Cooperación académica internacional fortalece capacidades avanzadas en evaluación económica aplicada a políticas de salud

Profesores de Stanford comparten metodologías avanzadas de costo-efectividad en la Escuela de Salud Pública

Stanford fortalece capacidades en costo-efectividad en la U. de Chile

Entre el 1 y el 5 de diciembre se realizó en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile el “Taller sobre costo-efectividad y análisis de decisión basado en modelos de simulación para la evaluación de políticas de salud”, instancia organizada por el profesor Nicolás Silva, académico del Programa de Políticas, Sistemas y Gestión en Salud. El curso se desarrolló en formato presencial y reunió a cerca de 40 profesionales del área de la salud y de la ingeniería, seleccionados entre aproximadamente un centenar de postulantes.

La actividad contó con la participación de los académicos de la Universidad de Stanford PhD Fernando Alarid-Escudero y PhD Jeremy Goldhaber-Fiebert, ambos del Departamento de Políticas de Salud, quienes trasladaron a Chile contenidos que forman parte de la formación regular de posgrado en esa universidad. 

“Nosotros damos el curso de Análisis de Costo-Efectividad y Evaluación Económica y el de Métodos Avanzados en Ciencias de la Decisión en Stanford, que toman alumnos del doctorado en Políticas de Salud, estudiantes de ingeniería, médicos en formación clínica y personas de biostatística y epidemiología, en su mayoría de posgrado”, explicó Fernando Alarid-Escudero, destacando la trayectoria docente de ambos académicos en estas materias.

Durante el curso desarrollado en la Escuela de Salud Pública, las y los participantes trabajaron con modelos de simulación aplicados a decisiones sanitarias, aprendiendo a estructurar problemas complejos de decisión, definir comparadores, parametrizar modelos con datos epidemiológicos y económicos, y estimar resultados en salud y costos asociados a distintas estrategias de intervención. El trabajo práctico se realizó utilizando el lenguaje de programación R, herramienta ampliamente utilizada en investigación aplicada en salud.

Entre los contenidos abordados se incluyó la estimación de costos directos e indirectos, la medición de efectividades en salud —como años de vida ganados y años de vida ajustados por calidad—, así como el análisis de la incertidumbre de los resultados mediante métodos probabilísticos. Estas aproximaciones permiten evaluar la robustez de los resultados y su utilidad para respaldar decisiones de política pública en contextos reales, donde la evidencia siempre está sujeta a variabilidad.

Según explicaron los docentes, el enfoque del curso pone énfasis en la transparencia de los modelos, la reproducibilidad de los análisis y la capacidad de comunicar resultados complejos de manera clara, especialmente a tomadores de decisión que no necesariamente cuentan con formación técnica avanzada, pero que deben definir prioridades y asignación de recursos en salud.

La visita se enmarca en un proyecto colaborativo financiado por Stanford, a través de un Laboratorio de Impacto, que promueve el trabajo conjunto entre investigadores y actores vinculados directamente a la toma de decisiones. “Este proyecto requiere que investigadores de Stanford colaboren con tomadores de decisión o con quienes los apoyan, para que la investigación tenga un impacto real tanto en el crecimiento del capital humano como en la sociedad donde se desarrolla”, señaló Alarid-Escudero. En este caso, los socios del proyecto son la Escuela de Salud Pública, el Centro para la Prevención y el Control del Cáncer (CECAN) y el Ministerio de Salud.

Interdisciplina, modelamiento y desafíos para la toma de decisiones en salud

Desde su experiencia docente, el profesor Jeremy Goldhaber-Fiebert destacó la trayectoria de estos cursos y su impacto en la formación de especialistas en distintas partes del mundo. “Desde alrededor de 2009 he estado enseñando estos contenidos en Stanford. He formado a muchas personas que hoy son profesores en otras universidades, que a su vez tienen sus propios estudiantes. Eso genera un efecto multiplicador en distintas instituciones”, explicó, subrayando que uno de los objetivos de esta colaboración es replicar ese proceso en Latinoamérica.

Consultado por los desafíos para el desarrollo de estas metodologías en Chile, Fernando Alarid-Escudero señaló que uno de los principales obstáculos es la falta de masa crítica. “El reto principal es que no hay suficientes personas para establecer un programa de ciencias de la decisión. Hay colegas con una formación ejemplar, como Nicolás Silva, Cristóbal Cuadrado y otros investigadores, pero se necesita una masa crítica que permita que quienes se forman luego enseñen a otros y se genere un efecto en cadena”.

Ambos académicos coincidieron en la importancia del enfoque interdisciplinario del curso, que reunió a profesionales de la salud, la economía y la ingeniería. Goldhaber-Fiebert explicó que “para hacer análisis de costos y beneficios en salud se necesita, como mínimo, conocimiento sobre cómo mejorar la salud, herramientas económicas para evaluar costos y resultados, y métodos de ingeniería para modelar, simular y optimizar escenarios. Cuando esas tres áreas trabajan juntas, el análisis tiene mucho mayor impacto”.

Si bien parte de los ejemplos utilizados en el curso se vinculan al cáncer colorrectal —área de trabajo conjunto con el CECAN, la Escuela de Salud Pública y el Ministerio de Salud—, los docentes enfatizaron que las metodologías son transversales y aplicables a múltiples enfermedades, tratamientos e intervenciones sanitarias. “Utilizamos ejemplos del mundo real porque permiten que los conceptos se fijen mejor y que los estudiantes comprendan cómo estas herramientas se usan efectivamente en la práctica”, señalaron.

Respecto al valor de la visita a la Universidad de Chile, Alarid-Escudero destacó la posibilidad de fortalecer redes académicas y vínculos con instituciones clave del sistema de salud. “Para nosotros es muy importante crear colaboraciones con colegas de la Universidad de Chile, de áreas como ingeniería, matemáticas, bioestadística y epidemiología, y también con tomadores de decisión o quienes los asesoran, como el Ministerio de Salud o la ETESA”, indicó. En ese contexto, explicó que la ETESA es el Departamento de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Salud Basada en Evidencia, responsable de apoyar decisiones sobre incorporación y priorización de tecnologías e intervenciones sanitarias. “Incluso la directora de la ETESA está tomando el curso, lo que permite ver directamente cómo estas herramientas pueden ser utilizadas para fortalecer procesos reales de toma de decisiones”.

Finalmente, Goldhaber-Fiebert subrayó el valor del trabajo presencial para comprender los contextos institucionales y las limitaciones prácticas de cada sistema de salud. “Cuando estás cara a cara puedes entender mejor qué es posible, qué es más fácil o más difícil en cada institución. No es lo mismo en todas partes, y es muy importante saber a quién preguntar cuando surgen dudas”, señaló.

Ambos académicos cerraron su visita agradeciendo a la Universidad de Chile y a la Escuela de Salud Pública por la acogida y las condiciones para el desarrollo del curso, destacando la relevancia de continuar fortaleciendo la colaboración académica internacional y la formación avanzada en evaluación económica y políticas de salud.