“Nunca somos los primeros o las primeras, nunca: el trabajo siempre comenzó antes”, empezó diciendo la Rectora Rosa Devés, en una exposición que recorrió la historia de los avances en equidad dentro de la Universidad y repasó el escenario que los enfoques inclusivos enfrentan a nivel mundial, incluyendo los discursos que buscan oponérseles. “No solo es preciso defender nuestros enfoques inclusivos, sino que también debemos educar para sostener esa defensa”, aseguró la máxima autoridad universitaria, dando inicio al Encuentro de equidad e inclusión: aprendizajes, desafíos y proyecciones en la educación superior, que los días 11 y 12 de diciembre, reunió a cientos de personas en la Casa Central de la Universidad de Chile.
En sus palabras, la Rectora citó al profesor, filósofo de la educación y escritor sudafricano Yusef Waghid, quien plantea en su libro Hacia una universidad Ubuntu “lo importante que es que los estudiantes encuentren un espacio —y la responsabilidad nuestra de otorgar ese espacio— para anunciar su precedencia como ciudadanos”. “Hoy es un problema: tenemos una universidad mucho más silenciosa de lo que quisiéramos tener y las voces que se escuchan generalmente representan a un grupo, que son fuertes, pero es un tema que tenemos que abordar, porque todas las voces importan. Una universidad silenciosa no es una universidad. Ofrecer un espacio donde alguien con seguridad pueda decir lo que piense es clave, y eso es parte de la equidad”, afirmó.
Su exposición cerró con algunas ideas para responder a la pregunta sobre qué significa comprometernos con la creación de la inclusión. “Significa estar dispuestos a cambiar nuestras creencias y a dejarnos educar. En la medida en que educamos a un estudiantado que nos desafía, pero que también nos enseña. Significa atender, desde la generación del nuevo conocimiento, los problemas más acuciantes de la sociedad, aunque eso requiera dejar atrás tradiciones, organizar estructuras y aprender otros lenguajes. Implica sostener una relación dialógica con el entorno para incorporar saberes que residen fuera de nuestros ámbitos de discusión, abrazando la multiculturalidad”, compartió.
“Pero primero: comprometernos con la equidad y la inclusión requiere fortalecer el pluralismo y comprender que solo a través de la colaboración solidaria podremos cumplir con nuestra misión universitaria pública. La tarea es demasiado grande y no se puede hacer en soledad. Estas son causas mucho más grandes que cada una y uno de nosotros. Por lo tanto, piensen ahí: ¿A quién le pido ayuda? Y comprometernos con la equidad y la inclusión implica incorporar a los y las jóvenes en la búsqueda de soluciones y en la humanización de la experiencia universitaria”, cerró.
Un espacio transversal que amplió las miradas sobre equidad e inclusión
Como esta es una tarea que se hace y enriquece en comunidad, el encuentro celebrado en Casa Central reunió no solo a docentes, autoridades, estudiantes y profesionales de la Universidad de Chile, sino que también de otras once instituciones, entre universidades, institutos, fundaciones, liceos y otros organismos. Así, a través de diversos espacios de diálogo, a partir de decenas de experiencias e investigaciones, estas dos jornadas —en palabras de sus participantes— lograron visibilizar y relevar tanto la temática como el trabajo realizado, sus avances y retos, lo que les llenó de esperanza, energía y nuevas ideas.
Alejandro Wasiliev, parte del equipo de proyectos educacionales de la Fundación Wazu —institución que promueve la inclusión de personas en situación de discapacidad en el ámbito laboral y educativo— quien expuso un póster, junto a Camila Bustamante, acerca de la inclusión de estudiantes neurodivergentes en la educación superior, valoró poder ver “la inclusión y la equidad como temas más transversales, dentro de los cuales nuestro tema específico es una arista; que sumadas, nos llevan a la pregunta de cómo lograr un sistema de educación superior y una sociedad que sea más justa (...) Esta visión más de conjunto y más política, finalmente es lo que anima y está a la base del trabajo que realizamos (...) También es importante el encuentro que se produce en esta clase de instancias para generar colaboraciones e intercambiar puntos de vista. Eso, para nosotros como equipo, es muy enriquecedor”.
En tanto, Paulette Morales, estudiante de quinto año de Psicología de la Universidad de Chile, quien junto a su compañera Carolina Lemus presentaron su proyecto de adaptación de láminas del test Matrices Progresivas de Raven —realizado en el contexto de su memoria de título, que desarrollaron junto a docentes para estudiantes con discapacidad visual que ingresaron a su carrera—, expresó que “este tipo de espacios, más interdisciplinarios, también más colaborativos, nos permiten ampliar la perspectiva que también uno tiene de sus propias investigaciones. Yo pienso que si bien esto inicialmente lo pensamos a propósito de estudiantes con discapacidad visual, en conversaciones nos damos cuenta, oye, podría tener aplicaciones con estudiantes con discapacidad intelectual, también para personas con neurodivergencias. Entonces, ciertamente este espacio más colaborativo nos permite pensar un poquito más allá”.
Desde la vereda de la educación escolar, Paulina Ramírez, directora del Centro Educacional Municipal Mariano Latorre, de la Pintana —que es acompañado por el programa PACE de la Universidad de Chile hace nueve años—, destacó la visibilidad y el trabajo articulado entre escuela y universidad. “Siento que la Universidad, como academia, tiene un rol social muy importante, pero sin lugar a dudas, debe mirar hacia atrás y ver quiénes son las personas que ingresan, de dónde vienen, cuáles son sus realidades. Y conocer la escuela es muy importante; es por eso que creo que este tipo de jornadas visibiliza a las escuelas, permite establecer el lazo con la academia y también generar desde la escuela el conocimiento de lo que la academia hace para poder transmitir a la comunidad escolar. Es muy importante que la Universidad genere estos encuentros, estos diálogos que nos permiten conocernos y crecer como país, como actores del proceso educativo que no puede ser aislado”.
Por otra parte, Elizabeth Fuentes, encargada académica y de gestión de tutorías PACE de la Universidad de La Serena, quien junto al psicólogo Denis Marín presentó en una de las mesas, subrayó que “ha sido una jornada bien gratificante (...) uno piensa que las situaciones que está viviendo son particulares y se da cuenta de que es mucho más amplio, que son problemáticas o desafíos a nivel nacional y ver en las distintas perspectivas lo que están haciendo diferentes unidades, instituciones, diferentes niveles educativos, te impulsa”. En la misma línea, su compañero resaltó la oportunidad de darse el tiempo para reflexionar y compartir visiones. “En la dinámica cotidiana no nos damos el tiempo de regalarnos dos días para sentarnos a conversar, escuchar y reflexionar sobre el quehacer, entonces tener la posibilidad de estar dos días escuchando conceptos que tú conoces, hablando el mismo lenguaje, te sube la batería, te dan ganas de aprender más”.
Para la psicóloga de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, Nora Bustamante, quien participó activamente como público en las dos jornadas, este evento fue distinto respecto a lo que se veía años atrás. “Este encuentro de verdad ha sido demasiado diferente. En otros veía gente luchando contra el universo, contra todo y en cambio ahora, mucha gente más comprometida, dispuesta a escuchar, dispuesta a mirar, a darle una vuelta y en ese sentido, creo que se ha avanzado un montón. Me voy totalmente esperanzada de que todo esto va a ser mejor, que va a avanzar más rápido y se va a poner al ritmo de cómo avanzan los tiempos”, expresó con entusiasmo.
“Un hito transformador (...) para mirar hacia el futuro”
En el cierre del encuentro, el vicerrector de Asuntos Académicos, Claudio Pastenes, acentuó que con este evento “se refuerza la idea de que la equidad y la inclusión debe ser un concepto que la Universidad de Chile debe hacer suyo con mucha fuerza, porque es una herramienta realmente potente para promover la diversidad y estoy convencido de que sin diversidad, nosotros no tenemos creatividad (...) También la Universidad tiene un deber con la nación y evidentemente, cuando uno avanza con la equidad y la inclusión, de alguna manera, trabaja muy fuertemente sobre la cohesión social. Creo que esa también es una responsabilidad (...) Pero está la otra parte también. La otra parte, que no son solamente los beneficios que uno recibe, sino que la mirada de quien tiene que acceder. Estamos hablando, aquí, de derechos humanos y por lo tanto, estamos hablando de justicia”, recalcó.
Por su parte, la vicerrectora (s) de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, Pamela Díaz-Romero, señaló que “este encuentro nos ha permitido mirar lo que sucede en las unidades académicas, recuperar aprendizajes (...) y esa puesta en común, nos permite renovar energías para seguir desafiándonos a avanzar en un concepto que se mueve conforme avanzamos. Lo que entendíamos por inclusión hace diez años atrás, mirado desde hoy, probablemente sería críticamente insuficiente (...) Va a haber siempre barreras que correr y esa voluntad de seguir moviéndonos, se construye y se energiza con el encuentro que hoy día cerramos. Creo que el trabajo colaborativo que hemos tenido estos días, nos ha permitido llegar aquí con esta sensación de deber cumplido, no en el sentido de los objetivos que nos hemos planteado, sino que en términos de lo que este encuentro debía significar”.
Fernanda Uribe Gajardo, jefa de la Unidad de Aprendizaje del Departamento de Pregrado y quien estuvo a la cabeza del equipo organizador, expresó al finalizar, que “cuando hablamos de equidad e inclusión, hablamos de trabajar con y contra: con las resistencias y contra ellas. Y eso es básicamente aprender. Es un ejercicio incómodo, de estructurarse una y otra vez; y no se agota porque no es un fin, sino un horizonte. Es una constante. Educar con equidad es hacer justicia, es reconocer la diversidad como un valor, pero sobre todo, como una realidad que impacta en nuestro quehacer, en nuestra forma de ver el mundo y de interactuar con las y los demás”. En ese escenario, “esta actividad representa un hito transformador”, indicó. “Confío en que para todas quienes hemos participado de las actividades de ayer y hoy, esta actividad será un catalizador, un movilizador de acciones y reflexiones para mirar hacia el futuro”.