Cuenta Anual de la Gestión entregada por el Rector de la Universidad de Chile, Prof. Luis A. Riveros

I. Introducción

Presento a la comunidad universitaria, representada en los profesores directivos de la Corporación: Decanos, Vicedecanos, Directores de Departamentos y Escuelas, Directivos de Facultades y de Organismos Centrales, la cuenta de la gestión rectoral. En esta oportunidad, me referiré a las tareas y logros acaecidos durante el año 2001, a la vez que aludo a algunos elementos que deben ser considerados prioritariamente en la perspectiva del desempeño institucional durante el año 2002. Debo decir que me siento satisfecho de haber, invariablemente durante el mandato, rendido cuenta pública de la gestión de la Universidad de Chile en forma periódica, puesto que de esta manera se ha procurado otorgar mayor transparencia a la labor directiva. Asimismo, he podido recoger los comentarios de mis colegas académicos y analizar los resultados en forma amplia. Semestralmente se ha llamado a estas reuniones y difundido la cuenta escrita a toda la comunidad, para que todos estemos informados de nuestros problemas y de nuestros avances, y para que así surja también el aporte y la crítica legítima a las acciones que se emprenden y sobre aquellas que aún falta por realizar. Propongo que esta iniciativa sea instituida hacia el futuro, y del mismo modo en todos los niveles de la estructura universitaria, ya que esta práctica cohesiona firmemente a la institución, otorga transparencia y establece parámetros comunes para el diseño y evaluación de las políticas.

II. Logros durante el año 2001

La Universidad de Chile ha finalizado un año en extremo difícil en materia de recursos financieros, pero que aún así ha redundado en progresos indiscutibles en el ámbito académico. En efecto, el reajuste que el Estado otorgó a nuestro presupuesto 2001 estuvo muy por debajo de las normas de reajuste salarial fijadas por el propio Estado; en esas condiciones, y por una elemental responsabilidad con relación a las finanzas universitarias, la Corporación no pudo reajustar el aporte institucional en el porcentaje correspondiente al reajuste del sector público. Además, durante el año 2001 tuvo lugar un relativamente bajo crecimiento de los ingresos propios, en forma correlativa a la severa situación de desaceleración que sufrió la actividad económica nacional. Sin embargo, a pesar de estas situaciones, el éxito relativo que la Universidad de Chile obtuvo en cuanto a fondos concursables de distinta naturaleza, además de las previsiones efectuadas en el presupuesto a inicios del año 2001, permitieron el desarrollo de importantes proyectos institucionales, y reafirmaron el predominio de nuestra Universidad en materia académica dentro del conjunto del sistema universitario. Asimismo, gracias al incremento en la recuperación de crédito, y a un aporte extraordinario por parte del Gobierno de más de $250 millones, el fondo solidario que administra la institución no presentó un desequilibrio significativo respecto de las demandas existentes. En el campo del pre y posgrado se avanzó significativamente en la implementación de nuevos programas y en la definición de los cambios de largo plazo, la extensión adquirió nuevos bríos y hubo avances importantes en torno a la creación de la nueva normativa institucional y la generación de nuevos instrumentos para lograr una mejor gestión académica. La evaluación final es, pues, positiva. Los resultados muestran la enorme fortaleza que tenemos en términos de nuestros académicos, de nuestro potencial de investigación y posgrados, de las innovativas ideas en torno a la docencia, y de una organización mayormente comprometida con la Universidad considerada en su conjunto.

III. Desarrollo de Inversiones en pro de una Modernización Institucional

Durante el año 2001 se reafirmaron compromisos efectuados desde inicios de este período. Por una parte, se proporcionaron recursos adicionales con el reajuste del Presupuesto 2001 para que las Facultades e Institutos, en la medida de sus posibilidades efectivas en un año financieramente difícil, enfatizaran el desarrollo de académicos jóvenes, factor que constituye una prioridad para la Universidad de Chile mirando su futuro. Estos recursos, equivalentes a $300 milllones, provinieron de una asignación especial que el Presidente de la República decidió incluir, con carácter recurrente, en el Aporte Especial para la Universidad de Chile. También, a partir de estos fondos, se incluyeron recursos adicionales en el presupuesto del Departamento de Investigación y Desarrollo, el cual fue severamente recortado en 1996, para así llevar a cabo actividades de apoyo a investigadores jóvenes. Esta debe ser una materia de continuo énfasis en lo institucional, ya que la renovación del cuadro académico no puede centrarse en la reducción de nuestros académicos de mayor edad, puesto que ello constituye más que una ganancia, una pérdida académica usualmente irremediable, a la vez que un grave daño a la convivencia institucional y a las perspectivas de desarrollo futuro de los académicos jóvenes.

La puesta en marcha de importantes programas de inversión en planta física es observado como un aspecto vital para apoyar el desarrollo académico. Durante el año 2001 se ha finiquitado la obra principal de la nueva Facultad de Odontología y se ha iniciado la de la nueva Escuela de Periodismo, mientras que se ha inaugurado también el Centro de Estudios Pedagógicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades. En Derecho, en Ciencias Químicas y Farmacéuticas, en Economía, en Ingeniería y en el Programa de Bachillerato, se han efectuado importantes inversiones financiadas con ingresos de cada entidad, especialmente derivados de proyectos MECESUP. Estas iniciativas no sólo fueron apoyadas por la gestión a nivel central, sino también complementadas por fondos centrales, como es el caso de los 300 millones adicionales otorgados al presupuesto de la Facultad de Derecho, y los recursos destinados a Ingeniería por medio del apoyo a los Proyectos FONDAP de Ciencias de los Materiales y de Modelamiento Matemático que alcanzaron en conjunto un monto cercano a los $210 millones. En la Facultad de Medicina, por otra parte, se ha llevado a cabo una importante inversión para consolidar su Campus Norte, concentrando allí todas las carreras de pregrado – lo cual conlleva significativos beneficios académicos—siguiendo los lineamientos estratégicos de la Universidad de Chile en cuanto a la concentración de sus actividades en forma integrada en los respectivos Campus. Esta inversión ha sido financiada íntegramente a través de reconversión de activos, y también comprende la adquisición de un nuevo terreno en Peñalolén, para instalar allí un nuevo campus clínico que nos garantiza una posición de privilegio para el crecimiento de la docencia en la nueva configuración de la ciudad y sus servicios sanitarios.

Los proyectos de planta física para la Facultad de Ciencias, para el Programa de Bachillerato y para las aulas de la Facultad de Filosofía y Humanidades deben concretarse o finiquitarse en el año 2002, teniendo ellos como principal inspiración la consolidación del Campus Juan Gómez Millas; para este mismo propósito y para reforzar el mejoramiento de las condiciones de vida estudiantil, en el presupuesto 2002 se han vuelto a asignar recursos especiales para el Campus. En el caso de la Facultad de Ciencias Químicas también se prevé el desarrollo de un proyecto de inversión para concentrar todas las actividades en el Campus Norte, lo que se une así a la inauguración en el próximo Marzo de su nueva Aula Magna en Olivos, lo cual tendrá lugar junto con la inauguración del edificio de la Facultad de Odontología. A su vez, estas nuevas instalaciones serán seguidas durante el 2002 por un segundo edificio para esta Facultad dedicado a la tarea de investigación, y que se ha financiado por medio de una importante donación. En el Hospital Clínico se han consolidado en el año 2001 varias inversiones para Cirugía Ambulatoria, Servicio Máxilo-Facial, Laboratorio Central y Urología, que han totalizado $149 millones en obras civiles y más de $950 millones en equipamiento clínico; además, durante el presente año, se concretará una significativa inversión destinada al Servicio de Imagenología. Esperamos también poder concretar el mejoramiento de la infraestructura para brindar mejores servicios a los estudiantes en el Campus Sur, así como darle el punto de partida al proyecto de un nuevo edificio para el INTA. En el Campus Andrés Bello esperamos concentrar las actividades de extensión artística y cultural, incluyendo la radio de la Universidad de Chile y el Coro Sinfónico, así como la concreción del proyecto de nuevo edificio para la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.

Refería en mi pasada cuenta de agosto del 2001, que se han efectuado inversiones en infraestructura por alrededor de $8 mil millones, mientras que para los dos próximos años se han propuesto proyectos por otros $12 mil millones, todos los cuales se financian por medio de reconversión de activos, fondos obtenidos por proyectos, y por el aporte del presupuesto anual de la Corporación. Frente a un significativo retraso de inversión en más de 40 mil millones, como detectó un estudio efectuado a fines de 1998, la Universidad se estará poniendo al día en la mitad de dicho monto en el plazo de cuatro años, así enfrentando una severa debilidad que se convierte en un obstáculo para lograr un mejor reposicionamiento en lo académico. A todos los proyectos enumerados se debe sumar la concreción de otros que están aún en fase de diseño, para así dar forma definitiva a la modernización institucional que es, justamente, un factor decisivo para seguir a la cabeza del sistema.

IV. Avances en Materia Académica

Durante el año 2001, de acuerdo a lo informado en la cuenta rectoral, los indicadores académicos en materia de FONDECYT, FONDEF, FONDAP, Proyectos Milenio y Proyectos MECESUP fueron altamente favorables para la Universidad de Chile, y significativamente mejores que el año 2000, el que a su vez ya representaba un importante mejoramiento respecto de los años anteriores. También lo son en cuanto a las publicaciones ISI, especialmente considerando la relación entre número de publicaciones clasificadas y Aporte Fiscal Directo, o profesores Jornada Completa Equivalente, indicador que coloca definitivamente a la Universidad de Chile como aquella que más efectivamente responde a los recursos que otorga el Estado para investigación. Los resultados son, en general, sólidos y brillantes, por lo que se debe reconocer el significativo y buen trabajo de los académicos de la Corporación, el que debe proyectarse en aún mejores resultados para los concursos e indicadores de producción académica que se efectuarán en el año 2002. Creo recomendable que las unidades académicas premien adecuadamente el exitoso trabajo de sus académicos, tanto en el campo de la investigación como en el de la docencia de pre y posgrado; para ello y entre otras fuentes, deben disponerse de los recursos que se han descentralizado, especialmente en cuanto a los overhead de FONDECYT y los montos por morosidad que ahora radican en los organismos, a diferencia de lo que ocurría con anterioridad a 1999. Vemos con muchas esperanzas las implicancias que representa el acceso a fondos de investigación para el desarrollo de nuestros académicos, pero también nos preocupa el estímulo que debe tener la docencia como aspecto central de nuestro trabajo; por ello, trabajaremos en la creación durante el 2002 de un fondo de estímulo a la docencia de calidad, que reponga claramente un incentivo para el desempeño en este campo.

También en materia académica, durante el año 2001 se han concretado 6 nuevos programas de Doctorado: en Derecho; la nueva mención Estética y Teoría del Arte del Doctorado de Filosofía; en Nutrición y Alimentos; en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias; y en Farmacología. Con ello, en los últimos dos años son 12 los nuevos programas doctorales de la Universidad de Chile, los cuales están cambiando el rostro de la institución, y la posicionan efectivamente como una institución que privilegia el posgrado y la investigación, tal y como lo conciben nuestros lineamientos estratégicos prestando atención a las más importantes fortalezas institucionales. Como lo he destacado anteriormente, el progreso habido en la Universidad de Chile en cuanto a creación y cobertura de los programas de doctorado es único en el sistema universitario, y nos destaca claramente respecto de una alta prioridad de país, siendo también los primeros en número de alumnos y becas otorgadas por los sistemas existentes. Este esfuerzo requiere ser enfatizado en forma complementaria, comprometiendo a todas las Facultades e Institutos en el mejoramiento permanente del trabajo académico y la inversión, para así proporcionar el apoyo que efectivamente requieren estos programas de avanzada, especialmente en el énfasis que se busca en los enfoques multidisciplinarios e inter-facultades. En el terreno de la política pública aplicable en este campo, el Consejo Universitario ha hecho llegar un documento a la máxima autoridad de la Nación, donde se expone una definida propuesta sobre mecanismos de financiamiento para las llamadas universidades complejas, otorgando prioridad a los posgrados y a la investigación. Esperamos que esta propuesta sea seriamente considerada en el esperado giro de política en materia de educación superior.

A los avances en materia de investigación, posgrados e inversión ocurridos durante el año 2001, se unen los progresos existentes en materia de pregrado. Uno de los propósitos centrales de esta gestión ha sido la integración de la enseñanza del pregrado a nivel de la Corporación, para así introducir una profunda innovación en los sistemas de selección y los curricula de formación profesional. Una comisión encabezada por el profesor Pablo Oyarzún, y coordinada por la Vicerrectoría de Asuntos Académicos a través de su Departamento de Pregrado, ha finalizado el estudio respectivo con una propuesta de acción que debe considerarse prontamente. Este trabajo fue antecedido por una exitosa reunión a nivel de universidad, que preparó el diagnóstico y concentró el debate y las propuestas posteriormente elaboradas por la Comisión, a nivel de subcomisiones por área disciplinaria. Estimo que la reforma que se plantea es crucial y debe ser prioritaria en la institución, porque la misma será también vital para consolidar el liderazgo de la Universidad de Chile en el sistema, constituyendo un aporte de invaluables proyecciones para el progreso del país. Es también muy satisfactorio indicar que esta reforma está siendo antecedida por un exitoso conjunto de cursos de formación general de naturaleza transversal, tarea que ha sido coordinada por las profesoras Roxana Pey y Cristina Rodríguez, a nivel de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos o de la propia Cátedra Rectoral a cargo de la Dirección de Comunicaciones que se instituyó en 1998. La cobertura en el último año en estos cursos ha sido de más de 500 estudiantes, lo cual indica el grado de éxito que ha alcanzado.

Durante el año recién pasado se han efectuado también progresos en cuanto a los sistemas integrados y de apoyo a la informatización de las Secretarías de Estudios. Pero, a pesar de todos los avances, es todavía necesario mejorar dos áreas prioritarias. Por una parte, la implementación de los sistemas para educación a distancia, los que requieren de inversiones significativas para aprovechar efectivamente la infraestructura que se ha desarrollado en la mayoría de las Facultades. Por otra parte, se requiere mejorar en los sistemas de evaluación de la docencia, para así permitir un adecuado desarrollo de la misma y de los planes que alientan el perfeccionamiento docente, que durante el año recién pasado produjo más de 300 profesores de nuestra Universidad capacitados efectivamente para llevar a cabo una enseñanza de excelencia. En términos generales, se vislumbran una serie de tareas fundamentales en el ámbito académico: se precisa enfatizar los recursos para investigadores jóvenes, privilegiar el desarrollo de los Doctorados y Posgrados, especialmente en lo que concierne a su vinculación con la investigación, y proseguir en la tarea de proveer apoyo a la preparación de proyectos, como se ha estado haciendo hasta ahora desde las propias instancias centrales. Tenemos también, entre las tareas pendientes, la de continuar elevando los puntajes promedio para el ingreso a nuestra Universidad, como ha venido ocurriendo durante los tres últimos años en forma notoria respecto del promedio del sistema. Esto ha de hacerse mejorando nuestra visibilidad a nivel de carreras, invirtiendo en planes de acercamiento efectivo a los estudiantes, y enfatizando el desarrollo de las unidades más desventajadas, poniendo gran énfasis en nuestro rol nacional y de excelencia.

V. Necesidad de una Mayor Transversalización

Ha sido un año exitoso en lo académico. Se encuentran tareas que se proyectan, pero para ello existen también en todos los campos condiciones que se han ido creando producto de la mayor descentralización y el rol conductor que han adquirido nuestros académicos. Es vital, para seguir adelante, que se incorporen los indicadores que permiten analizar la gestión académica de cada uno de los organismos, medida por medio de los resultados académicos más pertinentes y evidentes. Pero para ello es fundamental asimismo que superemos definitivamente los traumas derivados de nuestra tradicional segmentación, como las profundas inequidades que existen al interior de la Universidad de Chile. Estos son problemas estructurales, que no pueden superarse por medio de decretos o medidas administrativas de ninguna especie. Se ha iniciado un profundo cambio cultural en esta materia, que tiene que ver con la integración de nuestros campus, la reforma del pregrado y la propia instauración de los nuevos estatutos, que contemplan la participación de un Senado Académico para darle mayor perspectiva transversal y de largo plazo a nuestras acciones académicas. Pero falta mucho para lograr avances en materia de integración y equidad, la cual no debe verse como objetivo en forma independiente de los resultados académicos; pero del mismo modo deben abrirse los criterios para considerar apropiadamente los logros académicos de unidades que son en su esencia diversas, y efectúan aportes de muy variada naturaleza.

Durante el año 2001 se avanzó en la creación de un Fondo Común para Inversiones Académicas, que permitirá que las políticas de conversiones de activos dejen siempre recursos para aquellas unidades más desventajadas. Es preciso avanzar igualmente en la constitución de un fondo que permita redistribuir adecuadamente al menos parte de los resultados que se asocian a la generación de ingresos institucionales. Junto con una nueva política de distribución de los aranceles y el AFD y AFI, en lo cual hemos podido avanzar lentamente, es vital que la Corporación tenga una política de mayor integración con relación a los ingresos y a la obtención de menores disparidades en remuneraciones y aportes institucionales. Una tarea fundamental para la Corporación residirá en abrir los espacios para discutir estas medidas y para analizar el impacto que ellas desarrollarán en mediano y largo plazo. Lo que sí es efectivo es que no podremos avanzar en forma significativa si no se examinan medidas que tiendan a restaurar un mínimo de equidad junto con un análisis objetivo basado en los criterios de eficiencia que necesitamos urgentemente promover.

En el plano de la extensión universitaria, y a pesar de la difícil situación que se enfrentó a comienzos del año 2001, y a lo cual me referí en la cuenta anterior, los resultados son estimulantes. La Orquesta, el Coro y el Ballet Nacional cuentan ahora con un Director estable como no ocurría desde hace muchos años. Se ha logrado diseminar mucho más la acción de extensión artística en el país, y se cuenta con un activo Convenio con la empresa privada que brinda recursos y oportunidades para que, conjuntamente, se realice una tarea que es importante para todos los segmentos de la sociedad. La gestión ha experimentado progresos, y esperamos que este año se pueda concretar efectivamente la nueva organización que requiere la extensión artística de nuestra Universidad. De un modo similar, la extensión académica ha logrado realizar Seminarios de impacto nacional, varios en combinación con otras entidades educacionales y del Estado; en la actualidad, se desarrolla una Escuela de Verano simultáneamente en dos ciudades del Norte y cuatro del Sur de Chile, así colaborando a llevar la Universidad hacia la gente. Es mucho lo que queda por hacer en este campo, especialmente si mejoran las condiciones económicas globales; pero la Universidad de Chile debe seguir siendo el elemento diferenciador que lleve activamente arte y cultura a nuestra carente sociedad.

VI. El Marco de Política

La Universidad de Chile ha finalizado un año exitoso en lo académico, a pesar de las serias desventajas que nos crea el tratamiento presupuestario que nos entrega el Estado. Año a año, por ejemplo, el Rector de la institución debe acudir al Parlamento o a las instancias de gobierno correspondientes, a pedir que no se reduzcan los recursos de la Universidad de Chile. También del mismo modo, se nos complica anualmente la situación de entidades como el Centro Nacional del Medio Ambiente que depende de decisiones presupuestarias que se revisan posteriormente a los acuerdos alcanzados. Asimismo, la política de reajuste de remuneraciones no tiene ninguna correspondencia con las medidas de ajuste de los presupuestos de las universidades estatales. Obviamente, esta situación no puede constituirse en permanente, puesto que así se introduce un alto grado de incertidumbre sobre nuestros planes futuros, e inhibe notablemente el marco de acción necesario para solicitar una revisión estructural del financiamiento universitario. Es necesario que se defina una política estable y concordante con la condición de universidad estatal que tiene la Universidad de Chile. Desgraciadamente, no es éste un tema que concite el apoyo explícito de movimientos políticos y gremiales, que más bien privilegian el logro de sus propios objetivos específicos, contribuyendo con ello a disgregar aún más el accionar universitario, y a hacer mayormente inestable la situación presupuestaria. Desgraciadamente no existe tampoco claridad en las agendas políticas respecto de este importante aspecto para el desarrollo universitario y nacional.

Me hago un deber agradecer desde aquí el apoyo que ha brindado a nuestra Universidad S.E. el Presidente de la República y Patrono de la Institución, Profesor Ricardo Lagos, quien durante el año 2000 promovió la medida consistente en entregar $400 millones adicionales al presupuesto universitario, y durante el año 2001 se preocupó personalmente de introducir la indicación en el presupuesto para reponer íntegramente los recursos originalmente consultados en el Aporte Especial. Pero debo también desde aquí pedir nuevamente que los recursos que se entreguen a la Universidad de Chile se incluyan todos ellos en el presupuesto universitario regular, evitando el enorme grado de controversia que se crea de otra manera, y el inmenso desgaste para la institución que significa el debate recursivo sobre si deben o no existir diferencias en la política de financiamiento. Tengo también que pedir que se discuta nuestra propuesta sobre financiamiento de las universidades complejas, para así restaurar un incentivo correcto y necesario para los propósitos de desarrollo del país. Debo también hacer un llamado, en forma insistente, para que se discuta y ponga en acción un marco de política sobre regulación y financiamiento del sistema universitario, que restaure los principios básicos de calidad y equidad, que asegure el acceso a todos los jóvenes capaces a instituciones universitarias acreditadas, y que se mantenga la proyección sostenible hacia el futuro considerando la diversidad del sistema universitario presente.

VII. Un Recuento de Cuatro Años de Gestión: 1998-2001

Junto al recuento anual anterior, y a la descripción suscinta de las tareas que nos esperan para el año que se inicia, no debo dejar de lado el hecho trascendental que durante este año debe tener lugar una nueva elección de Rector de la Universidad de Chile. Con este motivo no puedo sino dar una mirada a los cuatro últimos años correspondientes a la gestión de esta Rectoría y sobre los cuales indudablemente existirá debate en el próximo ciclo electoral interno.

Adquirí el compromiso de dirigir los destinos institucionales en tiempos difíciles: existían grandes desconfianzas entre distintos segmentos universitarios, se estaba dando inicio a una crucial revisión de la normativa interna, existía una baja credibilidad de la gestión directiva y financiera, y se había discontinuado un superestructural plan destinado al mejoramiento de la calidad académica. La institución nunca había discutido lineamientos ni plan estratégico en forma sostenible.

Creo que no debe existir cuestionamiento respecto a que este Rector se ha caracterizado por transparentar la gestión y promover los climas de confianza internos conducentes a crear las condiciones para asegurar nuestro futuro como institución; un clima que facilite las decisiones con mirada de largo plazo y elimine las suspicacias que crea nuestra profunda segmentación académica y los bajos estándares de colaboración entre organismos; un clima que permita cambiar nuestras estructuras de gobierno y de controles, sin los traumas propios de la confrontación o el ideologismo. He conducido una Universidad que se mantiene sin conflictos que obstaculicen el sentido integral y de futuro de nuestra Corporación, pero sin tampoco cerrar las puertas al diálogo para resolver los múltiples focos de discrepancias y diferencias al interior de la misma, creando las instancias para el entendimiento y la mejor solución. He conducido una Universidad que ordena sus finanzas y su gestión en forma evidente, y que hoy día puede discutir un presupuesto universitario oportunamente y sobre la base de proyectos opcionales y un horizonte limpio, y que además muestra innegables signos de acrecentado liderazgo académico en el sistema universitario. He conducido una Universidad que ha podido superar graves problemas como aquellos suscitados en la administración de la Prueba de Aptitud Académica o la cuasi quiebra de Editorial Universitaria, y que promueve la inversión significativa en proyectos que cimentan el desarrollo futuro, genera mayor capacitación de profesores y funcionarios y estimula la organización y mejor desempeño de organismos claves como el Hospital Clínico, el nuevo Instituto de Asunto Públicos y la autoevaluación de organismos académicos claves. He conducido una Universidad capaz de adoptar situaciones de diálogo y decisión respecto de materias tan complejas como la adopción de los lineamientos estratégicos de desarrollo y la definición de un nuevo estatuto orgánico, y que también es capaz de plantear con claridad una posición respecto a la necesidad de modificaciones en la política pública educacional y universitaria.

También he conducido una Universidad que arrastra problemas que no ha podido superar cabalmente. Es indiscutible que tenemos un significativo arrastre de problemas por falta de recursos presupuestarios, por inversión no realizada durante décadas, por la inexistencia de condiciones mínimas para el retiro decoroso de un gran número de funcionarios y académicos. Tenemos dificultades para mantener sistemas dignos de salud y atención socioeconómica para nuestros estudiantes, los cuales requieren recursos cuantiosos. Persisten también problemas derivados de la contradicción que existe entre nuestra misión nacional y pública y nuestro financiamiento mayoritariamente privado, sobre la cual no hemos sido escuchados en las instancias correspondientes. Los hay asimismo, a pesar de todo nuestros esfuerzos, en el ámbito de la baja colaboración que muchas veces ocurre entre distintas unidades, conduciendo a ineficiencia en el uso de los recursos y a conflictos latentes o explícitos entre organismos. Frente a todo eso, creo que son mucho más los avances, y la perspectiva optimista que los mismos levantan para la Universidad: nos estamos moviendo en la dirección correcta para atacar todos estos problemas y finalmente lograr una perspectiva de desarrollo segura y positiva para nuestra Universidad.

VIII. Trece Areas de Acción

No temo el juicio sobre mi gestión. Es más, considero saludable para la institución que exista una discusión sobre los avances logrados, y sobre aquellas materias en las que ha existido una menor dinámica, o donde prevalecen mayores obstáculos. Creo que este juicio es necesario a nivel de cada uno de los organismos, para que desde allí se construyan los consensos que necesitamos para seguir construyendo el liderazgo de nuestra institución. Por ello considero lícito listar las trece áreas en las que mi administración ha actuado por medio de un conjunto de cerca de 40 medidas estratégicas.

  1. Se ha puesto énfasis en la auto-evaluación institucional y en el debido reconocimiento del trabajo académico. Para ello se ha constituido una significativa revisión a los procedimientos que envuelve la evaluación académica, por medio de un nuevo reglamento largamente analizado. También se ha concretado un fortalecimiento de los mecanismos de autoevaluación institucional, con la participación de distinguidos académicos, y que durante el año 2002 será respaldado con mayores recursos presupuestarios.
  2. Se han abierto cauces para una Universidad más participativa. La Comisión Normativa Transitoria ha desempeñado con éxito su trabajo de preparación del proyecto de nuevo estatuto el que se encuentra listo para su última etapa de análisis. Asimismo, desde el Consejo Universitario hacia los organismos tuvo lugar una discusión en conexión con el establecimiento de los lineamientos de desarrollo estratégico de la Corporación, el que debe proseguir para afinar metas y plazos a cumplirse en los próximos años.
  3. Se ha incentivado una mayor dinámica de la investigación. Se llevó a cabo el Primer Encuentro de la Universidad de Chile sobre Investigación; se ha creado la Vicerrectoría de Investigación. También se ha entregado presupuesto adicional al Departamento de Investigación y Desarrollo (DID) para promover programas en beneficio de investigadores jóvenes y para la sustentación de proyectos en transición financiera. Se ha constituido un conjunto significativo de indicadores de producción académica de gran beneficio para la institución, y que serán próximamente utilizados para propósitos de asignación presupuestaria y análisis de diseño estratégico.
  4. Se ha promovido el desarrollo más integrado del trabajo universitario. Para ello, se han dado fuertes incentivos a la constitución de los Campus. Se ha apoyado claramente esta materia en el caso del Campus Juan Gómez Millas, y se ha definido al Campus Sur como el terreno experimental. También se ha motivado la inversión destinada a concentrar actividades académicas y de extensión, como ocurre en el Campus Norte y en el Andrés Bello próximamente. Asimismo, se han creado las cátedras rectorales y los cursos de Formación General en la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, permitiendo una mayor integración académica y docente. Además, se ha descentralizado presupuesto en los organismos académicos, por montos cercanos a $1200 millones acumulados al año 2001, más $300 millones de presupuesto adicional para la Escuela de Derecho.
  5. Se ha impulsado una reforma significativa en la docencia de pre y posgrado. Un exitoso Primer Encuentro sobre Docencia de Pregrado a mediados del 2001 llevó a la preparación de un innovativo proyecto de integración docente y reforma de los sistemas de formación profesional. De modo similar, y gracias a un esfuerzo comunicacional especialmente diseñado para ello, se ha avanzado significativamente respecto de la competencia en cuanto a los puntajes promedio de ingreso a la Universidad de Chile. También se han creado 12 nuevos doctorados, algunos de ellos con fuerte énfasis inter-disciplinario, lográndose los primeros lugares en alumnos y becas, siendo además la única institución que acreditó el 100% de los Programas presentados a la instancia correspondiente. Se llevará a cabo el Primer Encuentro sobre Docencia de Posgrado, para coordinar mejor las acciones y posiblemente constituir una más apropiada instancia central.
  6. Se ha puesto especial atención en las necesidades de los estudiantes. Para ello se creó una Dirección que atiende específicamente sus problemas. Se incrementaron en los cuatros años los recursos destinados a Becas de Alimentación en cerca de 30%, mientras que se ha reforzado la atención a Hogares Universitarios y al Deporte. Asimismo, se ha promovido la movilidad estudiantil internacional, residiendo en la actualidad cerca de 100 estudiantes de la universidad en el exterior, en pasantías coordinadas institucionalmente, y residiendo cerca de 400 extranjeros.
  7. Se ha enfatizado una política integradora dirigida a nuestros funcionarios. Se ha creado una Dirección de Recursos Humanos para atender sus necesidades. También se ha normalizado la gestión del Bienestar y se está adquiriendo un terreno en la costa para constituir un Centro Vacacional, y así poder devolver parte de los recursos que la Universidad utilizó en gasto a partir de 1995. Del mismo modo; se ha impulsado un activo programa de capacitación con más de $400 millones de presupuesto que ha atendido a profesores, funcionarios y a las familias de éstos.
  8. Se ha llevado a cabo una significativa inversión en infraestructura. Con ello se ha apoyado la consolidación de los Campus, también permitiendo la actualización de los servicios telefónicos y comunicacionales en general. Asimismo, se han generado nuevos edificios para situaciones que arrastraban serios problemas desde hace mucho, recuperando también el edificio de la Casa Central, y generando proyectos por alrededor de un total de $20 mil millones.
  9. El manejo financiero ha sido más transparente y efectivo. Los presupuestos y sus modificaciones se discuten regular y oportunamente en el Consejo Universitario con total información. La deuda bancaria y total no ha crecido, sino debido a los compromisos asumidos con la Editorial Universitaria. Todos los proyectos de inversión en curso y futuros se financian son reconversión, proyectos externos o presupuesto universitario, no con mayor deuda estructural. El déficit operacional se redujo de 3.5% (1998) a 1.3% (2001). También ha habido entre 1999 y 2001 un gran esfuerzo para obtener un aumento en la recuperación de crédito solidario.
  10. Se ha manejado apropiadamente la gestión de casos críticos. Se han generado indicadores que permitirán un análisis más cuidadoso del presupuesto y de la actividad académica (indicadores de gestión). Se llevó a cabo una exitosa reingeniería de la PAA, mejorando en cuanto a seguridad en los procedimientos y plazos de entrega. Se ha recuperado la Editorial Universitaria, sumida en un proceso de quiebra, a la vez que se ha ayudado a la normalización del presupuesto de la Fundación Puelma de la Facultad de Medicina, también afectado por la situación financiera de la Editorial. Asimismo, se ha mejorado sensiblemente el resultado académico y financiero del Hospital Clínico, donde entre 1999 y 2001 ha existido una inversión financiada de más de $4000 millones entre equipamiento y obras civiles.
  11. Se ha promovido mejor información y mayor contacto con la base académica. El Rector está siempre en terreno y se reúne periódicamente con académicos. Se presentan estas cuentas periódicas que además se publican con alta diseminación en la comunidad. UNoticias se ha constituido en un vehículo importante de contacto e información. Asimismo, la Radio de la Universidad de Chile también colabora a crear más instancias de comunicación.
  12. Se ha promovido el desarrollo de una Universidad vinculada al país y a su gente: Las Escuelas Verano se han hecho llegar a todo Chile. Se han desarrollado convenios culturales como los de la X Región y Región Metropolitana, para promover el arte y la cultura. Se han desarrollado seminarios y publicaciones sobre temas públicos como educación, agenda de política pública, medio ambiente y medios de comunicación. Se han suscrito importantes acuerdos académicos con la Universidad Católica, la Universidad de Magallanes, la Universidad de La Serena, y próximamente con la Universidad de Santiago, para colaborar y desarrollar programas conjuntos.
  13. Se ha promovido fuertemente una Universidad activamente inserta en el concierto internacional. Se han firmado más de 30 convenios de intercambio con las más importantes universidades del mundo. Se ha alcanzado una posición de liderazgo en el sector Asia-Pacífico. Ha existido gran actividad de intercambio y colaboración con el mundo, recibiendo apoyo desde Francia, USA, Japón, etc.

Algunas de estas medidas y logros, como el desarrollo de los proyectos de inversión en planta física, el diseño de la nueva carrera académica, la capacitación docente, el ordenamiento presupuestario y el énfasis en programas integradores a nivel de Campus, tienen proyecciones de enorme importancia en el trabajo institucional futuro. Se trata de acciones con alto poder desencadenante. Otros, como la nueva normativa asociada al estatuto, permitirán una gestión que privilegie el diálogo y el rol conductor del Rector de la Corporación en lo que debe corresponder a su alto nivel político de desempeño. Otras tienden a echar las bases para una mejor organización interna, que rescate el principio del respeto y promoción para el desempeño funcionario y académico. Otras han contribuido a una imagen de universidad inserta en la propuesta, en las nuevas ideas –que posiblemente no causarán per se acuerdo ni consenso, pero sí incentivarán la discusión abierta— que fortalecen la imagen y el accionar de la Universidad hacia Chile, hacia la sociedad chilena, identificándola con el mundo de la educación pública.

Es importante que se produzca discusión sobre estas materias. Que se diga si es que la dirección correcta está en estos campos, o si debiéramos, como alegan algunas voces, proceder a una mayor privatización, bajo la excusa de responder mejor inmediatamente a los requerimientos y tareas pendientes. En efecto, podríamos privilegiar un modelo de trabajo que opte por una mayor vinculación y financiamiento privado, obteniendo mayores beneficios en términos de status financiero. Pero ello desvirtúa, en mi opinión notablemente, la misión nacional y pública de la Universidad de Chile, y representa costos mucho mayores en términos de nuestra identificación con la sociedad chilena. En mi sincera opinión, estamos en la senda correcta: una institución más cohesionada, con trabajo académico más integrado, que privilegia la excelencia entendida en un sentido amplio, que promueve el trabajo inspirado en el respeto por las personas, y exige una definición más acorde de la política pública con relación a nuestra misión y financiamiento.

IX. El Debate sobre el Curso Futuro

Nuestra Universidad se mueve en un significativo conjunto de amenazas. Tiene debilidades que se han estado tratando de superar en forma activa, como es el caso del déficit de inversión y de la carencia de proyectos integradores en lo académico y docente. También posee claras fortalezas que hay que realzar, como es el caso de nuestro necesario énfasis en posgrado e investigación y el cuidado que debemos ejercer en cuanto a nuestros cuadros académicos, entregándoles un adecuado reconocimiento a su labor. Es por ello que en un sentido estratégico debe darse una discusión que no se base en argumentos irreales o guiada por un fuerte idealismo. Discusión que debe basarse en si acaso debemos discontinuar las acciones que se han estado enfatizando, o si se debieran emprender otras posibles en el marco de recursos que actualmente tenemos. Discusión que, por otro lado, debe ser muy explícita en cuanto a temas cruciales para la Corporación, como son el del financiamiento privado al que podríamos acceder mayormente con un cambio en nuestro modelo de desarrollo; como el de no continuar promoviendo la integración de nuestras actividades para construir más fortalezas, privilegiando más bien el desarrollo autónomo de las unidades académicas; como el de no profundizar nuestro énfasis en posgrado e investigación, y dedicar más bien esos recursos a generación de servicios o mayor número de pregrados.

Tenemos oportunidades significativas para nuestro crecimiento y sostenibilidad de largo plazo. Las mismas deben también construirse por medio de una profundización de nuestra propuesta sobre política pública en educación, y sobre la base de una política de aliento a nuestras fortalezas y disminución de nuestras debilidades. Para que esto tenga lugar, es necesaria una señal clara hacia el Estado chileno, en el sentido de respaldar la acción que ha venido acometiendo nuestra Universidad en el plano de su desarrollo, y que no será posible de sustentar si no existen definiciones y acciones de política definidas. Asimismo, la Universidad debe dar señales claras sobre la continuidad de sus esfuerzos, y de la consecuencia en su plan de acción comprendido en una definición estratégica y en un diagnóstico acerca de lo que deseamos hacia el futuro. No tengo ninguna duda de que el camino para estas definiciones que den paso a la Universidad Nacional, Pública y de Excelencia que buscamos se ha estado abriendo. No tengo duda que el esfuerzo de todos los académicos de la Corporación, que tanto nos ha enorgullecido en vistas de los resultados recientes, seguirá siendo la fortaleza indiscutible que nos proyecte sólidos y líderes hacia el futuro. No tengo ninguna duda de que seremos capaces de ratificar lo obrado y que podremos continuar construyendo la Gran Universidad de Chile que Chile necesita.

 

 

Prof. Luis A. Riveros
Rector

 

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