Iniciativa fue presentada el pasado 31 de mayo:

Locomotoras de trenes de carga se transforman en "Arte en movimiento"

Locomotoras de trenes de carga se transforman en "Arte en movimiento"
El pasado 31 de mayo, en una ceremonia realizada en la Estación Mapocho y que contó con la presencia de diversas autoridades, se presentó oficialmente este proyecto titulado "Arte en movimiento".
El pasado 31 de mayo, en una ceremonia realizada en la Estación Mapocho y que contó con la presencia de diversas autoridades, se presentó oficialmente este proyecto titulado "Arte en movimiento".
Ocho fueron los artistas invitados a presentar propuestas para este proyecto, siendo seleccionadas para su ejecución las de Isabel del Río, Pablo Núñez y Gonzalo Díaz.
Ocho fueron los artistas invitados a presentar propuestas para este proyecto, siendo seleccionadas para su ejecución las de Isabel del Río, Pablo Núñez y Gonzalo Díaz.
"Una vez que los artistas hicieron sus propuestas, tuve que trabajar con muchos de ellos para ajustarlas y sintetizarlas de acuerdo a las necesidades del proyecto", cuenta Nury González
"Una vez que los artistas hicieron sus propuestas, tuve que trabajar con muchos de ellos para ajustarlas y sintetizarlas de acuerdo a las necesidades del proyecto", cuenta Nury González
Para Nury González, "el proyecto fue fascinante porque el tren tiene una carga simbólica muy fuerte. Entonces, saber que tu trabajo se va a mover es sumamente inquietante para cualquier artista".
Para Nury González, "el proyecto fue fascinante porque el tren tiene una carga simbólica muy fuerte. Entonces, saber que tu trabajo se va a mover es sumamente inquietante para cualquier artista".

"A partir de esa cosa nostálgica que todavía está en la memoria de todos, del tren que viene y va, creí que sería interesante que ahora esa locomotora llevara una obra de arte pensada como una especie de flecha cromática que cruzara el paisaje, para que las personas pudiesen sorprenderse y luego preguntarse por qué obra traería hoy el tren", recuerda Nury González sobre el origen de Arte en movimiento, iniciativa que ideó y dirigió luego de que Óscar Guillermo Garretón, Presidente del Directorio de Ferrocarriles del Pacífico (FEPASA), la invitara a pensar en un proyecto curatorial en el que artistas chilenos se hicieran cargo de pintar las tres nuevas locomotoras que esa empresa había adquirido y que estaban adaptándose al sistema ferroviario nacional.

En un principio, la académica del Departamento de Artes Visuales y directora del Museo de Arte Popular Americano había pensado en la posibilidad de trabajar con todas las locomotoras de FEPASA para dar forma a Museo en Movimiento, proyecto que, tal como su nombre lo indica, suponía la conformación de una colección de obras que se iría completando en el tiempo. "Esa idea fue finalmente descartada por lo complejo que resultaba sacar de circulación a la totalidad de las locomotoras de esta empresa, cuestión que nos llevó a reformular el proyecto para dar forma a Arte en Movimiento, propuesta que de igual manera nos permitiría descentralizar el acceso al arte y trasladar estas obras por el territorio nacional", recuerda la artista.

Una vez aceptado ese proyecto, Nury González invitó a ocho artistas para que presentaran sus propuestas, desechando la idea de un concurso público "porque había que trabajar con artistas que fuesen capaces de responder al desafío y al encargo. Se trataba de un objeto muy complejo de pintar que además iba a estar en movimiento, por lo que había que pensar una obra que funcionara formal y conceptualmente cuando el tren estuviese detenido y también cuando estuviese en movimiento. De acuerdo a ello, y a las especificaciones técnicas que implicaba el proyecto, convoqué a Pablo Núñez, Isabel del Río, Magdalena Atria, Cristián Silva Soura, Jorge Cabieses, Jesús Román, Gonzalo Díaz y Ximena Zomosa", explica al respecto Nury González.

El proceso

Para realizar sus propuestas, los artistas invitados debieron considerar no sólo las dimensiones y formas de las locomotoras, sino también el hecho de que el trabajo se haría con pinturas industriales, con un pantón de colores especial y un secado determinado. "Por eso es que los bocetos tenían que ser más o menos gráficos, porque además el sistema de pintado se hace a través de pistolas. Aún así, con toda esa información disponible, una vez que los artistas hicieron sus propuestas tuve que trabajar con muchos de ellos para ajustarlas y sintetizarlas de acuerdo a las necesidades del proyecto", cuenta Nury González, quien finalmente presentó al directorio de FEPASA las propuestas realizadas, seleccionándose para su ejecución las de Pablo Núñez, Isabel de Río y Gonzalo Díaz.

Luego de ello vino el levantamiento de planos para traducir los bocetos de los artistas a la superficie que se pintaría, planos que fueron entregados a quienes estaban acondicionando las máquinas para el sistema ferroviario chileno. "Los dueños y trabajadores de la empresa Casagrande Motori, encargada del reacondicionamiento y pintado de las locomotoras, se involucraron de tal forma en el proyecto que, si no hubiese sido por eso, no habríamos llegado a ninguna parte", dice la académica de la Facultad de Artes, agregando que "fueron muy importantes el jefe de pintura de la maestranza y el letrista que contrataron -don Hugo González, quien trazaba gran formato-, porque al final fueron ellos quienes tradujeron la información de los artistas para que luego éstos pudieran hacer, in situ, las últimas correcciones de color y/o forma en sus propuestas".

Así, en una ceremonia realizada en la Estación Mapocho el pasado 31 de mayo, que contó con la presencia del Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Pedro Pablo Errázuriz, y de altos ejecutivos de Sigdo Koppers, se lanzó oficialmente Arte en Movimiento al darse a conocer las locomotoras que contenían las propuestas de Pablo Núñez e Isabel del Río. "Fue impresionante ver las locomotoras listas y preparadas para salir a recorrer el territorio nacional con estas obras que serán su valor agregado. Es que el proyecto completo fue fascinante, porque el tren tiene una carga simbólica muy fuerte. Entonces, saber que tu trabajo se va a mover es sumamente inquietante para cualquier artista, por lo que sería ideal que el proyecto continuara y que nuevas máquinas pudieran ser intervenidas para finalmente transformarlo en un Museo en movimiento", concluye Nury González.