Palabras de saludo en Celebración de Solsticio de Invierno

Buenos días a todas y todos

Recién ayer he iniciado el trabajo en la nueva Rectoría y este es un tiempo de preparación para una tarea difícil; una tarea que no solo se hace para otras y otros, sino que también se realiza con otras y otros, en disposición de aprender y comprender.

Por ello, el celebrar juntas y juntos el Solsticio de Invierno tiene para mí un significado especial. Lo entiendo como una señal para ese camino nuevo que estamos emprendiendo. Este es también un tiempo de escucha, una escucha necesaria para definir aquel lugar al que nos encaminamos para contribuir a una sociedad más justa y más humanizada. Esta mañana, al pasar por la Alameda frente al GAM, las palabras de Gabriela que están en el frontis y que nos dicen que “la humanidad es algo que todavía hay que humanizar” cobraron un significado especial. 

Aquí, frente a ustedes, hemos querido reafirmar nuestro compromiso de promover el desarrollo de todas las identidades, culturas, lenguas y epistemologías, y de generar espacios que permitan a las y los estudiantes el despliegue de todas sus potencialidades.

Por ello, escucharlos hablar desde sus culturas, en sus lenguas, no sólo   emociona, sino que es un gesto que nos interpela profundamente. Entendemos que tenemos la responsabilidad de reparar la ausencia de estas lenguas de nuestro territorio porque esa ausencia nos habla de la negación de un derecho.   

Pero estamos corrigiendo el rumbo. Confiamos en que la nueva Constitución reconocerá el valor de la interculturalidad y muchos derechos antes silenciados. Las universidades también hemos comprendido que no podemos limitarnos a un pensamiento eurocéntrico y que la  educación monolingüista ha dejado fuera de la educación formal preguntas claves que podrían haber formulado las y los estudiantes indígenas, así como conocimientos propios que pudieron haberse comunicado en las aulas donde ellas y ellos estuvieron.

Por eso hoy, cuando somos más quienes optamos por reconocer a los pueblos indígenas, valoramos no sólo que todavía resguarden perfectamente sus conocimientos de los ciclos de la naturaleza, sino que nos enseñen a entendernos verdaderamente como parte de un mismo sistema ecológico. Si bien en la cultura moderna hemos aprendido que pertenecemos al reino animal, durante mucho tiempo hemos optado por sentirnos parte de la cultura o la civilización y no de la naturaleza, actuando muchas veces en contra de nuestro medio ambiente. Por eso también debemos reaprender ese conocimiento de los pueblos indígenas, que hoy también la ciencia nos señala,  sobre las consecuencias negativas que tiene sobre nosotros mismos,  las acciones nocivas infligidas al medioambiente.

Quisiera hoy también relevar que iniciar este nuevo ciclo con una alianza de colaboración de dos unidades que trabajan por la no discriminación y la participación de la sociedad civil, desde una perspectiva de derechos, nos da esperanza. Creemos que la construcción de sociedades más respetuosas de la diversidad es una tarea urgente. Necesitamos entender la participación de todas y todos como una base no sólo de la democracia, sino también de todo tipo de convivencia sana y en paz. 

Como decíamos, en la Universidad de Chile hemos aprendido, durante los últimos años, que es en la interacción con personas de distintos orígenes, situaciones, condiciones e identidades, donde aprendemos y vivimos el valor de la diversidad. Es en esa interacción, además, donde aprendemos a ser efectivos en contextos altamente diversos y complejos.

Estos son los aprendizajes a los que he querido volver en este regreso del sol a la tierra y estos aprendizajes los que quería compartir con ustedes hoy para llevar en este camino que iniciamos juntos.

Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile

 

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