Desde que a finales de la década de los ’80 Cynthia Enloe preguntó ¿dónde están las mujeres en Relaciones Internacionales? Esta interrogante no ha hecho más que constatar una situación: la invisibilidad de las mujeres en los asuntos internacionales, en especial en lo que refiere a su participación en política exterior, tanto en su práctica político-diplomática como en su teorización. Dicha constatación, me permite subrayar el honor que significa presentar un libro que nos invita no solo a releer aspectos de nuestra historia reciente, sino que a profundizar en el análisis y la reflexión sobre la participación de las mujeres, como agentes de significación en el quehacer internacional y en los procesos históricos.
En esta línea, Mujeres y Relaciones Internacionales en el Siglo XX: Historia y Presencia en un Mundo en Transición explora el papel de la mujer en los asuntos internacionales durante el siglo XX. Publicado en 2024 por la Secretaría de Relaciones Exteriores de México, este volumen, editado por Fabián Herrera León, Itzel Toledo García y nuestra querida embajadora Laura Beatriz Moreno Rodríguez, destaca por su ambicioso alcance y su enfoque matizado. No se limita a celebrar los logros de las mujeres, sino que examina críticamente la compleja interacción entre género, cultura y poder en el ámbito internacional. Felicito, asimismo, esta iniciativa porque estoy convencida de la necesidad de generar en nuestro idioma y desde nuestra mirada más investigación sobre estos temas.
Los/as autores/as provienen de diferentes disciplinas como la historia, la ciencia política y los estudios de género, lo cual enriquece el análisis al ofrecer una visión multidisciplinaria de los temas. Por otra parte, la diversidad de nacionalidades entre los/as autores/as y los temas abordados aporta una perspectiva amplia y compleja sobre cómo las mujeres latinoamericanas y de otras partes del mundo han influido en la diplomacia y en la política exterior a lo largo del siglo XX. Esta variedad permite una exploración crítica que considera tanto el contexto cultural como político en el que estas mujeres vivieron y trabajaron.
Es de destacar lo valioso para las futuras investigaciones del enfoque metodológico que utiliza diversos acervos- y especialmente fuentes primarias- que permiten reconstruir historias gracias a documentos históricos, de hemeroteca y obras publicadas por las mujeres protagonistas de este trabajo colectivo. Es, en adición, un logro más de un gobierno que ha tratado de cambiar canones arraigados en un país historicamente machista, que plantea una política exterior feminista y que enfrenta los desafios con la honestidad de quien quiere resolverlos.
Más allá de su enfoque académico, el libro resulta de gran interés para un público amplio, al presentar historias inspiradoras y evidenciar el impacto a largo plazo de las acciones de estas mujeres; contando, asimismo, con autoras y autores, lo que no es muy común en las historias de mujeres
El libro está cuidadosamente estructurado en cuatro secciones distintas pero interconectadas. La primera, «El Papel de la Familia Diplomática», profundiza en las contribuciones, a menudo invisibles, de las esposas y familiares de los diplomáticos. El sugerente nombre del primer artículo explica mucho del contenido de la sección: “la compañera de vida y trabajo: que quedó en el olvido”. Desafía las narrativas tradicionales que a menudo relegaba a estas mujeres a un papel puramente social, destacando su participación crucial, a menudo no reconocida, en las tareas diplomáticas, desde la gestión de los hogares y los eventos sociales hasta su actuación como traductoras y asesoras no oficiales. Este apartado aborda las complejidades de la actuación de las mujeres dentro de las estructuras patriarcales, humanizando una profesión que en el imaginario colectivo casi solo presenta ventajas y glamour, pero no sus altos costos. Un problema no solo de México. En definitiva, los autores ilustran la intersección entre las luchas personales de tres mujeres y las dinámicas globales.
La segunda sección, «Escritura, Enseñanza y Diplomacia», se centra en las mujeres que aprovecharon sus habilidades en la escritura y la educación para dar forma al discurso internacional. En concreto, son relevadas las diversas formas en que las mujeres utilizaron sus capacidades intelectuales para influir en los asuntos mundiales, desde la difusión de información hasta el cuestionamiento de las ideologías dominantes: ejemplos de cómo la educación, el activismo y la literatura pueden entrelazarse con la política en la búsqueda de la equidad y la justicia social.
Palma Guillen nos invita a reflexionar sobre la importancia de hombres como el Presidente Cardenas en esta lucha. Aquí también conocemos a Rosario Castellanos en una faceta distinta a la que leímos en Elena Poniatowska. Una Rosario cuyas columnas nos ilustran sobre la vida diplomática, ese camino que toma porque tiene esa maravillosa frase que le encanta estar naciendo. En esta historia conocemos a una mujer que, sin duda, ha sido parte determinante del camino transitado por las mujeres mexicanas que buscaron tener su propia voz. Así también, Flora Bottom, una pionera: sinóloga, ya antes del boom que vivimos hoy día una académica y agregada cultural
La tercera parte, sobre los Organismos Internacionales, está más vigente hoy que nunca. Se analiza aquí la lucha que libraron para navegar en estructuras patriarcales, lograr el reconocimiento dentro de estas instituciones y abrir caminos para futuras generaciones de mujeres en la diplomacia y la gobernanza internacionales. Se destacan en esta sección las pioneras que desafiaron las normas y rompieron los techos de cristal. Es de destacar que evita un enfoque puramente cronológico y, en su lugar, examina diferentes aspectos del compromiso de las mujeres con los Organismos Internacionales, como la Sociedad de Naciones y sus organizaciones sucesoras. También reconoce el contexto sociopolítico en el que actuaron las mujeres, incluidas las estructuras patriarcales imperantes y el impacto de los acontecimientos geopolíticos. Entre ellas Paulina Luisi, tantas veces soñando dejar de ser la única en la foto. Isabel Oyarzun quien en su exilio en México siguiera arduamente trabajando, y la divertida anécdota de Margarita Robles perdonen que no diga de Mendoza, y Amalia de Castillo Ledón .
El último apartado, en línea con el desarrollo de la historiografía contemporánea, se dedica a las redes transnacionales y al activismo de las mujeres en las relaciones internacionales, abarcando movimientos más allá de las estructuras institucionales formales. Se explora aquí la creación de redes informales, la movilización en el ámbito de los movimientos sociales y las innovadoras estrategias que emplearon para lograr sus objetivos. Subrayando la importancia del trabajo colaborativo, el apoyo mutuo, la resiliencia y la resistencia ante las estructuras de poder.
La obra no se limita a describir las acciones de las mujeres, sino que analiza en profundidad los factores sociales, políticos y culturales que conformaron su experiencia. Como señala la historiadora canadiense Margaret Macmillan, quien hace un hermoso trabajo sobre sobre los personajes del pasado y que citan los editores “Y sin embargo, lo que todas ellas hicieron, quedará para la posteridad o no, fue dar testimonio de sí mismas y de los mundos en los que se movieron. Nos llaman la atención desde el pasado y tratan de recordarnos que fueron seres humanos iguales que nosotros, y gracias al legado de sus escritos nos permiten escribir historia”. Margaret MacMillan, Las personas de la historia, 2017.2
En suma, se trata de una obra fundamental para el estudio de las relaciones internacionales, la historia de las mujeres y la historia de América Latina, que invita a una reflexión crítica sobre la invisibilización histórica de la participación femenina en el quehacer internacional y las complejidades de las relaciones de género en dicho ámbito. Es una obra rigurosa y accesible, que seguramente se convertirá en una referencia fundamental para investigadores, estudiantes y todo aquel que desee comprender con mayor profundidad el papel de las mujeres en la creación del mundo contemporáneo y las resistencias que debieron enfrentar y que aún enfrentan.
Me gustaría terminar señalando que no olvidemos que el lugar de algunas mujeres hoy está lleno de esas y otras historias individuales que han tratado de ser borradas de forma sistémica, que aún queda mucho por delante y es nuestra responsabilidad visibilizar esta trayectoria. Felicito a los editores y como ellos señalan, "la historia internacional de las mujeres es una gran historia".