El pasado 17 de diciembre de 2024 falleció el connotado lingüista estadounidense, William Labov (Rutherford, Nueva Jersey, 1927), considerado, justificadamente, como uno de los pioneros de la sociolingüística, interdisciplina que se ocupa de estudiar la relación entre el lenguaje y la sociedad. Hizo su contribución principal en las áreas de la sociolingüística, la dialectología, el análisis del discurso y la metodología de la investigación lingüística. Se lo considera el precursor de la sociolingüística cuantitativa que aplica técnicas estadísticas al análisis de la variación y el cambio lingüístico, con base en muestras del habla real de una lengua. Los métodos que propuso para recoger datos lingüísticos, así como para cuantificar la variación de los dialectos han tenido una influencia fundamental en la sociolingüística y la dialectología. Fue un férreo defensor de la lingüística de “campo”, resaltando la necesidad de recopilar datos en terreno, por oposición a la lingüística de “escritorio” en la que los análisis se basan, exclusivamente, en la propia introspección del lingüista. Podría afirmarse que Labov, a partir de recursos cada vez más sofisticados, estableció las bases cognitivas, sociales y culturales de la variación y el cambio lingüístico, mediante un análisis riguroso de datos empíricos para la caracterización de las variedades del habla.
Estudió inglés, filosofía y química en Harvard (1948) y durante poco más de una década (1949-1961) trabajó como químico industrial en una fábrica de pinturas. En entrevistas declaró que su contacto con los trabajadores de esta fábrica lo llevó a interesarse en su forma de hablar el inglés estadounidense. Por ello estudió lingüística y obtuvo su doctorado en la Universidad de Columbia en 1963. Sus primeras investigaciones se centraron en las diferencias regionales y socioeconómicas en la pronunciación del inglés hablado en Martha's Vineyard (Massachusetts) y en la ciudad de Nueva York. Entre 1964 y 1970 enseñó lingüística en la Universidad de Columbia y, a partir de 1971, se convirtió en profesor de la Universidad de Pensilvania donde dirigió el Laboratorio de Lingüística, desde 1977. Al término de la década de 1960 y el inicio de la de 1970, Labov propuso que el inglés afroamericano no debía ser estigmatizado, sino que considerado un dialecto con sus propias características, igualmente legítimas que las del inglés estándar estadounidense. De esta manera, criticó acérrima y convincentemente los métodos y los supuestos del “jensenismo” que proponía la inferioridad intelectual de las personas afroamericanas. En plena época de defensa de los derechos civiles en los Estados Unidos, Labov combatió tenazmente la discriminación lingüística que sufrían estas personas, con la fuerza de la razón.
Labov aportó principios, hipótesis y métodos de gran relevancia para la delimitación del concepto de variación lingüística y el estudio de sus causas tanto internas como externas, evidenciando el complejo e inherente vínculo entre el uso de una lengua y los factores sociales, culturales y situacionales que influyen en él. Es muy destacable, además, su estudio señero de la manera en que las personas estructuran las narrativas cotidianas de sus propias vidas, con aplicaciones de gran utilidad al análisis del discurso terapéutico y forense. Labov publicó obras notables que se han convertido en referencia obligada de la sociolingüística variacionista como Language in the Inner City: Studies in Black English Vernacular (1972), Sociolinguistic Patterns (1972), Principles of Linguistic Change, vol. I Internal Factors (1994), vol. II Social Factors (2001), vol. III Cognitive and Cultural Factors (2010) y, con Sharon Ash y Charles Boberg, la monumental obra The Atlas of North American English (2006). En su último libro, The Language of Life and Death: The Transformation of Experience in Oral Narrative (2013), Labov amplía su análisis narrativo para el estudio de los relatos que giran en torno a preocupaciones humanas esenciales como el peligro de muerte, los hechos violentos y los conflictos comunitarios. De este modo, analiza los recursos empleados por los narradores para presentarse de manera favorable y cambiar la percepción del oyente sobre quién es el culpable de lo que ha ocurrido.
Recibió muchas distinciones en vida por la Universidad de Uppsala (1985), la Universidad de Edinburgo (2005), la Universitat Pompeu Fabra (2013), la Universidad de Buenos Aires (2013), el Instituto Franklin en Informática y Ciencias Cognitivas (2013) y la Academia Británica (2015). Se lo distinguió también con el premio Talcott Parsons de la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias en 2020. Además, presidió la Sociedad Lingüística de Estados Unidos en 1979 y fue miembro de la Academia Nacional de Ciencias desde 1993. Pese al amplio reconocimiento de la importancia de su teoría, Labov era una persona de notable sencillez y afabilidad, nada más alejado del perfil presuntuoso de algunos lingüistas de renombre. Al enterarse de su deceso, muchos colegas alrededor del mundo han resaltado su amabilidad, generosidad y carácter cercano, sobre todo, su disposición a escuchar y debatir con respeto por las posturas discrepantes. La paremiología popular nos enseña, sabiamente, que “quien no se arriesga no cruza el río”, sin miedo a exagerar, Labov se arriesgó mucho en su vida y cruzó, por ello, ríos, mares y océanos con sus ideas que inspiraron a muchos seguidores que intentaron poner a prueba sus hipótesis y sus métodos sobre la variación y el cambio lingüístico. Ciertamente, es un momento de duelo y pesar, pero también de profunda reflexión sobre cómo su obra trascendió el paso del tiempo y las distancias geográficas para confluir hacia una teoría de base empírica, lejos de las especulaciones anecdóticas sin fundamento científico.
Abelardo San Martín Núñez
Profesor Asociado
Grupo de Estudio sociolingüístico del español de Chile (ESECH)
Departamento de Lingüística
Academia Chilena de la Lengua