Organizado en el marco del Día Internacional del Orgullo LGBT+

Seminario abordó los desafíos en torno a las problemáticas de las diversidades sexuales y de género en las universidades

Seminario abordó problemáticas y desafíos de las diversidades

La homofobia es un concepto que permitió pasar de considerar a quienes éramos sexualmente diversos como enfermos y pecadores, a considerar la homofobia como una enfermedad que refiere a un miedo irracional por las personas homosexuales (…), muchas veces se critica que es como un gran paraguas que reduce la complejidad del fenómeno. Sin embargo, ha permitido visibilizar que el problema no son las personas LGBTI+, sino que el problema está afuera”, comenzó afirmando Jaime Barrientos, profesor de la Facultad de Psicología de la U. Alberto Hurtado.

Durante su presentación, Barrientos se refirió a los resultados comparados entre la Encuesta Comportamiento Sexual en el Conosur (COSECON), que se aplicó en Chile en 1998, y la Encuesta Nacional de Salud, Sexualidad y Género (ENSSEX) 2022-2023, los que muestran una importante alza en el porcentaje de personas que aceptan la homosexualidad como forma de vivir la sexualidad, el que aumentó de un 3,4% a un 80%, así como también se incrementó el número de personas que declaró ser homosexual, lesbiana, bisexual u otro, el que creció de un 0,3% a un 4%, “hemos pasado de la homofobia, del rechazo y de la violencia absoluta hacia nuestra comunidad en los años 90, hacia una aceptación casi mayoritaria en la actualidad”.

También hizo alusión a los resultados preliminares de un estudio al que fueron invitadas a participar tres universidades chilenas, con el fin de evaluar la inclusión de personas LGBTI+ en las universidades, tanto estudiantes como del cuerpo académico y funcionario, sobre la que señaló: “una de cada cinco personas que se identifican como trans o no binarias, declara haber vivido discriminación. Este es un dato que muestra que al interior de los contextos universitarios chilenos, independientemente de la experiencia de algunas transformaciones y avances, las personas trans y no binarias aún perciben niveles importantes de discriminación y violencia”.

Sobre este punto, Barrientos aseguró que “no cabe dude de que hoy día nos encontramos en un escenario mejor que hace 25 años, tenemos leyes, actitudes más favorables, más información, hay una sensibilidad pública mayor respecto a las demandas feministas y de las diversidades de sexo genéricas, pero es importante recalcar que existen un conjunto de problemas estructurales y que, al mismo tiempo, tenemos escasa investigación sobre los resultados de estas transformaciones en la construcción de espacios seguros y libres de acoso, discriminación y violencia, particularmente en el contexto de educación superior”.

Caterine Galaz: “la inclusión de personas LGBTI+ puede verse como idea de asimilación y hay que tener cuidado con esto”

Durante su presentación, Caterine Galaz, académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la U. de Chile y co-coordinadora del Núcleo Diversidad y Género: abordajes feministas interseccionales, señaló que “en los últimos años ha habido importantes avances normativos (…), sin embargo, casi todo se ha vinculado a la idea de inclusión, que queda bien difusa, y dirigida a estudiantes preferentemente. Estos avances se han centrado, por un lado, en el combate a la discriminación o el bullying LGTB+ odiante, y a ciertos protocolos, como el de nombre social”.

“No estoy en contra de la inclusión, pero sí hay que tener ojo en lo que hay detrás de esa idea. Muchas veces los centros educativos se centran en una vorágine hiper identitaria e individualizante, descuidando las dinámicas estructurales que fomentan prácticas desiguales y que se materializan en experiencias de inclusión/exclusión”, agrega Galaz.

“El riesgo de este concepto es que puede ser entendido como una idea de tolerancia, osea, los toleramos, están ahí, les abrimos ciertas puertas, (…) esto reproduce discursos de prácticas hegemónicas y normativas y emerge esta idea de otredad periférica, de las minorías. Desde esta lógica de apertura parcial, la inclusión puede verse como idea de asimilación y hay que tener cuidado con esto (…), hay que pensar la inclusión como un espacio de tensión, de debate, donde se sostenga la existencia de la diferencia sin buscar acoplarla de una manera no conflictiva. Es importante reconocer que el sexismo, como la heterocisnorma, no afecta sólo a ciertos socios, sino que son dinámicas de poder, jerarquización, de exclusión y dominación social que afectan a la comunidad en general. Esto es un problema de la universidad, no de ciertos colectivos”. 

Respecto a la reciente Política de Diversidades y Disidencias Sexuales y de Género de nuestra universidad, Galaz señaló que “la celebro, obviamente, y creo que tiene una meta súper ambiciosa que plantea un gran desafío para nuestra comunidad, sobre de qué manera establecemos estrategias, planes y acciones que bajen esa política, que la establezcan en la cotidianidad, que la hagan carne con indicadores, porque si no hay indicadores no se puede medir el impacto de las acciones y medidas implementadas”.

La académica también destacó la excesiva focalización de estos temas en el estudiantado, en contraste con la falta de información respecto al cuerpo académico y funcionario: “desde 2021 está la encuesta de caracterización estudiantil FOCES, lo cual está súper bien, sin embargo, hay una nebulosa sobre los otros dos estamentos. Falta información sobre la realidad LGBT de manera integral, más allá de señalar si pertenezco o no a tal comunidad, es necesario tener estudios más específicos sobre la realidad LGBT en la universidad, porque con esa información se pueden diseñar programas de acción”.

El peligroso avance de movimientos conservadores anti género

Carmen Andrade, directora de Igualdad de Género, destacó que “creo que debemos preocuparnos por lo que está pasando con los movimientos ultraconservadores en Chile y el mundo. No quiero sonar exagerada, pero para las feministas, para las disidencias y los movimientos que queremos cambiar las cosas, se nos viene difícil. En algún minuto el desafío fue fortalecer la institucionalidad, hacer políticas, planes, poner indicadores, y en eso vamos a continuar, pero creo que hoy es más importante consolidar, afirmar, hacer redes y fortalecer la fuerza social que tenemos para defender lo que hemos logrado. En Argentina y algunos países de Europa estamos viendo el desmantelamiento de las políticas de igualdad de género, entonces hoy el compromiso no debe ser sólo con mejorar las políticas, sino también con sostenerlas y defenderlas. Por ejemplo, cuando se aprobó la ley de violencia integral, parlamentarios de derecha pusieron un requerimiento en el Tribunal Constitucional porque estaba incorporado el tema de la educación no sexista (…), pusieron su acento ahí porque ya comprendieron el potencial transformador que tienen las políticas que cambian las relaciones de género”.

Caterine Galaz concuerda con esta afirmación y agrega que “han ido creciendo estos discursos de odio, que instalan esto como un problema y argumentan falta de libertad frente a los programas que plantean las necesidades de las personas LGBT. En Chile este movimiento está afianzado no sólo en ciertos sectores políticos, sino también en sectores religiosos, y tienen alianzas transnacionales, lo que es peligroso porque tienen poder, tienen dinero y por lo tanto la posibilidad de instalarse en el congreso, de mover normas y de visibilizarse de una manera que no estamos acostumbrados en los sectores más progresistas, e instalan los temas con una lógica distorsionada en los medios de comunicación, y esto genera opinión pública. Entonces es peligroso para los avances que hemos ido logrando. No hay nada asegurado, siempre podemos involucionar”.

Finalmente, Jaime Barrientos enfatizó en que “nos encontramos con contextos en donde se ha incrementado la acción de los grupos y políticas anti-género, que constan de un financiamiento muy grande, al que ningún otro tipo de organización que quisiera hacerles frente tiene. Es importante que nosotros produzcamos información social y científica sobre el tema, que permita poner en tensión estos discursos de odio y resistir los sesgos que tiene la información que reproducen. Hemos visto varios reportajes que lo que muestran son posiciones descontextualizadas y sesgadas”.

Panel de conversación: políticas de igualdad de género y no discriminación en la educación superior

Luego de las exposiciones, se realizó un panel de conversación en el que se debatió sobre las complejidades y desafíos que existen actualmente en la educación superior respecto a las comunidades LGBTI+, en el cual participaron Irune Martínez, asesora Legislativa y de Género de la Subsecretaría de Educación Superior; Ximena Azúa, Senadora universitaria y académica del Departamento de Educación de la FACSO; y Alex Kri, Encargade de Asuntos Internos de la Secretaría de Diversidades y Disidencias Sexuales y de Género FECH (SEDISGEN).

Hubo consenso en señalar que falta información sobre aspectos específicos que afectan a la comunidad LGTBI+ en el contexto universitario, lo que complejiza el implementar acciones que den respuestas efectivas a sus problemáticas. A esto se suma la falta de formación en igualdad de género y no discriminación, tanto dirigidas al profesorado como en las mallas curriculares, como también la importancia de la participación triestamental en la formulación de políticas y medidas.