El sistema educativo tiene un impacto importante en la construcción social del género porque es uno de los grandes agentes de socialización. Si nos centramos en la universidad, dice la académica de la Universidad de Barcelona, Trinidad Donoso, “es interesante hacer la reflexión de que los jóvenes y las jóvenes, cuando llegan a la universidad, tienen una mochila encima. Es la mochila de los estereotipos, las creencias estereotipadas, los roles (...) y si la universidad no establece una intervención (...) si no influye, estos jóvenes salen con dos titulaciones, una, que es la titulación que han hecho: química, física, geografía, historia, educación, biología, la que sea. Y la otra titulación con la que salen es perpetuador de los estereotipos y roles de género. Con esos dos, para su vida profesional y para su vida personal”.
En ese sentido, señala la profesora que participará esta semana en un seminario sobre el tema en la Universidad de Chile, si nos preguntamos sobre si la universidad debe tratar y visibilizar estas temáticas “en estos momentos de la historia no puede haber una justificación para no hacerlo. Una vez escribí precisamente, para un tema de Rectorado, que la universidad tendría que ir al frente de la sociedad, construir conocimiento, innovar en prácticas, asesorar a gobiernos e instituciones. Pero no podemos olvidar que la universidad marca la vida de miles de personas, miles de chicos y de chicas, y no puede perder la oportunidad de ayudar a que la vida de cada una de estas personas sea una caja de resonancia en pro de esa justicia social y de género”.
En este contexto, introducir la perspectiva de género en la docencia universitaria es esencial, pero existen todavía obstáculos. Donoso plantea que estas dificultades adoptan tres formas principales. Una, que se niega a la necesidad de introducir temas de género “porque hay una cortina de humo a través de la cual no podemos ver” que el que existan más mujeres en las instituciones, no es lo mismo que se les reconozca, “como si fuera igual representación que reconocimiento, ya no hace falta introducir temas de género”. Además, indica, existe la “pseudo creencia de que la universidad está libre de estereotipos, libre de creencias erróneas. Y, sabemos de sobra que porque se discurra por un sistema educativo, no significa que haya cambios en las creencias y en los pensamientos (...) Por lo tanto, yo creo que estos dos elementos es lo que, en ocasiones, se argumenta para negar la necesidad”.
Otro obstáculo, agrega la especialista, “es el rechazo que hay a asumir el cambio o a creerse responsable para asumir el cambio. Yo creo que esto está muy relacionado con que introducir los temas de género en la docencia universitaria y en las prácticas pedagógicas cuestionan todas las normas y prácticas vigentes. De alguna manera, trabajar con género pone en cuestión la legitimidad de los estatutos adquiridos por privilegio, más que por mérito”.
Por otra parte, puntualiza, “hay un último elemento que podría ser que se trivializan todos los temas de género en las instituciones (...) Y esto es porque los sujetos que hablan de temas de género (...) quién se pone en primera línea y defiende estos temas se les deslegitima para hablar. Es decir, podemos hablar de cualquier cosa. Puede una persona decir que tiene conocimiento en tal, en tal y en tal y es escuchado; y además, si es profesora o profesor universitario es escuchado como un especialista en esa materia, pero no se habla de género (...) y no se percibe que tiene derecho a estar presente en lo que es la adquisición y la transmisión de conocimientos y la construcción también de conocimientos y de ideas, con lo cual se naturalizan las relaciones de poder”.
Ante esto, Donoso propone que en la universidad “deberían unirse los temas de género a los temas de calidad, incluso a los de derechos humanos. Es decir, la educación superior es un bien público que contribuye, de alguna manera, al desarrollo de sociedades más justas. Ahora, tiene que trascender lo que son las demandas del sector productivo y determinar una finalidad o un principio de ella, que es muy importante, que es la construcción de una ciudadanía pública, de sociedades democráticas, sostenibles y justas”.
Finalmente, expresa la profesora “lo que nos tendríamos que preguntar es: ¿puede la educación superior obviar una realidad generalizada? Es decir, la realidad que es, que existe, que está en el mundo. Es como preguntarse ¿puede prescindir de la realidad? (...) ¿puede no tener en cuenta que hay diferentes maneras de enfrentarse al mundo, vivir, experimentar, tener expectativas, sentir emociones, tener unas conductas determinadas, etcétera? que esto, todo esto, es género”.
Seminario “Repensar los procesos formativos: igualdad de género para una docencia universitaria de calidad”
Trinidad Donoso será parte del seminario “Repensar los procesos formativos: igualdad de género para una docencia universitaria de calidad”, organizado por la Dirección de Igualdad de Género y el Departamento de Pregrado de la Universidad de Chile, que se desarrollará el miércoles 24 de abril, entre las 9:00 y 13:15 horas, en la sala Ignacio Domeyko, de Casa Central. También como invitada internacional, estará la académica de la Universidad de Buenos Aires, Graciela Morgade.
El evento que, además, contará con un panel de experiencias en donde participarán las y el docente de la Universidad de Chile Sandra Araya, Carola Leiva e Iván Cano, se enmarca en el proceso de implementación del Sello Genera Igualdad, y busca analizar los principales desafíos de transversalizar el principio de igualdad de género y no discriminación —contenido en el Modelo Educativo de la Universidad de Chile—, en los procesos formativos, el currículum y en la práctica docente; y reflexionar sobre sus aportes al proceso de acreditación universitaria.
Para conocer más detalles e inscribirse, se puede visitar la página: Seminario | Repensar los procesos formativos: igualdad de género para una docencia universitaria de calidad.