Abrir una reflexión plural, convocando a diversas miradas para pensar el presente y futuro del mundo campesino en un contexto de precarización de la vida y crisis climática, es el objetivo de la I Semana Campesina de la Universidad de Chile. El encuentro, abierto a todo público con interés en el mundo rural y su historia, se realizará entre el 10 y el 14 de octubre en la Plataforma Cultural de la Universidad de Chile, ubicada en Avenida Grecia 3401, comuna de Ñuñoa.
Sobre este evento, el profesor Claus Köbrich, médico veterinario de la Universidad de Chile, doctor en Gestión Agrícola y profesor asociado al Departamento de Fomento de Producción Animal, especialista en sistemas alimentarios y promoción de la producción sostenible, profundiza respecto a su interés en torno a los desafíos del mundo campesino. “Lo primero siempre es educar, crear conciencia del problema y de sus causas”, advierte ante la necesidad de formación en esta materia.
- ¿Por qué consideraron prioritario organizar una semana campesina?
Queremos reconectar a la población urbana con la ruralidad, con sus costumbres y tradiciones, y así con gran parte de las raíces de lo que es Chile. Nuestro país se gestó y desarrolló desde los espacios rurales. Nuestras tradiciones, nuestros platos típicos y el folclor son muy rurales.
- ¿Qué vinculación se establece a partir del futuro y los sistemas alimentarios?
Es importante que menciones los sistemas alimentarios. Con ello instalas la idea de que la alimentación y la producción de alimentos están conectadas y, además, instaladas en un territorio o espacio geográfico. Al decir sistema alimentario, reconocemos que tiene muchos actores y actrices. Parte con quienes producen los alimentos, pero también incluye a quienes los transforman o procesan, los distribuyen, dan servicios de alimentación y, por último, quienes los preparan y consumen. Pero también hay instituciones reguladoras, que velan porque sean inocuos, territorios que se desarrollan en torno a determinados productos, organizaciones de la sociedad civil, etc. Todas y todos participan, de una u otra manera, para que ciudadanos y ciudadanas accedan a alimentos saludables y sostenibles.
- ¿Cómo se instala en esta Semana Campesina el tema de promover una producción sostenible?
Como mencionas, hay creciente cuestionamientos sobre la forma de producir alimentos, señalando que ella no es sostenible, sobre todo por sus efectos sobre el medioambiente. Pero al hablar de sostenibilidad incluimos otras dos dimensiones. La primera es que debe ser económicamente sostenible, es decir, debe crear la producción de alimentos y también debe crear bienestar para las personas que viven de ella. Y esto implica que sea rentable y que pueda resistir los vaivenes del mercado. Podríamos decir que sea resiliente. La segunda es su sostenibilidad social, es decir, que contribuya de manera positiva a la sociedad. No solo entregando alimentos, sino también en términos de empleo digno e inclusivo, que promueva la participación de las mujeres en la toma de decisión, y que sin duda entregue alimentos sanos e inocuos.
- ¿Qué desafíos para el ecosistema se pueden plantear en el marco de la realización de esta Semana Campesina?
Acá planteas un tema fundamental. La producción de alimentos se inicia en el campo, pero termina en el plato. Esto significa que son las personas y los hogares quienes demandamos los alimentos y presionamos por una agricultura intensiva. Ello debido a que queremos alimentos baratos, de todos los tipos y durante todo el año. La única respuesta a ello ha sido intensificar y presionar sobre los recursos naturales. Por lo mismo, cambiar esto no es solo tarea de quien produce los alimentos. Las y los consumidores debemos asumir nuestro rol y empezar a preferir alimentos con menores impactos sobre los ecosistemas, incentivando -de esta forma- una producción que cuide el medioambiente.
- ¿En qué medida estos espacios pueden incidir en el debate y diálogo para la formulación de políticas públicas en la materia?
Lo primero siempre es educar; crear conciencia del problema y de sus causas. Reconociendo el rol que cada persona, cada hogar y cada actor o actriz cumple en la cadena alimentaria, podemos desencadenar procesos que, desde la perspectiva de una persona, pueden parecer insignificantes. Pero, al juntar acciones, más que solo voluntades, se crean espacios para innovar en políticas públicas. Pequeñas transformaciones, pueden desencadenar grandes cambios.