proyecto fue posible gracias al patrocinio del Archivo Central Andrés Bello, la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones, la Dirección de Creación e Investigación de la Facultad de Artes y el Detuch.