26 y 27 de junio

Investigador de la Universidad de São Paulo y académico FCEI exponen comparativas sobre cine y dictadura

Brasil y Chile: comparación de producciones culturales en dictadura

Durante la semana del 24 de junio, la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile recibió la visita del Doctor y Magíster en Historia Social de la Universidad de São Paulo, docente del programa de Historia Social de la misma e investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, Marcos Napolitano, quien participó públicamente en dos actividades organizadas por el académico de nuestra facultad Jorge Iturriaga y la Dirección de Investigación Creación. Todo esto en el marco del Fondecyt Regular, N°1230934 Escenas prohibidas: un análisis descriptivo de los largometrajes rechazados en la dictadura chilena, 1973-1990, financiado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y dirigido por nuestro profesor. 

La tarde del miércoles 26 de junio se llevó a cabo en el Salón Domeyko de la Casa Central el coloquio de Investigación Creación 2024, titulado ¿Toda desnudez será castigada? Cine y censura en la dictadura brasileña, 1964-1985, en el que el profesor Iturriaga junto a Napolitano —quien es especialista en el período del Brasil republicano, con énfasis en el régimen militar; y en el área de historia cultural, con énfasis en las relaciones entre historia y cine— unieron sus perspectivas investigativas. La motivación la explicó nuestro académico, afirmando que “Uno de los objetivos es comparar las censuras cinematográficas de las tres dictaduras del cono sur: Brasil, Chile y Argentina, que cada una tenía sus particularidades, su sistema de censura especial y es un diálogo que puede ser muy interesante entre investigadores".

Respecto a los hallazgos que ha tenido en el camino de la investigación, el académico chileno afirmó que "En nuestra investigación de la censura cinematográfica en dictadura chilena nos dimos cuenta de que la cinematografía latinoamericana más reprimida, más prohibida, fue la brasileña. En la dictadura se prohibieron —según lo identificado hasta el momento— veinte películas brasileñas. La mayoría de ellas ligadas a contenidos eróticos".

En la instancia, el profesor Napolitano expuso que, desde la creación del Consejo Superior de Censura en 1968 en Brasil, la censura mezclaba la represión policial y la intelectualidad y estaba enfocada principalmente en la moral y las buenas costumbres, pues esto, además, era mayormente aceptado por la sociedad en general. No así la censura política. Al ser consultado por el público sobre el contraste de la censura en Brasil entre la dictadura y la democracia actual de ese país, el académico, contestó que "Pienso que hoy estamos en una situación muy complicada, porque hay una demanda de censura por parte de la sociedad, la aquella más extrema derecha, más conservadora [...] sobre todo contra obras críticas al racismo, que hablan de los derechos LGBT, eso es muy fuerte. [...] Hoy es el Estado el que está bloqueando esta demanda". 

El jueves 27 la instancia académica se trasladó al auditorio IDEA-USACH, llevando a cabo el conversatorio Arte y Cultura en las dictaduras del cono sur. Los casos de Chile y Brasil, moderado por el profesor Jorge Iturriaga y que contó con la presencia nuevamente del académico de la Universidad de São Paulo, Marcos Napolitano, además de la musicóloga especialista en estudios de músicas populares, académica del Instituto de Música de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso e investigadora principal en el Núcleo Milenio en culturas musicales y sonoras, Laura Jordán; y la historiadora y docente de las universidades Alberto Hurtado, Metropolitana de las Ciencias de la Educación y Santiago de Chile, especialista en historia cultural en Chile con enfoque en políticas culturales, música popular, folklore y censura, Karen Donoso.

En la instancia el Doctor en Historia, Marcos Napolitano, introdujo la conversación narrando las etapas de producción y resistencia cultural que se fueron formando a la par de los cambios estructurales que la dictadura militar de ese país iba construyendo, pues —según su explicación— la dictadura brasileña, al contrario que en Chile, veía la industria del cine como un espacio para el desarrollo del país y desde esa posición intervenía las piezas culturales.

En cuanto a Chile, las investigadoras presentaron algunos contrapuntos respecto a lo que el país vivió en ese contexto. La historiadora Karen Donoso explicó que "(Al principio de la dictadura) no se entendía muy bien cómo se iba a censurar, entonces lo primero fue juntarse y evitar el repertorio político más confrontacional, pero ya el hecho de rememorar a Víctor Jara, a Violeta Parra, cantar una canción de Quilapayún o tocar el charango o la quena ya era un acto de resistencia. Primero, silencioso y local en las poblaciones, y luego ya se empiezan a establecer en lugares más institucionalizados". 

Por su parte, la musicóloga Laura Jordán concluyó que "Hubo diferentes dispositivos de censura y también de autocensura respecto a ciertos repertorios que fueron desincentivados por estar conectados a personas comprometidas con partidos políticos. [...] (Una dimensión) que es más interesante y más problemática está asociada con unos símbolos que se configuran —por lo menos desde la Unidad Popular, si es que no antes— [...] y que no necesariamente tienen un contenido político tan evidente. Estoy pensando en el caso más claro, que es la asociación de la música andina con el progresismo o la cultura revolucionaria. Y en ese sentido, la famosa censura a los sonidos andinos, que no necesariamente tiene una una serie de evidencias institucionales, sí es importante en cuanto a la experiencia de censura que vivieron no sólo los músicos, sino que también los auditores respecto a estos repertorios".

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