La muestra, coordinada por el artista y académico del Departamento de Artes Visuales (DAV) de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, Enrique Matthey, forma parte del proyecto de arte, docencia y extensión Cabo de Hornos, que desde 2019 reúne a duplas de artistas visuales en el Centro Patrimonial Posada del Corregidor, fomentando el diálogo entre sus imaginarios y materialidades. Esta instancia busca explorar nuevas formas de expresión artística y generar un vínculo con el público a través de actividades de mediación y extensión.
En esta edición, Casi nada de Livia Marín y La nueva moral del ocre de Tomás Fernández confluyen para reflexionar sobre la materialidad y los lenguajes artísticos contemporáneos.
Tomás Fernández: un ocre radical de la intimidad
Sobre la génesis de su trabajo, Tomás Fernández, artista visual y docente del Departamento de Artes Visuales de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile señala: “La propuesta busca expandir lo que hice en la muestra 'La moral del ocre' dentro del contexto de 'Slash', en el MAC, el año 2023. En ambas trabajé con una paleta similar, marcada por amarillos, grises, rojos y tierras y por el tipo de imágenes, perversas y al mismo tiempo ambiguas, algunas bordeando la abstracción. Son pinturas con una superficie muy cargada y en la que mezclo un material noble y con una vasta tradición, como el óleo, con pinturas de ferretería e incluso con objetos de uso cotidiano, como paños de cocina, papel aluminio, un guante de látex, una polera”.
Respecto a su proceso creativo, destaca: “el constante ensayo y error. Cuando voy a empezar un cuadro, reviso croqueras que vengo realizando hace varios años. En ellas he ido recopilando dibujos, apuntes rápidos de imágenes fotográficas de las más diversas fuentes: películas, cómics, grabados japoneses, pintura pompeyana, iluminaciones medievales, por nombrar algunas. Abordar la pintura a partir de este material, me permite distanciarme de dichas fuentes, porque lo que queda es apenas un fantasma difuso de ellas. Luego, cuando traslado esos dibujos a pintura, suelo cometer muchos errores. En ese constante tanteo de hacer aparecer formas, borrarlas, agrandarlas, achicarlas, no pretendo ocultar. Por el contrario, cada intento fallido va cargando la superficie de materia, de espesor”.
Finalmente, al describir su muestra, el artista comenta: “Diría que trata de pintura, de problemas de color y, sobre todo, de superficie. Aquellos aspectos formales son puestos en tensión con lo representado en estos cuadros. Son pinturas raras, violentas, perversas, turbias, sucias, en más de un sentido; pero al mismo tiempo, con un cierto grado de refinamiento”.
Un espacio de diálogo artístico
El Centro Patrimonial Posada del Corregidor se transforma, con esta nueva edición de Cabo de Hornos, en un punto de encuentro para reflexionar sobre las formas y los contenidos del arte contemporáneo. A través de las propuestas de los artistas visuales Marín y Fernández, la muestra invita a los visitantes a un espacio de descubrimiento, donde las obras de dialogan en un marco que explora los límites y las posibilidades del arte contemporáneo.
La iniciativa, que se desarrolla desde 2019, ha sido fundamental para la difusión del arte chileno contemporáneo, reuniendo tanto a artistas consagrados como emergentes. Con una curaduría que fomenta la interacción de diversas disciplinas y estilos, Cabo de Hornos se consolida como un proyecto clave en la escena cultural de Santiago, fortaleciendo los lazos entre el arte y el patrimonio.
Esta doble exposición se presentará hasta el martes 28 de enero de 2025 en el Centro Patrimonial Posada del Corregidor ubicado en la calle esmeralda #749 (cercana a las estaciones Bellas Artes y Plaza de Armas, línea 5). Horarios: lunes a viernes de 10:00 a 13:00 y de 14:00 a 17:00 horas. Sábado de 10:00 a 13:00 horas. Entrada liberada.
Sobre los artistas
Livia Marín Firmani (1973) es Licenciada en Bellas Artes con mención en escultura por la Universidad ARCIS. En 1999 obtuvo un Magíster en Artes Visuales en la Universidad de Chile y en 2003 completó un Diplomado en Estética y Pensamiento Contemporáneo en la Universidad Diego Portales. Reconocida por su exploración de la fragilidad y la transformación de los objetos cotidianos, Marín ha desarrollado una carrera que entrelaza técnica, concepto y sensibilidad poética.
Tomás Fernández Díaz (1985) vive y trabaja en Santiago. Su obra se desarrolla a partir de una práctica pictórica rigurosa que cuestiona la pertinencia de la pintura en la era tecnológica. Fernández indaga en temas como la precariedad, la economía de medios y la manualidad, abordando tópicos clásicos como el bodegón y el paisaje con una mirada crítica, cargada de melancolía, sarcasmo y humor.