"Pesquisa de Clamidia, Infección de Transmisión Sexual que Daña a las Mujeres" es el nombre del nuevo Policy Brief impulsado por la Unidad de Redes Transdisciplinarias (Redes Td) de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo U. de Chile (VID). El escrito aborda la importancia de la indagación temprana de esta infección como un tema de salud pública nacional que busca evitar complicaciones reproductivas graves y el traspaso de la bacteria a gestantes.
La Organización Panamericana de la Salud estipula que la bacteria clamidia es la infección de transmisión sexual más común en el planeta, dándose en mayor frecuencia en adultos jóvenes sexualmente activos. En Chile, más del 60% de los diagnósticos los concentran mujeres menores de 25 años sexualmente activas, con prevalencia en las adolescentes gestantes de bajo nivel socioeconómico.
Siendo un desafío de salud pública, su prevención y tratamiento se dificulta debido a la carencia de educación sexual integral en el país. A lo anterior se suma que el 80% de los casos son asintomáticos, generando una baja taza de revisión médica.
Bajo este escenario, especialistas de diversas áreas del conocimiento pertenecientes a la Universidad de Chile, impulsaron el Policy Brief "Pesquisa de Clamidia, Infección de Transmisión Sexual que Daña a las Mujeres". El documento busca entregar una serie de recomendaciones que tensionen este tema dentro del debate público, además de orientar el autocuidado y la protección en la sociedad chilena.
El equipo redactor fue compuesto por la y el académico de la Facultad de Medicina U. de Chile, Daniela Capella y Andrés Couve; el académico de la Facultad de Economía y Negocios UCH, Fabián Duarte; y la académica de la Facultad de Medicina de la Universidad del Desarrollo, Andrea Huneeus.
Para la profesora Andrea Huneeus el tema es de suma urgencia debido a que “en Chile hasta 9% de los y las menores de 25 años tiene clamidia y no saben que la tienen debido a sus pocos síntomas, siendo un problema de salud pública”.
Por su parte, la académica Daniela Capella señaló que esta resulta “una infección silenciosa que produce devastadores daños principalmente en mujeres. Daña las trompas uterinas, lo cual puede traducirse en infertilidad o embarazos tubarios, que son una condición grave con riesgo vital. También aumenta el riesgo de adquirir VIH y que, portadoras del virus de papiloma humano (VPH), puedan desarrollar un cáncer cervicouterino”.
Mientras que, para el académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) y parte del equipo editor del documento, Rodrigo Soto, el escrito aborda una situación compleja en la salud pública, la cual está ligada a las brechas de género en el país. “La clamidia afecta principalmente a mujeres, por lo que su estudio contribuye a reducir las brechas de género. Además, la prevalencia y conocimiento de las ITS también tiene un componente socioeconómico, con lo que las políticas propuestas contribuyen a tener un país con menores desigualdades”, mencionó Soto.
Diagnóstico preventivo
Tras la pandemia provocada por el Covid-19, la capacidad para implementar la técnica del test de reacción de polimerasa en cadena (PCR) dejó de ser limitada a lo largo de la red de salud pública y privada nacional. La crisis sociosanitaria obligó su despliegue en todo el territorio brindando una oportunidad histórica para prevenir otras infecciones y/o enfermedades a través de este método.
Este el caso de la clamidia, pues su tamizaje se realiza mediante la técnica PCR. Para ello, en el caso de la mujer, se debe extraer unas muestras de secreción vaginal u orina mediante una auto-toma, para posteriormente ser llevado al laboratorio. Por su parte, en el caso de hombres, la ITS raramente genera problemas de salud por lo que en ocasiones, la infección es detectada cuando el conducto que transporta el semen se irrita, generando síntomas como dolor y fiebre.
Considerando la relevancia de abordar este tema de manera masiva y buscando herramientas para su prevención y diagnóstico, las y los investigadores de la Casa de Bello, evaluaron los beneficios económicos, bio-psicosociales y los costos de implementar una pesquisa de clamidia en las mujeres sexualmente activas y gestantes en Chile.
Dentro de los resultados identificados, se encuentra que la inversión nacional en esto permitiría una mejoría en la calidad de vida de las mujeres y los recién nacidos, habrían beneficios en materia de educación sexual sobre ITS, y sería un gran avance en la equidad de género.
Recomendaciones para la política pública.
De acuerdo con el profesor Rodrigo Soto, la clamidia tiene una alta prevalencia en la población y no es tratada “por desconocimiento o temor a ser discriminado o discriminada o estigmatizado o estigmatizada”.
Por ello, las y los especialistas consideran necesario ampliar la educación sexual y reproductiva, como parte de una política pública en materia de salud. A su vez, recomiendan incluir la muestra de PCR de clamidia en la Norma Nacional de Control Prenatal, para que de este modo se pueda ampliar el control de infecciones, la cual en la actualidad solo detecta VIH y sífilis.
Ante esto, la doctora Huneeus también indicó que “es fundamental la administración oportuna de vacunas que tenemos disponibles y que previenen ITS, como lo son las para el virus de la hepatitis b y el VPH. Además del uso de barreras físicas para prevenir el contagio de ITS durante la actividad sexual”
También las y los investigadores proponen la inclusión del tamizaje anual de clamidia por PCR de mujeres sexualmente activas menores de 25 años en la Norma Nacional de Infecciones de Transmisión Sexual y su incorporación en las Enfermedades de Notificación Obligatoria.
De este modo se permitirá una mejor salud, el control de la bacteria bajo el monitoreo poblacional y se potenciaría la educación en la materia.
La profesora Daniela Capella sostuvo que “sería ideal que se logre implementar, lo antes posible, educación y salud sexual de calidad en los colegios. Que se entreguen herramientas para prevenir las ITS, el embarazo no deseado, aprender sobre el consentimiento sexual, entre tantas otras temáticas afines”.
Por su parte, el profesor Soto se refirió a el ahorro en materia de salud pública que implicaría la implementación de estas recomendaciones, pues resulta más económico la prevención que el tratamiento, ahorrando cerca de siete mil millones de pesos anuales. “El documento entrega una estimación monetaria de los costos, lo que ciertamente facilita la evaluación e implementación de la pesquisa por actores relevantes. Para nosotros como Universidad de Chile es relevante apoyar la generación de mejores políticas, en este caso, en el espacio de la salud pública y cumpliendo con nuestro rol nacional”, concluyó.