Saludo de Agradecimiento por Doctor Honoris Causa de la Universidad de La Serena
Junto con saludarles afectuosamente, agradezco emocionada la distinción Doctora Honoris Causa otorgada por la Universidad de La Serena. La recibo en nombre de la Universidad de Chile, porque quienes hemos desarrollado nuestras vidas académicas en la universidad pública sabemos que ellas son fruto del trabajo colectivo, donde las contribuciones y logros individuales no pueden entenderse sino desde la experiencia colegiada.
Profundas gracias a la Rectora Luperfina Rojas, al Consejo Académico, a la Junta Directiva y a su comunidad. Recibir esta distinción de parte de la primera rectora de la Universidad de La Serena tiene un significado especial. Lo entiendo como un reconocimiento a todas las mujeres académicas de nuestras dos instituciones y como un mensaje de estímulo a las niñas y las jóvenes a quienes estos lugares esperan.
Una instancia de reconocimiento es siempre una oportunidad para fortalecer los lazos, profundizar un diálogo, ampliar nuestro horizonte de experiencias y sentir como propia una nueva tierra. Es por ello que esta mañana, durante la ceremonia de inauguración del Año Académico, hemos recordado y celebrado nuestras raíces comunes en las figuras de Ignacio Domeyko, Amanda Labarca y Jorge Peña Hen como representantes de quienes nos antecedieron, y de cuyos esfuerzos y enseñanzas nos nutrimos cada día.
También es una oportunidad para renovar el compromiso y para devolver la confianza depositada fortaleciendo el trabajo colaborativo.
La Universidad de La Serena y la Universidad de Chile somos hoy corresponsables en el fortalecimiento y desarrollo de la educación pública, e interdependientes en la generación, aplicación y difusión del conocimiento. Tal como se consagra en la Ley de las Universidades Estatales, debemos “contribuir al fortalecimiento de la democracia, al desarrollo sustentable e integral del país y al progreso de la sociedad en las diversas áreas del conocimiento y dominios de la cultura”.
Ambas instituciones tenemos un compromiso con la formación de personas que promuevan “el diálogo racional y la tolerancia, y que contribuyan a forjar una ciudadanía inspirada en valores éticos, democráticos, cívicos y de solidaridad social, respetuosa de los pueblos originarios y del medio ambiente”.
Bajo esa ética, estamos buscando con dedicación las mejores formas de hacer realidad nuestra responsabilidad, a través de innovaciones curriculares, programas interdisciplinarios de investigación, el compromiso con la sustentabilidad y la multiculturalidad, siempre manteniendo relaciones de cooperación lo más amplias posibles.
Con ese espíritu estaremos colaborando con los nuevos desarrollos estratégicos de la Universidad de La Serena, como es el caso de la apertura de la nueva carrera de Medicina, que a partir de 2026 ofrecerá nuevas oportunidades de formación profesional para el progreso de la región y el bienestar de su población. Felicitamos este esfuerzo regional, que es un claro ejemplo de la confianza en el papel fundamental que desempeñan las universidades en el desarrollo.
Nos esforzamos conjuntamente también por disminuir las brechas de género y asegurar una convivencia libre de violencias y discriminación en nuestras instituciones. El liderazgo de su Rectora en esta área es transformador. El futuro requiere de la acción y la visión de las mujeres. La interdisciplina, la multiculturalidad, la formación integral y una educación fundada en el cuidado serán fundamentales, y las mujeres están especialmente preparadas para contribuir.
Por ello, nos preocupa la emergencia no solo de discursos, sino de acciones regresivas y violentas, principalmente a nivel internacional que están significando retrocesos en derechos. Llamamos a defender los enfoques inclusivos, considerando que la solidaridad y los principios de igualdad serán especialmente importantes para vivir plena y armónicamente en los tiempos de creciente inestabilidad e incerteza que se visualizan a futuro.
Es evidente que será el trabajo colaborativo de las universidades estatales el que con más propiedad y fuerza podrá resistir el modelo de una educación superior mercantilizada y fundada en la competencia, para que podamos llegar en conjunto a interpretar “las posibilidades más profundas del pueblo” y “dar conciencia a la política”, como dijo hace 70 años el Rector Juan Gómez Millas.
En este tiempo, esto implica continuar ampliando el acceso a un estudiantado diverso; estar dispuestos a cambiar nuestras creencias y a dejarnos educar en la medida que educamos a un estudiantado que nos desafía, pero también nos enseña; esforzarnos para atender desde la generación de nuevo conocimiento los problemas más acuciantes de la sociedad, aunque eso requiera dejar atrás tradiciones; reorganizar estructuras y aprender otros lenguajes; disponernos a sostener una relación dialógica con el entorno, para incorporar saberes que residen fuera de nuestros ámbitos de discusión abrazando la multiculturalidad; fortalecer el pluralismo dando amplio espacio a voces distintas y comprender que solo a través de la colaboración solidaria podremos cumplir con nuestra misión universitaria pública.
Muchas gracias.
Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile