En el marco del Programa Puntos de Cultura Comunitaria

Paola de la Vega: “La cultura hay que entenderla como un espacio de conflicto, en disputa y en construcción”

Entrevista a Paola de la Vega

Alrededor de una década fue el tiempo que dedicó para realizar proyectos junto a comunidades ubicadas en el centro histórico de Quito, Ecuador. Esta experiencia la llevó más adelante a explorar el mundo académico. Desde allí, Paola de la Vega destina parte de sus esfuerzos al acompañamiento de distintas iniciativas culturales, especialmente del movimiento de Cultura Viva Comunitaria y a la coordinación de la carrera de Artes Visuales de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

Académica, investigadora y Doctora en Estudios Culturales Latinoamericanos, Paola de la Vega entiende a la cultura como generadora de cohesión social y es enfática al momento de separar la cultura y la gestión de las prácticas culturales. “Es como saber trabajar con la cultura desde su concepción transversal”, expresa inspirada en los postulados del escritor peruano, Víctor Vich. De esta manera, la profesora insiste en las posibilidades de cambio a través de este ámbito: “No solo está en lo artístico, sino también en esas prácticas cotidianas que nos definen como sociedad”, agrega la autora del libro Genealogías para una gestión cultural crítica (2024).

En medio de un escenario sociopolítico polarizado a nivel mundial, la investigadora envía un mensaje a las futuras generaciones para afrontar la incesante batalla cultural inmersa en tensiones. “¿Qué puede aportar la cultura? Es algo que quienes nos dedicamos a la gestión, creo yo, tenemos que pensar”, reflexiona quien este fin de semana participará del Encuentro Nacional e Internacional de Puntos de Cultura Comunitaria, organizado por la Universidad de Chile y la Universidad del Bío-Bío, convocado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

- ¿Qué podría destacar de su trabajo desarrollado junto a las comunidades?

-Creo que tendría dos fases. Una primera fase en la que soy gestora cultural comunitaria. Mi carrera como gestora comienza en un barrio del centro histórico de Quito, trabajando con una comunidad que está muy vinculada al comercio popular y a los mercados populares. Estoy ahí durante más o menos una década. Luego empieza un proceso más bien reflexivo, de análisis e intentar darle una retórica a lo que había hecho yo con esas comunidades. Empieza mi proceso doctoral como investigador. Creo que esa sería una parte que viene de la práctica. Un segundo momento que está vinculado al acompañamiento como investigadora y docente al movimiento de Cultura Viva Comunitaria en Ecuador.

- En ese sentido, ¿por qué es importante potenciar espacios de encuentro cultural?

-Es importante porque se tiene una idea de la cultura muy asociada en el imaginario social con lo artístico. Por supuesto que tiene que ver con la producción artística, pero no solamente. Entonces cuando tú dices encuentro, de alguna forma lo cultural genera una cohesión social. La cultura va mucho más allá de la producción artística y está precisamente en esas prácticas y relaciones que tenemos en comunidad. Permite entendernos en diversidad. No es una idea idílica o armónica de comunidad, porque siempre hay conflictos dentro de las comunidades, pero al menos nos permite que en esas relaciones nos entendamos como sociedad en esa diferencia. Nunca va a ser una sociedad plenamente armónica, pero al menos esas comunidades te muestran que la diversidad es posible.

- ¿Cómo recibe entonces esta invitación al encuentro internacional de Puntos de Cultura?

-Me parece importante porque es un encuentro entre colegas para entender qué es lo que está pasando en la región, pero sobre todo aportar a lo que el contexto chileno está viviendo ahora. Entiendo que en este encuentro también se proyecta la creación de una ley, entonces creo que ese aporte que podemos hacer desde los distintos países puede ayudar a aprender de nuestras dificultades y nosotros también nutrirnos del proceso chileno, que sin duda tiene también sus particularidades. Me parece que es un buen momento para poder aportar y construir colectivamente.

- ¿Por qué es relevante impulsar este tipo de instancias de diálogo entre naciones hermanas?

-Porque creo que la cooperación va más allá de lo que a veces nos imaginamos cuando hablamos de cooperación, que son los recursos que te dan los países del norte a los países subdesarrollados. Entonces esta cooperación que es más horizontal, más entre países, te permite también construir unas políticas que además están muy en sintonía con nuestras realidades regionales. Porque a pesar de ser países diversos, con sus propias características, creo que tenemos problemas y dificultades comunes. Entonces poner sobre la mesa esas problemáticas desde una lógica más horizontal, esa cooperación entre países y en distintos niveles y enfoques sobre lo que vamos a abordar, te permite sin duda, creo yo, una posibilidad de construir al menos un horizonte para lo que va a ser la institucionalización o este proyecto de Cultura Viva Comunitaria en Chile. 

- ¿Qué mensaje le enviaría a las futuras generaciones sobre la importancia de la cultura?

-Vivimos tiempos muy complejos, donde vemos un mundo polarizado. En esa tensión estamos la ciudadanía. Está la gente cada vez más tendiendo hacia propuestas de nuevas derechas. Entonces, qué hacemos en esta polarización en medio de esta batalla cultural. Es entender que precisamente ahora este auge de un capitalismo que cada vez nos hace pensar en lógicas individuales, en culturas defensivas, xenofóbicas, por ejemplo, antipolíticas que tienen que ver con igualdad de género o igualdad de derechos. La cultura lo que ayuda aquí es como un espacio en el que tenemos que defender derechos que hemos ganado. Por supuesto, hay que pensar en la diversidad siempre como una posibilidad. Cuando ahora se está pensando que la diversidad es un problema, ya no es una posibilidad. Entonces la cultura siempre hay que entenderla como un espacio de conflicto, también de disputa, política, de construcción y transformación. Hay que ver a la cultura desde esa tensión.

- La importancia está más relacionada a cómo concebimos la cultura y las tensiones. Pero en ese caso, en la gestión cultural está más concentrado en el hacer. ¿Qué recomendaciones le entregaría a las futuras generaciones en relación a la práctica?

-Creo mucho en este concepto que tiene Víctor Vich, colega peruano, de la gestión cultural como acción política. Si tú piensas a la cultura desde esta noción transversal de productora de ciudadanía, de cohesión social, generadora de espacios de convivencia, defensa de derechos; desde ahí esta gestión cultural tiene que ver no solo con esa noción administrativa o técnica o de saber hacer proyectos, que sí hay que saber, pero no es solo eso. La gestión cultural va más allá. La gestión cultural es cómo saber trabajar con la cultura desde su concepción transversal y las posibilidades de cambio que tienes en lo cultural, que no solo está en lo artístico, sino también en esas prácticas cotidianas que nos definen como sociedad.