En febrero de 2025, la Dra. Cecilia Baginsky, académica de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile, participó como panelista en el Diálogo Técnico de la FAO, celebrado en la sede del Ministerio de Desarrollo Agropecuario y Riego (MIDAGRI) de la República del Perú. Su intervención abordó el rol fundamental de las legumbres en la sostenibilidad agrícola, con especial énfasis en el poroto y su potencial para enfrentar los desafíos del cambio climático y la seguridad alimentaria.
Uno de los temas centrales de la discusión fue la diversidad genética de las legumbres y su capacidad de adaptación a condiciones climáticas adversas, como el estrés hídrico y las altas temperaturas. La Dra. Baginsky destacó la importancia de los bancos de germoplasma, como el del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), que resguardan miles de accesiones de frijol de distintas partes del mundo, aunque aún queda mucho por investigar sobre su resistencia a factores ambientales extremos.
En cuanto al consumo de legumbres, la académica resaltó en su exposición, la necesidad de promover su incorporación en la dieta diaria. Según explicó, en Chile, el consumo de porotos no supera el kilo per cápita al año, lo que motivó a un grupo de investigadoras a la creación de un libro durante la pandemia para fomentar su consumo a través de un concurso nacional de recetas que recuperan saberes ancestrales.
Según explicó la profesora Baginsky, la contribución del poroto a la sostenibilidad agrícola se debe a su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico en el suelo, lo que mejora la fertilidad del suelo y reduce la necesidad de fertilizantes químicos. Además, indicó que su incorporación en rotaciones de cultivos favorece la biodiversidad y la resiliencia de los sistemas agrícolas frente al cambio climático.
“Las leguminosas y entre ellas el poroto, tienen un rol esencial en la agricultura moderna por ser cultivos que pueden enfrentar gran parte de estos problemas mejorando la salud de los suelos y disminuyendo la contaminación ambiental producida por el uso excesivo de fertilizantes nitrogenados”, agregó la académica.
Asimismo, subrayó la drástica reducción de la superficie cultivada de poroto en Chile, que ha pasado de más de 100.000 hectáreas hace 30 años a menos de 10.000 hectáreas en la actualidad. En este contexto, resaltó la urgencia de aumentar la producción y el consumo de legumbres como una estrategia clave para mitigar el impacto del cambio global y fortalecer la seguridad alimentaria.
En su intervención la investigadora, explicó que nuestro país cuenta con variedades locales de poroto, que no han sido explotadas y que tienen un alto valor nutricional y culinario. “Se ha observado que, de las 1.200 variedades o accesiones repartidas entre Arica y Chiloé, se consume de manera masiva un escaso porcentaje (no más de siete por ciento), sub-utilizándose un recurso genético que podría constituirse en un importante aporte nutricional a la dieta de los chilenos, generando sistemas agrícolas sostenibles, un sello diferenciador a la gastronomía y otorgándoles además una identidad territorial”.
El evento internacional también permitió reflexionar sobre la necesidad de fortalecer la investigación en torno a variedades de poroto con mayor resistencia a la sequía y mejores cualidades nutricionales, como la variedad Polo, que supera el 34% de proteína. La Dra. Baginsky enfatizó la importancia de la investigación participativa y transdisciplinaria para generar evidencia científica que respalde decisiones en políticas agrícolas y alimentarias, así como la urgencia de mejorar el financiamiento para la investigación en este ámbito.