A cargo de la Orquesta Sinfónica Estudiantil

Multitudinaria asistencia marcó el regreso del concierto Jóvenes tocando para Jóvenes “De la tradición a la periferia: Beethoven, Smetana y Chaminade en la diversidad musical”

Multitudinaria asistencia en concierto Jóvenes tocando para jóvenes
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Bajo la dirección del profesor Miguel Ángel Castro, la Orquesta Sinfónica Estudiantil del Departamento de Música, presentó una destacada y aplaudida interpretación de la Octava Sinfonía de Ludwig van Beethoven, El Moldava de Bedrich Smetana y Concertino para flauta en Re Mayor, de Cécile Chaminade.
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Con más de 300 asistentes en sala, el público apreció la puesta en escena de las y los estudiantes, quienes fueron protagonistas en la cita que buscó poner en valor el esfuerzo articulado de la Universidad de Chile por democratizar el arte y la cultura.
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La Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, indicó que "esto es lo que debe pasar en la Universidad, pues refleja un espíritu generoso y de calidad. Son jóvenes que han trabajado por años, y que puedan mostrar su música e inspirarnos a todos y todas con ese esfuerzo y talento".
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La primera obra interpretada por la Orquesta fue la Octava Sinfonía (1812-1813) de Ludwig van Beethoven, pieza que encarna el triunfo de la modernidad a partir de la revolución industrial. El uso del metrónomo, finalmente representado en esta obra, constituye una modernización propia de la naciente industria musical.
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La segunda pieza que disfrutaron las y los asistentes fue El Moldava (1874), de Bedřich Smetana, obra que constituye una periferia dentro de los discursos musicales occidentales canónicos. De corte nacionalista, el compositor plasmó distintos elementos del folclor checo.
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La tercera pieza y final del concierto fue el Concertino para Flauta en Re Mayor (1902) de Cécile Chaminade. Esta pieza constituye un ejemplo de la composición musical femenina de principios del siglo XX en Europa de corte moderno, casi impresionista.

Bajo la dirección del profesor Miguel Ángel Castro, la Orquesta Sinfónica Estudiantil del Departamento de Música, presentó una destacada y aplaudida interpretación de la Octava Sinfonía de Ludwig van Beethoven, El Moldava de Bedrich Smetana y Concertino para flauta en Re Mayor, de Cécile Chaminade.

Con más de 300 asistentes en sala, el público apreció la puesta en escena de las y los estudiantes, quienes fueron protagonistas en la cita que buscó poner en valor el esfuerzo articulado de la Universidad de Chile por democratizar el arte y la cultura.

Para el Departamento de Música este concierto se convierte en un hito, debido a que representa el retorno de la Orquesta Sinfónica Estudiantil al Centro de Extensión Artística y Cultural de la Universidad de Chile, donde se presentaba continuamente durante la década pasada.

La Rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, indicó que "esto es lo que debe pasar en la Universidad, pues refleja un espíritu generoso y de calidad. Son jóvenes que han trabajado por años, y que puedan mostrar su música e inspirarnos a todos y todas con ese esfuerzo y talento". Además, agradeció al profesor Miguel Ángel Castro, quien "mostró toda su habilidad docente. Me emociona cómo explicó cada pieza, con tanto amor por la música y por quienes conformamos el público que estábamos escuchando".

Asimismo, la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Pilar Barba, manifestó su alegría por la concurrida asistencia al encuentro. “Creo que logramos llenar esta sala de música y de jóvenes tocando para jóvenes. Además, el repertorio que se eligió para esta ocasión fue súper delicado, potente y variado, algo que sin duda, nos ayuda a pensar que la música, y el arte en general, nos ayuda a construir una comunidad más cohesionada”.

En palabras del director de Extensión, Fabián Retamal, la instancia convocada por el plantel “fue un éxito desde el punto de vista de encontrarnos en torno a la música, además de contar con un público maravilloso que repletó este teatro”. En tanto, destacó la posibilidad de ofrecer actividades culturales abiertas y gratuitas al público. “En la medida que somos capaces de ofrecer espacios de este tipo, vemos que el público está, el público nos acompaña y eso nos invita y desafía a seguir pensando nuevas actividades y fechas para nutrir este ciclo y por supuesto, más actividades de extensión tal como lo hemos venido haciendo durante este año”.

En tanto, la subdirectora del Departamento de Música, Fernanda Vera, se refirió al alto nivel musical del concierto y al compromiso demostrado por la orquesta. “Esto da cuenta de la alianza tan fructífera y con tanta sinergia que hemos establecido con la Vicerrectoría y con la Universidad de Chile, de la cual somos parte”.

Asimismo, la musicóloga resumió su parecer sobre las tres piezas interpretadas en la cita. “Hoy vimos El Moldava, que estuvo muy bien interpretado, con muchísimos matices. Los estudiantes tocaron con gran precisión y compromiso”. En tanto, se refirió a la segunda pieza, correspondiente al Concertino para flauta en Re mayor. “Vimos a la solista, la profesora María Carolina La Rivera, quien tocó junto a la orquesta, quienes estuvieron a un alto nivel, muy bien logrado, realmente fue impresionante para nosotros”. Finalmente, la jornada cerró con la Octava Sinfonía de Beethoven, que según Vera “se vio en todo su esplendor la capacidad que puede desarrollar la orquestra de estudiantes y el gran nivel que ellos tienen y que demostró también su director, el profesor Miguel Ángel Castro, quien lideró todas las piezas”.

“De la tradición a la periferia”

La primera obra interpretada por la Orquesta fue la Octava Sinfonía (1812-1813) de Ludwig van Beethoven, pieza que encarna el triunfo de la modernidad a partir de la revolución industrial. El uso del metrónomo, finalmente representado en esta obra, constituye una modernización propia de la naciente industria musical. Esta obra fue estrenada por el compositor quien ya se encontraba en una situación de avanzada discapacidad auditiva.  

La segunda pieza que disfrutaron las y los asistentes fue El Moldava (1874), de Bedřich Smetana, obra que constituye una periferia dentro de los discursos musicales occidentales canónicos. De corte nacionalista, el compositor plasmó distintos elementos del folclor checo. Esta obra, al igual que la anterior, fue creada por Smetana sufriendo la misma afección que Beethoven. 

La tercera pieza y final del concierto fue el Concertino para Flauta en Re Mayor (1902) de Cécile Chaminade. Esta pieza constituye un ejemplo de la composición musical femenina de principios del siglo XX en Europa de corte moderno, casi impresionista. Se considera también periférica, por cuanto las obras sinfónicas de mujeres compositoras no forman parte regular de las temporadas de concierto.