“Creo fundamental el rol que cumple la Universidad de Chile, institución que decidió este año de conmemoración hacer suyo el lema ‘Educación para la democracia’, porque, justamente, creemos que la educación es el camino para formar y avanzar hacia una sociedad sensible, empática y respetuosa”, dijo la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile, Pilar Barba, durante el cierre del encuentro “Reflexiones en torno a los derechos humanos desde el presente”, cita co organizada por el plantel y FASIC.
Desde esta institución, conformada en 1975, su secretario Ejecutivo, Claudio González, se refirió al rol y carácter solidario de las iglesias protestantes que reaccionaron frente a los crímenes de lesa humanidad del período dictatorial. “Cambiamos el trabajo que teníamos a lo que hoy llamaríamos algo innovador, pero a pesar de ser profesionales, sin preparación, a ninguno de ellos se les enseñó a cómo actuar en tiempos de dictadura”, dijo. “Lo principal para nosotros era cuidar la vida, aunque muchas veces eso significaba arriesgar las nuestras”, afirmó.
El bloque de cierre del seminario “Reflexiones en torno a los derechos humanos desde el presente”, reunió a Arturo Valenzuela, profesor Emérito de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la U. de Georgetown; Andrea Pochak, comisionada de la Comisión Interamericana de Derechos humanos; y Claudio Nash, coordinador Académico de la Cátedra de Derechos Humanos de la Universidad de Chile.
Arturo Valenzuela se refirió al surgimiento de FASIC y al despliegue de las organizaciones religiosas como organismos comprometidos con la protección de los derechos humanos, cuya labor denominó como “ecuménica”. Dichas agrupaciones, destacó, asumieron un importante rol de contención y acompañamiento de víctimas y familiares, en diversos estados de Latinoamérica, pero sobre todo en Chile tras el golpe militar, donde además se creó la Vicaría de la Solidaridad para prestar asistencia.
Según el profesor Valenzuela, el momento en el que se comenzaron a pronunciar las organizaciones religiosas respondió al contexto, donde “se agudizaron las relaciones de Estados Unidos con América Latina en los años 60, especialmente después de la guerra civil dominicana, apoyando al régimen militar pues no querían que volviera el Presidente legítimo Juan Bosch”. Fue así como se formó el Comité Estratégico de América Latina, que estuvo compuesto por “miembros del Consejo Nacional de Iglesias y el Consejo de Mundial de Iglesias con misiones en América Latina, para compartir información sobre los acontecimientos donde la democracia estaba en riesgo”.
De acuerdo al académico, el Consejo Mundial de Iglesias protestantes fue fundado en 1948, el mismo año en que “Naciones Unidas aprobó la declaración universal de derechos humanos precisamente para apoyar la labor en derechos humanos de las iglesias a través del mundo, pero es el golpe en Chile que exige un esfuerzo más contundente”.
Por su parte, el profesor Claudio Nash abordó ciertas amenazas a la democracia en la actualidad, a partir de, por ejemplo, “discursos anti derechos o normalización de la impunidad, los discursos de odio y la discriminación”. Ante estas formas de instalar este tipo de narrativas, el académico advierte que “las amenazas no son nuevas, lo que sí lo es la legitimación de un discurso que pone en duda la democracia”. Este tipo de problemáticas constituyen, según Nash, “un enorme desafío para el movimiento de los derechos humanos”.
Por su parte Andrea Pochak, abogada y doctora con orientación en Derecho Penal y Derecho Internacional Público, se refirió al impacto de las dictaduras en los imaginarios sociales de la región latinoamericana. “No se necesita haber vivido en ese momento, ni siquiera se necesita ser chileno o chilena para entender la importancia de esta fecha emblemática”, dijo. Además, reconoció que “para la historia latinoamericana hubo un antes y un después luego del bombardeo al palacio de La Moneda el 11 de septiembre de 1973”.
“Recordar el golpe de Estado es entonces volver al pasado y preguntarnos qué pasó para que cierto sector de las instituciones, cierto sector de la dirigencia y cierto sector de la sociedad chilena, hayan cruzado ese límite, hayan roto el pacto de convivencia, hayan quebrado la institucionalidad y buscar eliminar al adversario político”, agregó.
En este contexto, la especialista en derechos humanos y próxima a asumir como Comisionada de la CIDH, planteó que es necesario revisar el pasado no solo para no repetirlo, sino también “para reivindicar a las víctimas, a las miles de compañeras y compañeros perseguidos por el terrorismo de Estado”. El ejercicio concreto de reivindicar a las víctimas, comprende “promover su reparación integral, e implica seguir reclamando memoria, verdad, justicia y reparación frente a cada uno de los crímenes del Estado”.
Desde esta perspectiva, la especialista relevó la necesidad de fortalecer la institucionalidad democrática, y llamó a enfrentar discursos negacionistas. “Bienvenidos los debates intensos, volvamos una vez a revisar el pasado porque solo así vamos a poder garantizar reparación a las víctimas y asegurar para el presente y el futuro un sincero nunca más”, cerró Pochak.
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