Carta del Prof. Luis A. Riveros a la Comunidad Universitaria

Estimados colegas académicos y académicas

La Universidad de Chile se encuentra ejecutando un programa de cambios a nivel central que deseo explicar en esta nota. Los mismos son de vital importancia para asegurar -como ha sido mi compromiso- un mejor uso de los recursos y una mayor efectividad en la ejecución de las acciones. Es importante resaltar que los servicios centrales han experimentado un significativo ajuste en los pasados cuatro años, especialmente en el contexto de los recursos efectivos que se han puesto a disposición de programas académicos en las diversas Facultades. En la actualidad un cambio crucial ha sido la reorganización de los servicios de tecnologías de información, que residían dispersos en varias reparticiones centrales. Estoy seguro que la existencia de una mejor organización en esta materia resultará en un apoyo más efectivo al trabajo de nuestras unidades académicas. Asimismo, se encuentra en estudio el desempeño de la oficina de Planta Física, cuya misión ha pasado a cobrar mayor relevancia en la medida en que se está estructurando un Plan Maestro de Desarrollo en torno a la concentración de actividades en los diversos Campus. Todo esto se da en la estructura de la nueva Vicerrectoría de Economía y Gestión Institucional, cuya tarea abarcará además de los aspectos financieros, la evaluación de la implementación del Plan de Desarrollo Estratégico Institucional y la gestión de recursos humanos.

En materia académica, se introducirá una profundización y extensión de los procesos de autoevaluación y acreditación institucional. Asimismo, se revisarán las pautas del proceso de calificación académica y funcionaria, en el ánimo que sirva en forma más adecuada a los fines últimos de mayor calidad de trabajo institucional. La Vicerrectoría de Asuntos Académicos y la propia Rectoría iniciarán dentro de poco un programa con cada una de las Facultades e Institutos para lograr un mejor aprovechamiento del tiempo académico y concentrar recursos en el desarrollo de los nuevos proyectos. Por su parte, la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo ha comenzado su etapa de organización, la cual deberá finalizar en la primera parte del año próximo, especialmente vía la constitución de un Centro de Desarrollo que nos vincule en forma activa con la actividad productiva pública y privada.

En otro ámbito, se ha continuado en la búsqueda de recursos para tener un programa de retiro de funcionarios y académicos en situación de jubilarse. Se estima que no son menos de 500 las personas que podrían acogerse a jubilación si existiese un cambio en la actual situación de daño previsional que les afecta producto del cambio al nuevo sistema y la existencia de ahorros minimizados por las prácticas impositivas del pasado. La autoridad universitaria estima de justicia la aspiración de los funcionarios que han sufrido daño previsional para poder obtener una jubilación digna, y ha entregado su apoyo a los planteamientos hechos ante el Gobierno de la Nación.

La Universidad de Chile debe buscar la mejor organización posible para responder a los tiempos presentes. La reestructuración de los servicios centrales está en ese objetivo, como también el incentivo que se ha dado a los programas vigentes en varios organismos universitarios, que promueven la renovación académica, la instauración de reformas en pre y postgrado, y el estímulo a la investigación de calidad. Hasta ahora, los resultados siguen siendo altamente encomiables. Por ejemplo, en el último concurso por Fondos Mecesup, y pese a lo restrictivo de las reglas aplicables a la Universidad de Chile, se obtuvo apoyo para proyectos trascendentales en casi todas la áreas disciplinarias, en pre y postgrado. Del mismo modo, la Universidad de Chile ha sido seleccionada por la Comunidad Europea para ser la entidad coordinadora de los programas de intercambio y postgrado (Programa Alban) al que Chile podrá acceder con la Unión Europea en el marco del reciente Acuerdo Científico y Tecnológico. Especial mención merece la reciente reincorporación del Liceo Manuel de Salas a la Universidad, acto que constituye un hito histórico que representa un enorme desafío en cuanto a fortaceler nuestro liderazgo en formación de profesores y futuros estudiantes para la Corporación. Esperamos tener éxito en los nuevos programas que surgirán a partir de los Acuerdos internacionales, como asimismo en cuanto al desarrollo y profundización de los nuevos doctorados y desempeño en materia de investigación básica y aplicada en los sistemas concursables. Del mismo modo, esperamos nuevamente superar nuestros logros en puntajes de ingreso a los primeros años, materia en la que recientes encuestas nos ratifican como la universidad más preferida por los estudiantes.

Somos una Universidad de Chile en marcha, que por lo mismo debiera contar con mayor apoyo del Estado, especialmente en vistas a nuestros resultados y nuestro aporte al país. Desgraciadamente, lo que hemos visto es un proyecto presupuestario para el año 2003 que no sólo no guarda relación con la inversión en conocimiento que debiera proteger el país en su actual condición económica, sino que propone reducir más de $450 millones en el Aporte Especial a nuestra Institución. Es inevitable que la comunidad universitaria aprecie en esto un castigo que no tiene justificación relativo a resultados observados en ningún orden de cosas. Más aún, esto nos encajona en torno a las injustas críticas de "vivir llorando por recursos" o llevar a cabo "negociados" para allegar recursos a nuestro presupuesto. No es ni lo uno ni lo otro, ya que sólo demandamos del Estado el cumplimiento de su responsabilidad y efectuamos una labor estrictamente acorde con nuestra tradición de Universidad Nacional y Pública al servicio del País y de todos los chilenos.

Llamo a la comunidad académica a discutir sobre estos temas, ya que las reformas que impulsamos, y los notables positivos resultados que hemos estado viendo, no guardan relación con el tratamiento financiero del Estado, especialmente por no existir una política que claramente nos oriente respecto a lo que se espera de nosotros, ni lleva a cabo un examen objetivo del cumplimiento de nuestras tareas.

Les saluda con afecto,

 

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