Un edificio fundacional en el corazón de Santiago
El eje patrimonial, simbólico e histórico de la Universidad de Chile es su Casa Central, uno de los edificios más significativos del país, tanto por su valor arquitectónico como por su rol histórico e institucional. Ubicado en pleno corazón de Santiago, a pasos del Palacio de La Moneda, de la Plaza de la Ciudadanía, de la iglesia de San Francisco (la más antigua del país) y de otros hitos urbanos fundamentales de la capital chilena, ha sido desde el siglo XIX el principal símbolo material de esta institución y un espacio público vivo que invita a conocer la historia de este país a través de sus distintos espacios. Es así que el 7 de enero de 1974 fue declarado Monumento Histórico de Chile, categoría otorgada por el Estado en reconocimiento a su valor patrimonial.
Fue diseñada por el arquitecto francés Lucien Hénault, quien también estuvo a cargo de otros edificios icónicos de la capital, como el Teatro Municipal de Santiago y el ex-Congreso Nacional. Su construcción comenzó en 1863, y se extendió por casi una década, entre otras razones, debido a la guerra entre Chile y España. La construcción estuvo bajo la dirección de Fermín Vivaceta, primer chileno en ostentar el título de arquitecto, quien permitió que fuera finalmente inaugurada en 1872 bajo la denominación de Palacio de la Universidad de Chile. Desde sus inicios, el edificio se proyectó como sede principal de la Universidad para el desarrollo de sus actividades y el ejercicio de su rol protagónico en la vida pública nacional, con espacios dedicados a la administración central, salas de clases y su emblemático Salón de Honor, destinado a la celebración de eventos públicos. La historia de este recinto en sus más de 150 años de vida es abordada en el libro “Una casa abierta para Chile: Historia visual de la Casa Central de la Universidad de Chile”.
Fue la primera edificación en altura de la Alameda -principal arteria vial del país- y la tercera construcción realizada con dineros públicos en la historia del Chile republicano. Su emplazamiento no es casual ni meramente funcional, responde a una concepción decimonónica de ciudad que vinculaba educación, cultura y poder político, y refleja la voluntad del Estado chileno de consolidar instituciones públicas permanentes. La construcción de una obra de estas características en el corazón de la capital, en este sentido, da cuenta de la importancia asignada por el Estado a la Universidad de Chile y responde a una concepción urbana donde la Universidad debe estar en el centro de la vida ciudadana.
Actualmente, la Casa Central es parte esencial del paisaje urbano de Santiago. En su entorno inmediato se encuentran otros edificios de alto valor patrimonial, como parte del barrio cívico de Santiago. Su ubicación le otorga una visibilidad estratégica y la convierte en parte de un sistema urbano y cultural de gran significado. A nivel metropolitano, es accesible desde múltiples comunas gracias a su cercanía con estaciones del Metro, ciclovías y paradas de transporte público. Esto la convierte en un nodo de conectividad que facilita la realización de actividades abiertas a la ciudadanía, como exposiciones, encuentros académicos, homenajes y debates de interés nacional. Su fachada ha sido el marco de manifestaciones culturales, movilizaciones sociales y conmemoraciones republicanas, como la iniciativa “A 50 años del golpe: Educación para la democracia”, condición que refuerza su carácter de espacio público activo.