4.7 Sobre gestión y estructuras

Una entidad no sólo depende de lo más o menos adecuado de sus objetivos y misión institucional, ni tampoco de la presencia de personal de alta calificación. En el caso de una Universidad, no sólo es necesario tener buenos alumnos y académicos, sino que poseer un conjunto de prácticas y normas de gestión compatibles con los objetivos y la misión institucionales. Por ello al tema de la gestión y las estructuras se le asigna una importancia central, conductora de los destinos y factor decisivo, en última instancia, de los éxitos o fracasos institucionales. A ese respecto, se ha hecho notar la necesidad de modificar estructuras académicas, para terminar con el aislacionismo que las Facultades e Institutos han practicado como cultura institucional, combinadamente con un alto grado de centralismo y verticalismo. A este respecto, uno de los problemas centrales radica, precisamente, en la ausencia de control de gestión y de compromisos de gestión por parte de las universidades recipientes de recursos estatales, pero también está presente una cultura institucionál en que no existen "cuentas", junto a la ausencia de un criterio participativo para evaluar la gestión institucional. La autoevaluación institucional es un camino para medir las bondades de una gestión y de lo que implique en términos de resultados académicos. Pero también está la reingeniería, como una estrategia de adaptación de las estructuras para hacerlas más dinámicas y horizontales, en respuesta a las nuevas demandas que existen sobre la tarea universitaria y en pro de la construcción de un sistema de comunicaciones más fluidas y, por ende, más participativa. Un apropiada gestión interna, junto a una mejor regulación externa, son factores vitales para evitar un descalabro que se cierne como grave amenaza para el verdadero desarrollo del país. Pero, al contrario de lo que algunos otros opinan, el cambio en la Universidad de Chile no debe producirse "en respuesta" a las presiones externas ni a lo que esté sucediendo en otras instituciones; dicho cambio debe ser una anticipación a lo que nuestra institución perciba como los desarrollos más deseables y necesarios en virtud de nuestra misión y rol en la sociedad actual.

 

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