Cuenta Anual de la Gestión presentada por el Rector de la Universidad de Chile, Prof. Luis A. Riveros. 2005

V. RESULTADOS EN INVESTIGACION

La Universidad de Chile ha continuado ejerciendo un firme liderazgo nacional en materia de investigación. Los resultados indican que durante el último año, investigadores de nuestra institución han accedido a 34% de los recursos concursados en proyectos FONDECYT, y 18% de los correspondientes a proyectos FONDEF (Gráfico 5). En el más reciente concurso FONDEF, cuyos resultados conocimos hace sólo unas semanas, muestra a la Universidad de Chile con 9 interesantes proyectos que constituyen un 14% del total concursado (Tabla 11). Por otra parte, en la nueva línea de proyectos BICENTENARIO, en los programas llamados ANILLOS, hemos obtenido un 44% de los proyectos asignados en el concurso, seis en el área de ciencias y uno en el área de las ciencias sociales. Asimismo, y como es sabido nuestra Universidad dispone del 57% de los recursos correspondientes a Proyectos FONDAP, y 60% de los pertenecientes a proyectos MILENIO, tanto en Institutos como Centros (Gráficos 6-A y 6B). Todo ello pone de relieve nuestra participación en promedio en el sistema consursable de más del 40% en el sistema nacional, lo que contrasta con la obtención de sólo un 18% del financiamiento que provee el Estado por medio del Aporte Fiscal Directo, recurso que siempre se consultó como el financiamiento del costo fijo de la investigación. Por ello, un sistema que ponga énfasis en la entrega de recursos por medio de compromisos de gestión medidos por resultados académicos puede ser sólo beneficioso para la Universidad de Chile frente al enorme contraste respecto al alto porcentaje de recursos que adquirimos por competencia con respecto a la proporción de recursos que el Estado nos asigna comparativamente con otras instituciones.

 
 
 
 

En el ámbito internacional, la Universidad se encuentra administrando cinco líneas de proyectos de investigación, incluyendo tres correspondientes a la National Science Foundation y otras agencias de los EE.UU. Sin lugar a dudas, el claro liderazgo de nuestra institución en este campo debe ser apoyado para ser sustentado en el tiempo, apoyo que debe implicar recursos como asimismo políticas que den lugar a una conexión firme con la enseñanza de posgrado, fundamentalmente. Los logros en publicaciones ISI, por ejemplo, ponen de relieve el rol conductor de la Universidad de Chile en materia de la relevancia de su investigación (Tabla 12), lo cual es un fundamento sólido para convenir criterios de desempeño y revisiones del aporte basal del estado para la investigación básica y aplicada.

 

En materia de recursos internos, la Universidad ha respaldado distintas líneas de investigación y de proyectos a través de su Dirección de Investigación: Proyectos Enlace, de Iniciación, de Resinserción y de Temas Nacionales, se unen a programas de proyectos multidisciplinarios, y en las áreas de creación artística y ciencias sociales (Tabla 13). Esta línea de apoyo representa recursos administrativos centralmente pero que se dirigen a las unidades académicas para cubrir prioridades específicas. Para seguir apoyando este trabajo que ha sido muy exitoso, sobre todo entre nuestros académicos jóvenes, llevaremos al Consejo Universitario la iniciativa de aumentar los recursos disponibles en un 50% para el año 2006, como una señal de compromiso con un área tan importante para la institución.

 

La política pública en materia de investigación tendrá un significativo avance con la incorporación del Fondo para la Innovación y la Tecnología asociado al nuevo royalty a la minería. Se estima que existirán unos US $70 millones en recursos provistos para el 2006 a través de distintas vías, establecidas por una Comisión que se creará en el Ministerio de Economía para favorecer proyectos en el ámbito de la innovación, la ciencia y la tecnología, además del estímulo al desenvolvimiento de la investigación en regiones. Esos recursos representarán en régimen, un fondo ascendiente a US$ 140 millones anuales. Es muy importante que estemos preparados para el nuevo escenario que se abre en esta materia, y que viene a dar respuesta a nuestro continuo reclamo por la baja prioridad otorgada a la inversión en investigación científica y tecnológica, en forma contradictoria con los objetivos de desarrollo que alienta el país. Es fundamental que preparemos proyectos en el ámbito de innovación y tecnología, y que nos asociemos con entidades regionales y empresas. No ha sido fácil el instaurar esta nueva política, y la prueba de su éxito estará solamente en la relevancia de los proyectos a desarrollarse, tarea en la cual nuestra Universidad de Chile deberá poner a prueba, una vez más, su efectivo liderazgo nacional. Nos gustaría un sistema más integrado que el actual que favorece una gran dispersión en instrumentos y políticas, propuesta que se destacó suficientemente en nuestro Tercer Encuentro de Investigación. Pero independientemente de nuestros alcances, los recursos disponibles, que se espera en régimen alcance a cerca de un punto porcentual del PIB y han de constituir un significativo apoyo al trabajo de la Universidad.

Nuestra Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo está trabajando activamente para enfrentar los nuevos dilemas que surgen de la necesaria relación universidad-empresa, como asimismo del crecientemente complejo sistema de apoyo público a la investigación. En efecto, en la misma medida que se han ido adicionando recursos al sistema de investigación, se han ido creando nuevos brazos instrumentales que operan en la asignación de los recursos, haciendo muy complejo el trámite que se debe seguir desde la postulación hasta la compleción de un proyecto de investigación. En el pasado el interlocutor era solamente CONICYT y programas específicos en Ministerios como Agricultura, Minería o Relaciones Exteriores; a esto se suman hoy en día MIDEPLAN, la CORFO y el Ministerio de Economía, y existen nuevas y múltiples líneas y programas. Nuestros investigadores no pueden ser los buscadores de todos los recursos, y tenemos que proveerle apoyo en todo el proceso de búsqueda y de implementación a través de las distintas alternativas existentes, incluyendo la posibilidad de desarrollar nuevas líneas de colaboración con la empresa. Por ello, la creación de una Oficina de Desarrollo debe ser entendida al servicio de los investigadores de la institución como el apoyo indispensable para concretar nuevos recursos y facilitar la gestión de los proyectos, como asimismo con relación al registro nacional e internacional de patentes. Tenemos que asignar máxima importancia y prioridad a esta tarea que desarrolla nuestra Vicerrectoría y que apoyará en forma decidida al trabajo de investigación. Tenemos indicadores auspiciosos para el desempeño de esta responsabilidad: la Comisión Central de Propiedad Intelectual de la Universidad de Chile ha tramitado este año 10 patentes nuevas, que se suman a las 9 tramitadas durante el año anterior. Es importante considerar que en los pasados 20 años se había tramitado un total de sólo 8 patentes, así indicando el despegue que en esta materia ha de continuar hacia el futuro, y que ya ha tomado forma a través de Seminarios para académicos, manuales de patentamiento y estudios de comercialización.

El Tercer Encuentro de Investigación de nuestra Universidad, cuyos anales se publicarán próximamente, constituyó una instancia fundamental de diálogo sobre las políticas nacionales vigentes. Esta ha sido una instancia única a nivel del país, a la que se invitó a destacados directivos privados y públicos para compartir con nosotros nuestras inquietudes y sus propias visiones. Asimismo, el Encuentro proporcionó lineas estratégicas de gran importancia para seguir perfeccionando nuestro trabajo a nivel central, como asimismo a nivel de las unidades académicas y de su indispensable colaboración interdisciplinaria. Quiero agradecer a los organizadores por su empeño, y a los cientos de participantes por haber colaborado con tanto talento y compromiso.

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