Tercera Cuenta Anual y Sexto Informe Sobre la Marcha de la Universidad de Chile. Prof. Luis A. Riveros, Rector Universidad de Chile.
1. Aspectos Generales
2. Actividad Académica
3. Prueba de Aptitud Académica
4. Consejo de Rectores
5. Programas de Inversion Institucional
6. Aspectos Financieros y de Gestion
7. Relaciones Internacionales
8. Acciones en Materia de Recursos Humanos
9. Asuntos Estudiantiles
10. El Campo Comunicacional
11. Nuevo Estatuto de la Universidad
12. Consideraciones Finales
Entrego a la comunidad universitaria, por sexta vez durante el mandato que me confirieran los académicos en 1998, una cuenta sobre la marcha de la Universidad de Chile. Se trata, de la tercera cuenta anual, en la que resumo los avances y problemas actuales de la institución en distintos aspectos académicos, administrativos y financieros. Es necesario que reitere, una vez más, lo indispensable que resultan estas cuentas periódicas para informar adecuadamente a la comunidad sobre la marcha de la Corporación, debiendo el Rector entregarlas frente a todos los académicos directivos, como en el futuro deberá hacerlo ante el Senado Académico. Constituye ésta una forma de entregar información oficial, pero, por sobre todo, de aunar a la institución en torno a objetivos y desafíos, evitando también la carga negativa que introduce la frecuente y reiterada acción comunicacional externa, que por razones de toda índole nos resulta adversa. Este informe debe ser discutido en los Departamentos y a sus académicos, para así lograr plenamente su propósito y eliminar la desinformación que introducen métodos comunicacionales de reciente popularizado uso, que en forma equívoca se orientan a proporcionar una evaluación parcial de algunos hechos, y a emitir juicios que tienden a reflejar más la crítica animosa que la contribución positiva y las propuestas que se esperaría de todo académico de esta Universidad. En el futuro me parece imprescindible no sólo que se continúe con estas cuentas del Rector, sino que se repliquen ellas por parte de las autoridades de Facultades e Institutos para provocar un debate transparente y transversal, para así también fortalecer un sistema de control de gestión y promover los objetivos del trabajo institucional.
La situación de la Universidad durante este último año ha sido afectada por el estado financiero particular de la institución, y económico general del país. A pesar de ello, hemos podido manejar adecuadamente las circunstancias creadas por déficits significativos previstos a fines del año pasado, como fue el caso de la asistencia solidaria a nuestros estudiantes, el financiamiento de iniciativas de renovación de planta física y el adecuado sostenimiento de nuestra extensión artística y cultural. Hemos tenido, además, auspiciosos resultados en proyectos académicos, como lo revelan los resultados últimos de distintos sistemas concursables de tipo nacional como FONDECYT, FONDAP y MILENIOS, los que posicionan a la Universidad de Chile a la cabeza del sistema universitario; es también el caso de los proyectos FONDEF y de publicaciones ISI, donde nuestros académicos han logrado superar los niveles de años anteriores. Asimismo, mostramos cifras significativas en actividades que realizan nuestras unidades académicas en ámbitos prioritarios de interés nacional, en cuanto a la aprobación y presentación de proyectos institucionales MECESUP, con enormes perspectivas para los fines de la Universidad. Así, la institución ha mostrado en el último año resultados que prueban la enorme solidez de su trabajo académico. Hemos sido exitosos en el plano docente, al haber aumentado de nuevo, y por tercer año consecutivo, los puntajes relativos de ingreso, como también por haber sido la única universidad del país que ha acreditado el 100% de los programas de doctorado presentados a la instancia respectiva de CONICYT, y la que más nuevos doctorados ha generado en los últimos dos años. También han sido importantes nuestros progresos en materia de acreditación. Por ejemplo, la nuestra es la única universidad que ha acreditado por 7 años la carrera de Medicina, y la que ha hecho mayores progresos en otros campos disciplinarios, como la arquitectura, lo agropecuario, la administración de empresas y el derecho.
El verdadero liderazgo de la Universidad de Chile se mide por los resultados en el ámbito académico. No se evalúa, como algunos parecen creer, por cuestiones accesorias, ligadas a otros intereses. Basta revisar los distintos escenarios del quehacer académico de la institución para verificar una marcha activa y entusiasta. Es cierto, en algunos aspectos fundamentales hemos encontrado dificultades, como es el caso de la falta de financiamiento para dar mayor apoyo a nuestros profesores y poder premiar su mejor desempeño con más incentivos y mejores perspectivas de carrera. Asimismo, en cuanto a algunas iniciativas de inversión hemos encontrado obstáculos para finiquitar adecuadamente proyectos en marcha, tanto por problemas de gestión como de financiamiento. De modo similar, nuestro proyecto de extensión artística no convocó el interés que esperábamos, llevando a discontinuar el programa formulado, y a una crisis de recursos a comienzos de este año, que hemos logrado ir superando parcialmente con esfuerzo y apoyo privado. Pero, por otra parte, la mayoría de los proyectos de inversión han caminado con singular éxito; la carrera académica ha cambiado en beneficio de tantos profesores que necesitan reconocimiento efectivo a la excelencia de su desempeño, y hemos sacado adelante proyectos difíciles, como el de nuestra extensión. Llamo a debatir con altura y excelencia académica estas materias, y otras concernientes al desarrollo de la institución.
2.1 Carrera Académica
Es importante exponer a la comunidad universitaria sobre la finalización del largo trámite que experimentó la generación de un nuevo sistema de carrera académica. Como se sabe, tradicionalmente se entregó un significativo énfasis a la investigación, en particular la básica y científica, pero subsistiendo grandes problemas para dar efectivo reconocimiento en la carrera al ejercicio profesional relevante al quehacer universitario, y a la entrega docente de excelencia que resulta de indudable importancia en el plano del desarrollo académico. Al crearse una carrera con dos vertientes principales -una de las cuales privilegia la investigación y la otra el ejercicio profesional y la docencia, sin que, por cierto, una menoscabe a la otra- se está dando efectivo reconocimiento a la diversidad académica que existe en la institución. Se está dando así, posibilidad de potenciar un equilibrio entre ambos tipos de tareas, que deben más bien colaborar para obtener un desarrollo integral universitario, y no ser usadas como la superposición de un tipo de quehacer sobre el otro. El verdadero objetivo debe ser el combatir la mediocridad, que hoy tanto abunda en el sistema universitario nacional, pero reconocer la excelencia, tanto en investigación como en docencia, otorgándoles la jerarquía académica que les corresponde, por medio de un reglamento en que cuidadosamente se ponderen los criterios de aplicación. En lo fundamental, deben ellos reconocer la calidad del ejercicio docente, la efectiva complementación del mismo con la investigación básica y aplicada, la actividad de innovación docente, y la incorporación efectiva del ejercicio profesional de excelencia y relevancia a la creación y la enseñanza. Estos son elementos fundamentales para cualquier avance en materia de pre y posgrado.
Sabemos que hay voces que pronostican el predominio, a partir de ahora, de una carrera privilegiada versus una de tipo más desventajada. Hay quienes también advierten que la reforma en marcha destruye la excelencia académica de la institución. Con mucha firmeza digo a quienes sostienen estos puntos de vista que tengo total confianza en el criterio amplio de nuestros académicos para aplicar adecuadamente la nueva reglamentación, en forma constructiva, para dar reconocimiento a la diversidad del trabajo académico y no para arriesgar la calidad de lo que hacemos. Es bueno que se comience a trabajar con confianza en esta innovación, que sigue por lo demás la línea aplicada en las grandes universidades del mundo. Esta nueva estrategia de evaluación académica debe comenzar en la certeza que ha sido una decisión anhelada y realista, cuya implementación deberá nuevamente evaluarse en un plazo no demasiado lejano. Las Facultades e Institutos deben ahora pronunciarse sobre las proporciones de académicos que permitirán en la carrera docente, para así poder implementar efectivamente el nuevo reglamento.
2.2. Indicadores de Gestión Académica
Como he informado anteriormente, y de modo complementario a nuestros esfuerzos en el campo de la autoevaluación, se ha estado trabajando en la construcción y aplicación de indicadores que reflejen el trabajo académico de las diversas unidades. Se trata de un conjunto de indicadores de gestión comparativos en el campo de la creación, la investigación, la docencia de pre y posgrado, la extensión universitaria y todos los aspectos que tengan que ver con el desarrollo de actividades académicas. Estos indicadores comenzarán a aplicarse a partir de este año. Es importante que la Universidad pueda contrastar la evolución de estos indicadores en el tiempo, como también compararlos entre las unidades académicas, para así poder -en el futuro- considerarlos en cuanto a asignaciones presupuestarias. Esto permitiría ir rompiendo la inercia distributiva que nos afecta desde hace años, y que no es posible modificar en ausencia de estos indicadores de base. Al mismo tiempo, es para las mismas unidades académicas indispensable mejorar sus sistemas de control de la gestión, para poder así privilegiar los resultados que se buscan, mejorar los instrumentos al efecto, y corregir en aquellos ámbitos en los que no se advierten productos favorables. En este sentido, las vicerrectorías se irán convirtiendo en unidades de control y apoyo para la gestión, más que ejecutoras directas; al disponerse de este nuevo instrumento, se podrá avanzar en cuanto a fortalecer las acciones y responsabilidades a nivel de las unidades, y favorecer un desarrollo de los servicios centrales compatible con su ánimo de ser sistemas reguladores y de incentivo a la actividad académica y de gestión en general.
2.3 Resultados en Materia de Docencia
Como he mencionado, nos encontramos satisfechos por los avances que hemos conseguido en materia docente. A nivel de pregrado, los puntajes promedio ponderado de la PAA para el ingreso a la Universidad de Chile han crecido desde 678.5 en 1998 a 696.4 en el 2001, lo cual ha estado por sobre el crecimiento promedio del sistema. Esto refleja, en gran medida, la mayor exposición pública de la Universidad de Chile y la existencia de un Plan Colegio efectivo y productivo, en el cual hemos de insistir decididamente.
Nuestros esfuerzos por modificar la malla curricular del pregrado, integrando esta actividad a nivel de toda la Universidad, y lo que se está haciendo en el Plan Colegio institucional, auguran nuevos progresos futuros en esta materia, que es tan importante para acercar a la Universidad de Chile a los jóvenes más capaces del país. Esperaríamos esfuerzos mayores en el mejoramiento de la calidad de la educación general, dado que nuestra Universidad debe mantener, en su ingreso de estudiantes, la diversidad social y de toda índole que es necesaria para desarrollar nuestro rol tradicional y promover la movilidad social a la que aspiramos. No ha sido pleno nuestro acuerdo sobre esta materia con la política pública; desde aquí, nuevamente, reiteramos el llamado para que el país mejore sus políticas sobre calidad y equidad de la educación, para crear un verdadero mundo de oportunidades a la juventud chilena, para que la BUENA EDUCACION se constituya verdaderamente en un compromiso nacional.
En cuanto a posgrado, ya he mencionado nuestra satisfacción por la acreditación de todos los programas de doctorado (un total de 22) presentados a CONICYT, caso único entre las otras instituciones que se han sometido a similar procedimiento. Este es un paso de crucial importancia, que nos distingue no sólo por número, sino ahora también por CALIDAD de nuestro trabajo en lo que toca al cuarto nivel enseñanza. A este respecto debe también señalarse que hemos llevado a cabo un profundo trabajo de revisión de mallas curriculares, dirigido a incrementar la relevancia y pertinencia de nuestros programas, labor respecto de la cual agradezco sinceramente a los Directores de Posgrado de las Facultades por su colaboración con la Vicerrectoría de Asuntos Académicos. Hemos sido también la entidad que ha generado mayor número de programas nuevos (un total de 10) en los últimos dos años. Estamos esforzándonos en multiplicar nuestros programas de doctorado, para dar así satisfacción a la política pública que ha expresado el enorme desafío nacional existente en este ámbito, pero también para poder materializar la ventaja comparativa que tiene nuestra institución en este campo, el que, junto con la investigación, constituye una piedra angular para el desarrollo que ambiciona el país. Deseamos que avancen nuestros nuevos programas de Doctorado en Ciencias, Historia, Astronomía, Economía, Derecho, Farmacología, Nutrición y Estética y Teoría del Arte, como todos aquellos en las nuevas áreas que hemos de desarrollar a la luz de nuestros objetivos estratégicos.
En el ámbito de las pedagogías hemos efectuado un gran esfuerzo. Les hemos dado un apoyo financiero adicional pequeño, y hoy tenemos un Departamento en nuestra Facultad de Filosofía y Educación que mira hacia el futuro con esperanzas. El desarrollo de este campo, a nivel de excelencia y con gran vinculación con el mundo educacional público, resulta vital para la Universidad de Chile en un sentido estratégico. Por eso hemos estado discutiendo acerca del proyecto que el Estado chileno tenga en esta materia, incluyendo un posible plan mancomunado con la UMCE. En esta materia, hemos mostrado la total disposición de la Universidad para trabajar en un plano que conforme un gran proyecto de formación pedagógica para Chile; desgraciadamente hemos ido encontrando una serie de dificultades y de ausencia de definiciones pertinentes por parte de la autoridad. Las Facultades de Ciencias Sociales y de Filosofía y Humanidades han hecho notorios esfuerzos por mostrar nuestra decisión de avanzar en este delicado tema, con claridad de objetivos, aunque con cautela y respeto por las realidades institucionales. Esperamos que se produzcan avances que signifiquen la posibilidad de un mayor aporte efectivo a un plan que el país requiere fortalecer indiscutiblemente. En el plano interno, tenemos que hacer esfuerzos definitivos en orden a constituir un Instituto Interfacultades de Educación para dar forma al proyecto institucional, y considerar el ingreso en pedagogías a partir del primer año, aunque para efectos curriculares esos estudiantes se incluyan en nuestros programas de licenciaturas durante los tres primeros años. Anhelamos que el Gobierno manifieste su voluntad de avanzar en esta materia, apoyando en forma explícita y financiera a dicha iniciativa. Esperamos, por último, que se concrete el proyecto de ley que ya se encuentra en La Moneda, para que el Liceo Manuel de Salas vuelva a su institución originaria, y que hoy ratifica sus esperanzas de retorno, que simbolizará nuestro compromiso con la educación pública.
2.4 resultados en Investigación
Debo insistir en que el liderazgo sostenible de una institución universitaria debe basarse en sus resultados académicos. El progreso que hemos observado en nuestra Universidad es más que aquél indicado en los campos de pre y posgrado. En investigación es donde nuestros resultados son aún más notables. En el caso de FONDECYT, la Universidad de Chile es la única de las tres mayores universidades que ha visto crecer en forma importante su participación en el número de proyectos de sus académicos. En el sistema FONDAP y en los Milenio, nuestra Universidad también ha mostrado brillantes resultados en el caso de dos proyectos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, apoyados por recursos centrales, y otro que reside en la Facultad de Ciencias. En el sistema FONDEF, en los últimos tres años, el progreso en los montos adquiridos por proyectos individuales y asociados ha significado un avance evidente. Para finalizar, observando las publicaciones ISI, se demuestra una preeminencia importante de la Universidad de Chile, superando a todas la otras instituciones, a nivel per cápita o por unidad presupuestaria.
El Primer Encuentro de Investigación de la Universidad de Chile, realizado en noviembre del año pasado, fue una oportunidad única para definir nuevas políticas, coordinar el esfuerzo de las distintas unidades, y mirar hacia el futuro de la actividad. La participación de los académicos fue entusiasta y productiva, prueba de lo cual es la reciente publicación en un volumen de las principales ponencias y conclusiones. En lo fundamental, la institución debe orientarse a reforzar esta área muy especialmente, ya que ella constituye una de las ventajas comparativas más fuertes en el sistema universitario que se está consolidando en Chile. Lo común ha sido la generación de instituciones -sean éstas de tipo tradicional o no tradicional- en las que la investigación no cumple un rol explícito o importante. Estas instituciones docentes tienden, sin embargo, a dominar el escenario publicitario y a ser incluso alabadas por la autoridad, en el propósito poco sustantivo de aumentar la cobertura, independientemente de la indispensable calidad que debe promoverse en términos de objetivos de país. Competir directamente con ellas no es aún un reto para la Universidad de Chile, pero en la medida en que se consoliden y cuenten, además, con creciente apoyo estatal vía crédito universitario u otras soluciones, constituirán una posible amenaza dentro de una década. Por ello, el fortalecimiento de la investigación y el posgrado resulta fundamental en un sentido futuro, como lo reconocen nuestros linea-mientos estratégicos. Esta idea fue adecuadamente recogida en el Primer Encuentro de Investigación, y necesitamos esforzarnos para poder ponerla en práctica.
Debo destacar también aquí los esfuerzos notables de nuestros profesores por exponer públicamente los resultados de su trabajo, mostrando no sólo su liderazgo sino también la profunda influencia nacional de sus quehaceres. Es el caso que en terrenos como la economía nacional, los problemas energéticos, la sismología, la astronomía, el medio ambiente, los problemas sociales de diversa índole, aquellos asociados a temas de salud pública o de salud familiar, a la realidad comunicacional, la nutrición y la dietética, las relaciones exteriores, etc., nuestros profesores ejercen clara influencia. Más de 2000 citas sobre académicos de la institución y de sus trabajos en las páginas de todo tipo de medios de comunicación durante el último año, denotan nuestro liderazgo nacional y la contribución de nuestros académicos.
En una reciente medición efectuada en todas las Facultades e Institutos que respondieron a nuestro requerimiento, llegamos a contabilizar más de 500 actividades y proyectos de impacto nacional, incluyendo aquellas que se desarrollan in situ, tal y como el Centro de Medicina de Altura en Putre, la investigación antropológica en la I y VI regiones, las actividades de educación y cultura en Isla de Pascua, la actividad de arquitectura en Chiloé, el apoyo a programas conjuntos con, universidades regionales en todo el país, los campos experimentales en la IV y X regiones, las actividades en el Territorio Chileno Antártico, las atenciones del Hospital Clínico en la XI Región, etc. El país debe saber esto, para terminar con la equívoca visión de que somos una Universidad restringida a la Región Metropolitana, acotada, como la mayoría, a tareas de docencia. El impacto y liderazgo de la Universidad de Chile es indiscutible para Chile, y ello debe reflejarse en un financiamiento estatal más significativo, que no dudaremos en respaldar sobre la base de resultados objetivos.
2.5 Retos en Materia Académica
Una de las recomendaciones del Primer Encuentro de Investigación fue la creación de una Vicerrectoría de Investigación, en el ánimo de coordinar y establecer regulaciones adecuadas sobre el desempeño de la institución en esta materia. La creación ha tenido lugar, y he designado en carácter de subrogante, mientras se le da forma definitiva, a la profesora Texia Gorman, ex Directora del DID. Esta Vicerrectoría contará con una Oficina de Fondos administrada por la propia Vicerrectora, que apoyará proyectos de interés institucional, como lo ha venido haciendo el DID. Además, existirá una Unidad de Desarrollo, destinada a vincular a la institución con el sector privado, y a ser un adecuado medio de interacción con nuestra oficina en Washington para promoción de proyectos institucionales. Adicionalmente, los Centros radicados en la Vicerrectoría de Asuntos Académicos (Bioética, del Pacífico, del Adulto Mayor, Medicina de Altura, etc.) serán parte de la nueva Vicerrectoría, la cual será apoyada con recursos provenientes de la Dirección de Relaciones Universitarias, que se ha cerrado para integrarse en esta nueva unidad. El DEMRE también será una unidad de la nueva Vicerrectoría, especialmente en el propósito de reforzar en este importante organismo sus tareas de investigación sobre medición educacional.
Hace menos de un mes tuvo lugar el Primer Encuentro de la Universidad de Chile sobre reforma del Pregrado. Más de trescientos académicos pertenecientes a todas las unidades de la institución, tomaron parte activamente en una reunión extraordinaria por el entusiasmo y afán participativo de quienes atendieron. Valoro en forma pública el trabajo que efectuó la Comisión designada para desarrollar una propuesta en esta materia, y que fue encabezada por el profesor Pablo Oyarzún; de este grupo surgieron ideas y propuestas que nos hacen mirar con confianza el futuro del pregrado, y nuestra capacidad para innovar en el mismo, acrecentando su excelencia y pertinencia. También agradezco a todos los académicos que participaron en el Encuentro por su aporte y su compromiso. Los cambios que deben producirse en el plazo de cuatro años, están siendo ahora estudiados para proceder a la implementación. No hay que dejar pasar tiempo con este cambio fundamental, ya que aquí -de nuevo- se mide efectivamente nuestra capacidad para encabezar las innovaciones que necesita nuestro sistema universitario y el país.
He manifestado especial complacencia por lo avanzado en el campo del posgrado. Pero no estamos plenamente satisfechos, ya que es aún necesario mejorar nuestros procedimientos internos, revisar lo que estamos haciendo en materia de postítulos y Magíster, y profundizar nuestro trabajo en materia de doctorados. Es también un aspecto de fundamental importancia la formación paralela, especialmente en idiomas para nuestros doctorados, así como el determinar los caminos más viables en lo que respecta a la interacción con los programas y sistemas de financiamiento de la investigación y desarrollo académico. Asimismo, es vital dar forma a la decisión de crear una instancia a nivel central que efectivamente proporcione la gestión que requiere la actividad de posgrado en términos de su realidad multidisciplinaria e integradora. Para debatir estas materias, he pedido que se organice una reunión a fines de este año, que sea de amplia cobertura disciplinaria y que convoque a los académicos de la Universidad a proponer opciones para enfrentar los desafíos que he mencionado.
2.6 Convenio con la Universidad Católica
Por su importancia para la Corporación, deseo dar cuenta acerca del Convenio suscrito con la Universidad Católica de Chile. El mismo obedeció a dos necesidades vinculadas: la de lograr una mayor masa crítica para el desarrollo de nuestros programas a nivel de doctorado y en investigación, y la de diversificar el contenido de conocimiento, y poder interactuar formalmente en áreas en que grupos académicos pueden enriquecerse significativamente a través del intercambio de ideas. También ha sido este acuerdo fruto de las necesidades de país, debido a que en muchas áreas no puede tener ninguna justificación el que dupliquemos esfuerzos utilizando recursos de gran costo. Esto es contradictorio con nuestra realidad de país pobre, con grandes dificultades para financiar actividades académicas de alto nivel. Hemos debido dejar atrás muchos resquemores y muchas diferencias, más ligadas a la historia que al futuro. Vemos en el acuerdo un gran desafío para poder, efectivamente, colaborar en lo conveniente y competir en aquello que afecte el propio desarrollo disciplinario en la institución. Lo que no acepto es que se diga que "somos más desorganizados y la Católica nos va a pasar por encima", porque ello es insultante para los académicos de la institución; estas denuncias públicas causan gran daño y no nos ayudan. Tampoco es correcto aceptar que se diga que este Convenio es sólo para posgrados, porque ya, de hecho, el mismo ha estado dando frutos en las asociaciones de trabajo de investigación y gestión en áreas como la Medicina Clínica, la Astronomía y otros. En particular, el trabajo de coordinación e información en materia de reforma del pregrado entre las dos instituciones ha sido de gran eficacia y representa un espíritu de colaboración de mutuo beneficio.
Debo también dar cuenta que estamos listos para firmar otros tres convenios académicos de colaboración con universidades estatales. Con las universidades de Tarapacá, La Serena y Magallanes, firmaremos acuerdos para ratificar nuestro propósito de colaborar activamente en el desarrollo de programas de pre y postgrado. Asimismo, buscaremos una manera de desarrollar una política de entendimiento que haga a las tres universidades de tipo complejo del país, y plantear conjuntamente una opinión respecto de los temas de financiamiento que nos preocupan hacia el futuro.
3. Prueba de Aptitud Académica
Ha ocupado lugares prominentes en la prensa la eventual decisión que habría tomado el Consejo de Rectores en orden a «licitar» la Prueba de Aptitud Académica. Deseo ratificar lo manifestado públicamente en cuanto a que no ha existido tal acuerdo, siendo la noticia aludida más bien el reflejo de un ánimo que viene desde muy antiguo, por parte de otras instituciones del Consejo de Rectores, en orden a que este instrumento no sea administrado por la Universidad de Chile, sino por el conjunto de 25 universidades a través de un ente privado. La Universidad de Chile nunca ha estado de acuerdo con esta idea, ya que el instrumento ha sido perfeccionado y utilizado sin mayores dificultades –sino sólo las puntuales ya conocidas, especialmente la de 1998- y nada justifica su eventual privatización. La Universidad de Chile ha emprendido un proceso de reingeniería que ha sido exitoso y ha permitido responder adecuadamente en la aplicación y procesamiento, con plazos de entrega crecientemente menores. Pero es conveniente también recordar que la PAA es un instrumento propiedad de la Universidad de Chile, por lo que no se justificaría que sea sujeto a ningún proceso de licitación. En consulta con los señores Decanos, he hecho presente al Consejo de Rectores que si ese fuera el caso, la Universidad de Chile se sentiría con el derecho de poner en práctica su prueba para el universo de postulantes propio, y el de aquellas otras instituciones que deseen adherir a un nuevo sistema de selección. En cualquier caso, el Consejo de Rectores ha clarificado, por medio de la minuta del acta respectiva, que no existió tal acuerdo, sino sólo una discusión sobre el posible futuro de la administración del sistema.
Con el apoyo de un proyecto FONDEF iniciado por investigadores de la Universidad de Chile y de la Universidad Católica, se están actualmente revisando los contenidos y estructura de la PAA para producir una revisión de la prueba de ingreso a la educación superior. Este propósito ha sido respaldado por el Ministerio de Educación, ya que en su aspecto más central envuelve la incorporación de una medición de conocimientos, junto a la de aptitudes que se ha hecho más tradicional. Por lo demás, una Comisión del Consejo de Rectores, en la que nuestra Universidad participó activamente y tuvo en su oportunidad la opinión de una comisión del Consejo Universitario, adoptó el acuerdo de proceder en este sentido, que es importante para fortalecer los esfuerzos por mejorar la calidad y pertinencia de la enseñanza media. Es importante aclarar que, por acuerdo con la Universidad Católica, con el Ministerio de Educación y con el propio FONDEF, es el DEMRE de la Universidad de Chile el propietario de los resultados que brinde este proyecto, asegurando así su administración futura por parte de la Universidad. Por lo tanto, ni en el presente ni en el futuro vemos que la Universidad de Chile pierda la administración de la prueba, como incluso dos funcionarios de la Corporación se permitieron anunciar a un medio de comunicación de Santiago.
Es relevante, sin embargo, tener presente que la modificación a que aludimos representa un reto importante para la propia Universidad. La revisión de contenidos de la prueba proporcionará un resultado que deberemos considerar para su uso a partir del año 2002. Es importante, por lo tanto, el mayor esfuerzo institucional para lograr que ese resultado sea el mejor posible y nos deje conformes respecto de nuestras propias necesidades internas, y hacer un esfuerzo en una materia que nos compromete ante el sistema universitario y el país. Un segundo reto es que es muy posible que en el futuro otras instituciones cuenten con sistemas alternativos de selección, y que en ese caso otras universidades decidan efectivamente elegir la más conveniente, así diversificando el sistema de ingreso. Aunque este tema sea en la actualidad dominado por celos institucionales de conocida naturaleza, es necesario que nos preparemos para un escenario cambiante en la materia en los años que vienen.
A la luz de estos hechos, informo a la comunidad universitaria sobre nuestra situación en el Consejo de Rectores. Como se sabe, esta entidad se creó en una realidad institucional universitaria muy distinta a la prevaleciente, lo cual exige en la actualidad cambios de importancia. Se hace necesario considerar que la ley vigente no le entrega a este Consejo prácticamente ninguna atribución en cuanto al carácter mandatorio de sus acuerdos respecto de las Universidades miembros, lo cual es importante en el contexto de la relevancia de sus decisiones. Existe en ese organismo un ánimo muy fuerte contra la Universidad de Chile que se ha arrastrado por varios años, ya que nuestra institución es vista como una entidad privilegiada por el volumen de recursos que recibe del Estado; prevalece, además, un sistemático reclamo de las Universidades regionales, las que constituyen una mayoría de la entidad, sobre su realidad financiera respecto de las universidades metropolitanas, especialmente la Universidad de Chile. Nuestra posición ha sido que el Estado debe diferenciar los instrumentos de financiamiento entre universidades que realizan investigación y posgrado a nivel significativo, de aquéllas que se encuentran en proceso de desarrollo y crecimiento en estas materias, y, finalmente, de aquéllas que están inspiradas en un accionar eminentemente docente. Al no existir este tipo de diferenciación ni un debate al respecto, las discusiones en el Consejo tienden recursivamente a basarse en criterios puntuales manifestados a favor o en contra de instituciones o medidas. No se ha desprendido de las mismas ninguna propuesta específica en materia de política universitaria para el Estado. Nuestro planteamiento, además del relativo al esquema de financiamiento, se refiere a la necesidad de crear instancias distintas, por ejemplo, agrupando a las universidades estatales en un Consejo que lleve a cabo el diálogo de las mismas con su propietario, por medio del gobierno. También resultaría importante que todas las universidades autónomas tengan instancias de diálogo formal con la autoridad y la coordinación de políticas.
Frente a críticas desinformadas y políticamente interesadas, y para evitar confusión en la comunidad universitaria, creo necesario recordar que el Presidente del Consejo de Rectores es, por Ley, el Ministro de Educación. No obstante, es fundamental para el sistema universitario nacional que se legisle sobre esta entidad, introduciendo los cambios que requieren los tiempos presentes y los innumerables desafíos futuros. Debemos estar disponibles como institución para fortalecer al Consejo de Rectores, sobre todo en el ánimo de producir propuestas de política y buscar los caminos para asegurar el permanente ascenso en la calidad del sistema.
5. Programas de Inversión Institucional
En materia de inversión tengo que informar que diversos programas en el Hospital Clínico han continuado con mucho éxito, especialmente a través de la compra de equipos para Imagenología y los distintos planes de ampliación de actividades hacia Regiones. Ello complementa los avances en los ámbitos de cardiología, oftalmología, cirugía y máxilo-facial. Asimismo, los proyectos de mejoramiento y ampliación de planta física en las Facultades de Medicina, Ingeniería, Economía y Ciencias Sociales han avanzado satisfactoriamente. Como sabemos, los mismos se orientan a consolidar espacios y adscripción de Escuelas a los Campus en donde se encuentra la Facultad misma. Es particularmente destacable el esfuerzo que ha emprendido la Facultad de Medicina. Los avances en Odontología, por otra parte, en cuanto a su nueva Escuela, han sido satisfactorios, y han además contado con una generosa donación que permite dar inicio a un nuevo edificio en la misma ubicación de aquél próximo a terminar, y que nos llevará a consolidar la constitución del Campus-Norte. Ciertamente, los planes de esta Facultad se respaldan en una propuesta significativa de modificación del currículum y de la organización académica, que está considerando la respectiva Vicerrectoría como una condición indispensable para avanzar en el campo de la modernización. Finalmente, como la comunidad lo sabe, hemos entregado a la Universidad el nuevo Mural de su Salón de Honor, gracias a la donación del trabajo del destacado artista nacional y profesor Mario Toral. Prontamente, también entregaremos los trabajos de reforzamiento del ala NorPoniente de la Casa Central, que permitirán disponer de nuevas instalaciones y espacios, iniciativa que contó con el apoyo del sector privado.
Se han dado instrucciones para terminar el edificio del Bachillerato, y poner esa insfraestructura también a disposición del Campus Juan Gómez Millas; he instruido, a quienes corresponde, acelerar el programa de consolidación de Planta Física de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, de modo de terminar su proyecto en calle Olivos y dar forma definitiva al Campus Norte de la Corporación. Asimismo, se ha puesto en marcha un proyecto para respaldar el trabajo docente del Campus Sur, que es una de las áreas en que estamos experimentando los mejores resultados en cuanto a trabajo académico de Campus. La solución que esperamos abordar el próximo año tiene que ver con el Campus Juan Gómez Millas, especialmente con la construcción de un nuevo edificio para el Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias, dar solución a los severos problemas de espacio que vive la Facultad de Filosofía y Humanidades, y para el desarrollo de un nuevo edificio para la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.
Indudablemente, el problema presupuestario que vive la Universidad desde hace muchos años se transforma en un obstáculo para avanzar más rápidamente en programas de inversión. La inversión en equipamiento depende sobremanera del éxito en proyectos concursables, y no asegura la continuidad y la necesidad de implementarlos en una línea de optimización en el tiempo. La infraestructura, por otro lado, no se consulta en los instrumentos actualmente disponibles, excepto la que puede allegar recursos por la vía de los programas MECESUP, que no cubren suficientemente a todo el quehacer de la Universidad, ni mucho menos su trabajo de investigación. Por ello, estamos presentando al Gobierno una estrategia de financiamiento futuro que se base en la propia definición establecida por el Presidente de la República, en orden a que las universidades de tipo complejo -esto es, que realizan extensivamente investigación y posgrado de alto nivel en una gran diversidad de campos- cuenten con un financiamiento por vías distintas a las que el Estado chileno debe privilegiar en el caso de otras universidades. En el campo académico, y en el contexto del reto significativo de incorporarse Chile a la globalizada sociedad del conocimiento, el Estado chileno debe discriminar por resultados. Nuestras estimaciones permiten aseverar que el país cuenta con tres universidades de tipo complejo, entre las que existe sólo una con vocación pública y de tipo estatal, que es la nuestra. Dentro de las discusiones que estamos promoviendo en el contexto presupuestario, este cambio de enfoque resulta de crucial importancia, ya que permitiría aumentar los overhead de proyectos y contar con apoyo directo para los posgrados.
6. Aspectos Financieros y de Gestión
6.1 Estructuras y Manejo Financiero
Una de las necesidades que hemos detectado claramente en la gestión superior de la institución, se refiere a la creciente y necesaria interacción entre las vicerrectorías económica y académica. Cada proyecto de inspiración académica, cada transformación que se plantea en términos curriculares o de organización de la investigación, tiene que responder preguntas en el plano de la gestión y de los recursos. Asimismo, las iniciativas de inversión y expansión tienen inevitablemente que contar con una justificación académica, especialmente en su destino de largo plazo, por lo cual los proyectos de desarrollo en general han de también incorporar un fuerte componente académico. A menudo, sin embargo, nos encontramos con dificultades para coordinar efectivamente ambos campos, incluyendo materias que tienen que ver con la formulación de proyectos que, nuevamente, de gran sentido académico y plenamente justificables, precisan empero de contrapartes financieras o compromisos materiales de la institución que no son siempre bien respaldados en el campo de los recursos. Con el propósito de agilizar esta interacción y potenciar los instrumentos e instancias de coordinación para este importante ámbito del quehacer, hemos decidido transformar a la Vicerrectoría de Economía y Administración, en una Vicerrectoría de Economía y Desarrollo Institucional, la cual podrá potenciar la interacción financiera con los asuntos docentes y de investigación.
Ha continuado un gran y extenuante proceso ordenador de nuestras finanzas. El Consejo Universitario ha tomado un rol muy activo en esta materia, que antes no tenía, puesto que recibía información inoportuna y de mala calidad. Como he informado reiteradamente, los presupuestos anuales se aprueban regularmente a fines del año anterior al ejercicio, y existen al menos dos revisiones de ejecución presupuestaria analizadas en el propio Consejo. No existe, por tanto, ninguna decisión financiera fundamental que no pase por el Consejo, y así lo hacemos saber a todos quienes plantean proyectos e ideas que requieren recursos extra-presupuestarios. Agradezco a los señores Decanos y miembros del Consejo su importante trabajo destinado a regularizar las situaciones presupuestarias más urgentes de la institución, y tratar de terminar con la reiterada crítica externa respecto a nuestra mala gestión en estas materias, crítica que no considera el hecho indesmentible que esta institución debe generar más del 74% de sus recursos presupuestarios y que debe ser, sólo por esa razón y en ausencia de mayor deuda, una entidad muy eficaz. Hay retos cruciales en esta área, como es el alcanzar una distribución presupuestaria basada en la retención total de aranceles por parte de las unidades académicas, y la redistribución del resto de los recursos, especialmente del Aporte Fiscal Directo, sobre la base de criterios basados en desempeño y control de gestión. Una comisión de Decanos ha trabajado intensamente este asunto, pero parece difícil implementarlo sin contar con recursos adicionales, aunque constituye éste un aspecto en el que se deberán trabajar propuestas alternativas.
Indudablemente, un déficit de la magnitud que crea nuestra operación, que es en el presupuesto actual equivalente a cerca de un 1.0% del gasto total, junto a los compromisos de la deuda que se ha heredado, requieren de una estricta disciplina financiera. Ello se traduce en múltiples problemas de caja y de disponibilidad de recursos para inversión. No es siempre bien entendido este problema hacia el interior de la Corporación, y la autoridad enfrenta periódicamente presiones para tomar nuevas decisiones de gasto sin considerar las restricciones globales que existen. Para una Universidad de investigación y posgrado tal déficit es insostenible en ausencia de un mayor compromiso del Estado, y expone peligrosamente a la Universidad de Chile a una nueva escalada de déficit y endeudamiento como se experimentara hace algunos años.
La decisión de esta administración ha sido la de no contraer más deuda para paliar el déficit de operaciones, y así se ha hecho. Carece absolutamente de verdad la aseveración en cuanto a un crecimiento desmesurado de la deuda, hecho del cual no existe constancia a nivel de los organismos decisionales. La deuda total bancaria al 31 de diciembre del 2000, alcanza a poco más de $21.000 millones; el único endeudamiento adicional en los últimos tres años se refiere a una compra por $1.000 millones de un terreno, para así proporcionar flujo de caja a la Editorial Universitaria, y evitar su quiebra a fines del año pasado. Es también falso que el presupuesto de la FECH ascienda a más de $140 millones y que se haya mantenido la reducción de salarios en el CEAC. Aseveraciones equivocadas y de marcado interés político, más que sembrar dudas en lo interno, dañan severamente a la institución en su imagen externa, ya que muchos ahora utilizan esa información falsa para argumentar que la Universidad no necesita todos los recursos que se le asignan. Espero que los autores de esa información falaz asuman su responsabilidad con la Corporación.
Hemos estado cancelando normalmente los intereses de la deuda bancaria de la institución, que resultan equivalentes al presupuesto de una Facultad de tamaño medio. No olvidemos que esta deuda se generó, de acuerdo a los informes que hemos entregado al Consejo Universitario y a esta misma instancia, entre 1990 y 1995, y alcanza como he dicho, a más de $21.000 millones. También hemos manejado una significativa deuda interna, que se acumuló principalmente entre 1994 y 1998 y que equivale a otros $8.000 millones, aproximadamente, de los cuales un poco más de $1.000 millones se tomaron del bienestar del personal por decisiones del Consejo Administrativo del Bienestar. Esta deuda total se ha ido pagando en estos dos últimos años financieros de modo solamente marginal, debido al enorme peso del déficit con que subsiste la Universidad. Pero que nadie se llame a sorpresa con números correspondientes a una realidad bien conocida, que desgraciadamente nunca tuvo proyectos de inversión como contrapartida significativa.
Esta administración ha debido, además, manejar la quiebra de Editorial Universitaria, en cuyos juicios hemos decidido hacernos parte como Universidad conjuntamente con la propia empresa y la Contraloría General de la República. Todas las anomalías allí llevadas a cabo en el pasado, como asimismo las enormes deudas adquiridas, y el logro de un Convenio en ejecución con los acreedores, mantienen a la empresa en una situación muy complicada. La Universidad ha colaborado facilitando las operaciones de apoyo de los Bancos, y también ahora con una instalación cedida en comodato para que la empresa continúe su actividad. Pero la Editorial Universitaria, tal y como la Fundación Puelma de la Facultad de Medicina, necesitan una explicación que no han tenido de parte de quienes adoptaron decisiones que terminaron por destruir su capital.
6.2 Situación Presupuestaria Año 2002
La situación prespuestaria para el año 2002 se ha comenzado a discutir con las instancias de Gobierno correspondientes. Enfrentamos una situación extremadamente compleja en esta materia, debido a la situación económica global del país, pero también como resultado de la falta de definiciones explícitas sobre cambios en la política universitaria del Estado. Por una parte, la estrategia de presentación sobre los recursos del llamado "Aporte Especial a la Universidad de Chile" deberá cambiar por parte del Gobierno, debido al agotamiento de la fórmula empleada durante varios años. Como se sabe, esta estrategia plantea esos recursos adicionales como financiamiento de proyectos de actividad nacional de la Universidad, desconociendo el hecho cierto que ellos se idearon desde el inicio como presupuesto adicional para la Universidad de Chile, en compensación parcial por las reducciones y expropiaciones ocurridas en la década del ochenta. Tal estrategia de presentación es permanente y crecientemente cuestionada por muchas universidades y parlamentarios regionales, siendo además el claro instrumento de crítica política contra la Universidad de Chile. Esto último ha llevado incluso a proponer como sucedió a fines del año pasado, que estos recursos se sometan a competencia nacional. Hemos estado trabajando con las autoridades para que la presentación de estos recursos sea diferente, reconociendo la imposibilidad legal de incluirlo en el Aporte Fiscal Directo, como estrictamente correspondería de acuerdo a la definición adoptada en 1992.
Estos recursos del Aporte Especial equivalen a algo más de un 10% del Presupuesto del Fondo General. De prosperar las ideas de eliminarlo o concursarlo, eso significaría lisa y llanamente que los presupuestos de cada unidad de la Universidad se deberían reducir proporcionalmente. No es cierto que esos recursos se dediquen a proyectos específicos, ya que el mencionado Aporte siempre se incluyó en el presupuesto de la Universidad y financió actividades que se efectuaban desde mucho antes. Hay parlamentarios que intentan desconocer eso, y tratan de intervenir para dar espacio a sus propios compromisos o ideas sobre la materia. Pero no cabe duda de que tenemos que estar alerta sobre estos desarrollos. No debemos permitir que se juegue, como se intentó hacer el año pasado, con los recursos de nuestra Universidad, que son el pago mínimo en compensación por todo lo que el propio Estado chileno hizo a esta institución durante más de 15 años. Introducir recursos adicionales en el presupuesto, de la manera como se hizo en el pasado constituyó una fórmula equivocada, puesto que al cabo de los años ha resultado en una situación difícil de explicar ante nuevos actores.
En un segundo orden de cosas, es necesario reconocer que un problema de gran importancia en lo presupuestario viene dado por el hecho que el reajuste que se otorga al presupuesto universitario ha sido tradicionalmente menor que el reajuste de remuneraciones que se otorga a los trabajadores del sector público. Como sabemos, los trabajadores de la universidad no somos considerados "públicos" para estos efectos, y anualmente tenemos grandes dificultades para financiar la diferencia. Y cuando no ocurre mayor endeudamiento, sucede que algunas reparticiones universitarias están en condiciones, y no otras, de entregar el reajuste completo, creando un grado de inequidad creciente, ya que incluso aquellas reparticiones que financian el reajuste extra, a menudo lo hacen sacrificando sus recursos de inversión. Por ello, este año le estamos pidiendo al Gobierno dos medidas específicas: (1) Que los recursos del llamado Aporte Especial sean renovados con una presentación sólida y permanente, que evite los avatares que todos los años crea para la programación presupuestaria de la Universidad; (2) Que el reajuste del presupuesto universitario no sea inferior al reajuste de remuneraciones que se entregue a los trabajadores del sector público.
El año recién pasado, el Presidente de la República decidió otorgar $400 millones adicionales a la Universidad de Chile para sustentar un Programa de Renovación Académica. $300 millones se derivaron a las Facultades e Institutos para tal propósito y $100 se dejaron en el presupuesto del DID para reforzar los programas concursables dirigidos a académicos jóvenes. Estamos también pidiendo al Presidente que esos recursos se suplementen en otros $400 millones para reforzar el presupuesto destinado a posgrados y a los concursos con énfasis en Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Como he mencionado, existe además una propuesta de la Universidad destinada a lograr un cambio en los criterios de financiamiento de la educación superior, distinguiendo el rol especial que cumplen las universidades complejas del país.
La comunidad de la Universidad de Chile debe ponerse en alerta sobre estos temas, porque aquí las implicancias son serias y constituyen una gran responsabilidad para todos. Por eso, no es ser precisamente leal a la Corporación en su estrategia y frente a sus problemas, el intervenir en la prensa con información lamentable e intencionadamente equivocada. Llamo a la comunidad universitaria a estar atenta a estos desarrollos, ya que los objetivos políticos de escasa visión pueden estar llevando a sacrificar objetivos institucionales de enorme trascendencia.
Vivimos en una sociedad crecientemente globalizada, en la que las relaciones internacionales pasan a ser elementos indispensables para el adecuado desarrollo y posicionamiento de las instituciones. Es natural que la Universidad de Chile, dado su liderazgo académico en el país, deba también mantener una clara avanzada en materia de vinculaciones activas con las mejores instituciones universitarias del mundo. No es conveniente dejar este frente abandonado a la libre acción de otras entidades nacionales, las que se atribuyen -como ocurre en innumerables casos- la representación de la Academia Nacional. Para sustentar programas de intercambio estudiantil -una actividad en que nuestra institución ha sido particularmente exitosa-, apoyo e intercambio en posgrado, y desarrollo de proyectos mancomunados, las relaciones internacionales de la Universidad son fundamentales, y resulta imperativo que Facultades e Institutos las promuevan activamente. Un claro ejemplo del impacto que se está logrando es el hecho que, actualmente, nuestra Universidad recibe más de 400 estudiantes extranjeros al año por período de uno o dos semestres, y envía cerca de 100 a universidades de otras partes del mundo. Esta necesaria actividad debe seguir expandiéndose, para poder insertarnos en el mundo laboral y académico moderno. En los últimos dos años se han firmado trascendentales acuerdos con grandes universidades, como, Yale, Viena, Heidelberg, Leipzig, Lovaina, California, Autónoma de Barcelona y Tecnológica de Bratislava, y organismos como el Consejo Superior de Investigaciones de España y el Consejo de Investigación de Francia. En algunos casos, se han extendido acuerdos de interés para áreas específicas, como el caso de Agronomía y el Convenio con Universidades de Taiwán, de Astronomía y el Convenio con la Universidad Nacional de Australia, las actividades del INTA y la Universidad de la Plata, de Derecho y los convenios con el ITAM y la Universidad de Milán, y las actividades en geología y matemáticas y los acuerdos con universidades francesas, entre otros. La invitación al Rector para inaugurar la Asamblea Anual de Universidades de los EE.UU. constituye, precisamente, un reconocimiento al liderazgo regional de la Universidad de Chile, tal y como la elección de que fue objeto la institución para formar parte del Comité Directivo de la Asociación de Universidades de la Cuenca del Pacífico (APRU), un área que estamos privilegiando en nuestras proyecciones como país.
8. Acciones en Materia de Recursos Humanos
En materia de personal se ha procedido al estudio financiero del programa de retiro que se había propuesto a partir de las reflexiones de la Comisión Normativa, y específicamente del profesor Bruno Muñoz. Tales estudios muestran la solidez financiera del programa probable, utilizando los supuestos planteados en la propuesta original. Estamos muy esperanzados al respecto, ya que ello permitirá reponer, en parte, los graves problemas humanos generados por la pérdida previsional del cual es responsable el propio Estado. En estos momentos se está estudiando el tema legal y administrativo, especialmente dependiendo de la autorización que para el efecto debe brindar la Contraloría General de la República. De no contarse con tal autorización tendremos que recorrer el largo camino de una ley especial -posiblemente en conjunto con otras universidades- para implementar el plan propuesto.
En capacitación han existido logros que es importante mencionar. Debe decirse, antes que nada, que por primera vez la institución cuenta con un programa de carácter masivo y financiado integralmente. Por una parte, se ha llevado a cabo un plan para más de 1.500 trabajadores no académicos de la Universidad, en un amplio rango de materias desarrolladas en 128 acciones de capacitación. Hace sólo unas semanas, los encargados del área en las distintas unidades académicas han debatido sobre cómo seguir adelante con esta importante iniciativa, en la cual es necesario tener propuestas para mejorar y diversificar las acciones, especialmente en vistas a los trabajadores de menor calificación. Deberá reforzarse el diálogo con los gremios sobre esta materia, y tener un conjunto de objetivos bianuales en términos de metas, vinculadas con el plan estratégico universitario. A las acciones aludidas se agrega la provisión de 250 becas sociales para capacitar a cónyuges e hijos de funcionarios.
En el campo docente, la satisfacción con los logros en materia de capacitación es aún mayor. Se ha capacitado a 270 profesores de la Universidad en técnicas docentes y pedagógicas, además de instrumentos como la computación y el inglés. Con ello, se contribuye significativamente a mejorar los resultados de nuestra actividad docente, y a aumentar el grado de satisfacción de nuestros estudiantes. La unidad de capacitación se dispone a doblar este número de profesores atendidos en los programas regulares en lo que resta de este año académico. También se planea llevar a cabo un seguimiento de los profesores participantes en forma posterior al curso, para detectar fallas y determinar acciones adicionales de beneficio.
Se está estudiando con el estamento no académico una propuesta para discutir con el Consejo Universitario la posible instauración de asignaciones por antigüedad. Asimismo, se han recibido ideas sobre actividades de beneficio para los trabajadores en educación física y deportes, tanto y como en seguro de salud, que están siendo consideradas para ponerse en marcha prontamente. En particular, la administración está considerando la posibilidad de un plan de salud con nuestro Hospital Clínico, diseñado en un esquema de seguro, que cubra a nuestros funcionarios, profesores y jubilados.
En el campo estudiantil es importante destacar que, por decisión del Consejo Universitario, se han incrementado los recursos reales disponibles para becas de mantención en más de un 21%. Con ello, entre 1998 y este año, el crecimiento real de los montos asignados a estas becas ha sido de alrededor de un 29%. Así, se generan más posibilidades en un aspecto de la vida universitaria que no podemos dejar de lado, ya que la solidaridad y la asistencia son elementos importantes en nuestra realidad socioeconómica. Algunos han criticado estas decisiones, porque ven más bien la intención de minimizar los conflictos, aludiendo de este modo sólo al costo que la solidaridad con los estudiantes tendría. Pero la visión de la autoridad es otra: la Universidad de Chile necesita efectivamente acciones de solidaridad con sus estudiantes para mantener la diversidad social que debemos cultivar, y para hacer definitivamente la diferencia con el sistema actual. Esta administración también ha hecho un esfuerzo para apoyar a los hogares universitarios, aunque aún tenemos una gran deuda con nuestros estudiantes de menores recursos a este respecto, por los déficit importantes que acarreamos por cerca de dos décadas. También hemos abierto nuevas posibilidades para atender a los hijos de estudiantes en el sistema de salas cuna y jardines infantiles, a pesar de los déficits sustantivos existentes. Resulta indudable que debemos mejorar en la provisión de una adecuada información sobre políticas, beneficios y necesidades en este campo.
Los fondos concursables a la creatividad estudiantil (Premio Azul), se han duplicado, y han tenido un positivo resultado respecto a la integración estudiantil a nivel de campus, con el objeto de promover la transversalidad y el trabajo en equipo entre los estudiantes.
En el área de deportes, tanto como en el Servicio Médico para estudiantes, existen carencias importantes que se han venido arrastrando en el tiempo. En lo primero, estamos buscando el apoyo del Estado en algunas inversiones decisivas para mejorar la situación de nuestros campus. En lo segundo, será necesario un plan, en el que estamos trabajando, para buscar los recursos y podamos, además, enfrentar los problemas con la ayuda de nuestro Hospital Clínico.
En materia de crédito universitario, hemos logrado administrar adecuadamente un sistema que se encuentra, en sus aspectos de fondo, en una crisis fundamental. Hemos sido críticos de la forma como se ha manejado la política de Crédito Solidario en el país, que no ha tenido un cambio sustantivo en el último tiempo y proyecta una enorme ineficiencia e inequidad al sistema. Nuestra proposición se basa en que el Estado debe asumir un compromiso mayor, independientemente de otros sistemas de financiamiento que deberían pasar a ser complementarios. En general, sostenemos que ha existido poco debate sobre una materia tan importante, y que cada año se discute sólo sobre la base de las manifestaciones estudiantiles que evidencian la crisis definitiva del sistema. En el contexto positivo, la Universidad de Chile en los últimos tres años ha incrementado la recuperación de crédito en más de 42%, incluyendo una importante recuperación de cuotas vencidas por sobre el 110%. Esto, junto con el apoyo de fondos extraordinarios, que este año superaron los $260 millones, nos ha permitido sortear las dificultades que en otras instituciones son realmente serias y estructurales.
Es pertinente informar a la comunidad sobre los desarrollos en esta área, que tiene complicaciones tan importantes por el evidente sesgo que la mayoría de los medios -por distintas razones, desde ideológicas hasta aquellas vinculadas a la competencia con entidades universitarias privadas vinculadas a los medios- manifiesta respecto de nuestra Corporación. El periódico Unoticias ha tenido gran éxito en lo interno, sirviendo como un vehículo comunicacional que no teníamos en el pasado, y que ha logrado informar y provocar mayor adhesión a los objetivos institucionales. Deseo informar que Unoticias está circulando junto con Revista Ercilla, y que La Nación también ha decidido incorporarlo en una de sus ediciones dominicales. Esto representa una oportunidad importante para llegar a la ciudadanía con nuestro mensaje y con la información sobre nuestro trabajo, y se une a otros esfuerzos que realiza la Radio de la Universidad de Chile. Es también destacable las alianzas colaborativas con Chilevisión, Televisión Nacional y otros medios, para apoyo comunicacional y difusión de actividades como los Temporales Teatrales y el concurso «Los jóvenes responden a Neruda», pronto a realizarse en su segunda versión.
También es destacable que durante el último año un número significativo de personas participaron en actividades de Extensión Cultural, incluyendo jornadas como la Escuela de Verano, la Exposición Arte en Rapa Nui, Seminarios sobre Andrés Bello, y Juan Bosch y la publicación de los volúmenes antológicos de la poesía de Neruda. A ello se agregan las acciones que los propias Facultades e Institutos llevan a cabo, y que tienen también la importancia de llevar el mensaje de la Universidad a la gente, en forma generosa y contribuyendo efectivamente a construir el apoyo y reconocimiento que necesita. Baste mencionar como ejemplos las acciones del INTA, de las Facultades de Medicina e Ingeniería, del Hospital Clínico en una zona tan apartada como la XI Región, de la Facultad de Artes, etc., para testimoniar la entrega entusiasta a la labor de difusión cultural y científica.
Este año necesitamos llevar a cabo un plan comunicacional para hacer presente, en donde importa, la situación presupuestaria de la Universidad y los problemas previsibles. En este aspecto, se están realizando reuniones informativas con Parlamentarios y empresarios, además de líderes políticos, a quienes se les entrega información sobre el rol nacional de la Universidad de Chile. Para ello, hemos recolectado información proporcionada por la mayoría de las Facultades -desgraciadamente no todas ellas- respecto de las actividades de impacto nacional. Se ha producido un video institucional sobre esta materia, que se exhibe a las autoridades y personeros de interés. Asimismo, el letrero en el frontis de la Casa Central, se anima a despertar una conciencia en la ciudadanía respecto de la BUENA educación, y de lo que ello significa para Chile, siendo nuestra Universidad la garante por tradición y peso académico de esos objetivos hacia el futuro.
11. Nuevo Estatuto de la Universidad
La Comisión Normativa Transitoria entregó en Noviembre pasado el borrador de nuevo Estatuto para la Universidad de Chile. El mismo fue analizado por el Consejo Universitario durante los meses de Marzo y Abril. A partir de entonces, ha sido discutido por una Comisión en que se encuentra representada la Comisión de Estructuras del Consejo Universitario y la Comisión Normativa Transitoria, esta última a través de un Comité de cinco de sus miembros. El propósito que me anima, como lo he sostenido en oportunidades anteriores, es el de contar con un Estatuto que tenga el mayor respaldo institucional posible, lo cual implica la necesidad de discutir en forma profunda muchos de los aspectos que hacia el futuro pueden significar entorpecimientos al desarrollo de la Universidad, y lograr consenso entre distintas visiones y actores. Sin embargo, como también lo he declarado, creo que de sostenerse diferencias sustanciales en conceptos claves del Estatuto y de la organización que el mismo propone, deberá ser llevado a un referéndum universitario para tomar una decisión final. Había precisado que fines de junio constituía una fecha adecuada como límite para tomar una decisión. Hemos tomado más tiempo del que todos, probablemente, deseábamos. Rechazo, sin embargo, que se plantee este retraso como una acusación, puesto que ello constituye, en definitiva, una acusación contra Decanos, Consejeros y miembros de la Comisión Normativa, que han dedicado un notable esfuerzo a la tarea planteada.
Quiero comunicar con mucha satisfacción que la instancia de coordinación entre el Consejo Universitario y la Comisión Normativa Transitoria ha arribado a una serie de importantes acuerdos sobre el diseño y contenido de los nuevos Estatutos, especialmente en lo que concierne a la interrelación entre el futuro Senado y el Consejo. Resta, por cierto, la ratificación de este trabajo por parte de los organismos -Consejo Universitario y Comisión Normativa Transitoria- que se basará en un proyecto bien elaborado, fruto de muchas horas de trabajo de distinguidos académicos y de un estudiante, a quienes agradezco su colaboración y su esfuerzo. Me parece necesario, igualmente, que el estatuto vaya en su forma final a una ratificación por parte de la Comunidad universitaria, para así hacerlo llegar con el respaldo debido a las instancias de Gobierno, quienes decidirán respecto de los pasos legales posteriores.
Sé que hay algunos que sienten que los progresos habidos en la Universidad son pocos, o demasiado lentos. Acepto la crítica y llamo a que todos contribuyamos a crear las condiciones para el cambio que se busca. Pero también llamo a encauzar la crítica internamente, por la vía que corresponde; soy y he sido siempre un académico, por lo que para mí la crítica resulta un elemento fundamental de mi trabajo que nunca desecharé. Sólo lamento la crítica desleal, encubierta, sin propuestas, con trasfondos inconfesables; aquella que se dirige a los medios adversos para enlodarnos gratuitamente, o la que circula como documentos apócrifos. Mi administración está llevando a cabo un cambio sostenible en el tiempo, con resultados futuros que se derivarán de los nuevos énfasis, de los cambios en nuestras estrategias académicas, del reordenamiento de nuestras finanzas y programas, y de la modificación en nuestra cultura interna. Pretendo una Universidad de Chile más integrada, de consolidada excelencia académica, con liderazgo nacional y con reconocimiento de la política pública. Cada día trato de evaluar porqué no marchamos más rápido, porqué hay resistencia al cambio en muchos aspectos, porqué existe una disgregación tan marcada y sostenida, en muchos casos considerada inevitable. Cada día trato también de reforzar lo que se hace para asegurar una marcha mucho más efectiva.
El logro del cambio sostenible es más importante que la crítica ilegítima. No sólo hemos tenido avances fundamentales y nos hemos confirmado como la primera Universidad del país en cuanto a nuestros resultados. También tendremos un Estatuto de gran fortaleza, porque ha recorrido y respetado todas las instancias en la discusión; obtendremos un cambio de fondo en materia de pregrado, diseñando la Universidad que queremos en este ámbito para los próximo 20 años. Seremos también capaces de lograr una profundización en nuestra investigación y en nuestro compromiso nacional, al poner en marcha indicadores de gestión que expliciten resultados y permitan la evaluación y corrección. Fortaleceremos el posgrado, siendo en las próximas dos décadas la Universidad más fuerte en investigación y Doctorados. Reordenaremos nuestra gestión y nuestros presupuestos, para lo cual necesitamos, demandamos, exigimos la colaboración proactiva del Estado.
Llamo al necesario debate en las unidades académicas para discutir los temas locales y generales de la Universidad, para que sus conclusiones y propuestas se conduzcan al nivel de la autoridad local y central. Llamo también a la unidad de la institución, en momentos difíciles, en que somos permanentemente atacados por muchos otros intereses. No estoy disponible para carreras electorales mientras se debaten temas cruciales para la Universidad, como nuestros Estatutos, las decisiones del presupuesto público, el desenlace de varios sistemas concursables nacionales. Concentremos nuestra energía, nuestras ideas, nuestra crítica constructiva, en el deseo de que progresemos sustancialmente este año, y hagamos cada vez una mejor Universidad de Chile para Chile.
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