Palabras 15 años Beca Igualdad de Oportunidades Fulbright-ANID

Es una gran alegría participar en la celebración de los 15 años de la Beca Igualdad de Oportunidades Fulbright-ANID (entonces, CONICYT) que surgió como una iniciativa pionera y emblemática en tiempos donde el debate sobre la equidad en el acceso a los estudios de postgrado era aún incipiente. La acción afirmativa tampoco se había abordado - de hecho- en forma sistemática para el ámbito del pregrado. Aunque para ser justos, contábamos desde el año 2000 con la experiencia del International Fellowship Program implementado por la Fundación Equitas y la Fundación Ford, que junto con abrir oportunidades de formación en Chile y Perú,  generó un espacio de reflexión que tuvo impacto en las diversas políticas de equidad que se desarrollaron más tarde.

Tuve el privilegio de trabajar en el diseño del Programa BIO, por mi responsabilidad como directora de Postgrado y Postítulo de la Universidad de Chile, y también en los procesos de selección de las primeras cohortes.

Recuerdo vivamente ese trabajo en el cual todos quienes participábamos sabíamos que estábamos desarrollando algo nuevo que sería no solo muy importante para los becados y becadas, sino para el país. Un reconocimiento muy especial a Laurie Weitzenkorn de la Embajada de Estados Unidos, Denise Saint-Jean de Fulbright y María Teresa Marshall de Postgrado–CONICYT, y a los demás miembros de la Comisión, entre ellos, a don Andrés Bianchi.

Todos compartimos desde un primer momento el objetivo de justicia social que inspiraba a esta beca. Teníamos el convencimiento de que acceder a un doctorado debía ser posible para cualquier estudiante con las capacidades académicas necesarias, sin importar su origen social, las redes preexistentes o el dominio previo de un segundo idioma.  Un estudio comparativo de las cohortes regular y  BIO en el primer año de selección mostraba marcadas diferencias en origen social e institucional, sin diferencias significativas desde el punto de vista de desempeño académico en pregrado. Por ejemplo, 15 de 59 estudiantes de la beca regular eran de la Universidad de Chile, lo que en el caso de la beca BIO subía a 31 de 64, y hoy en el global 1/3 de los becarios proviene de la Universidad de Chile. Pero también es muy significativo el importante número de becarios y becarias que provienen de universidades regionales, mostrando la transversalidad de las convocatorias BIO.

Felicitamos a cada una y cada uno de los becarios presentes por su exitosa trayectoria. Sus historias de vida son inspiradoras y muestran el camino que debemos seguir para que el sistema educacional sea más justo. Ustedes no solo han desarrollado brillantes carreras personales, sino que también han ayudado a cambiar la política pública de educación superior en el país.

Mucho de lo que ocurrió en el pregrado en los años posteriores, encuentra su inspiración en el IFP de Equitas y las BIO de Fulbright, porque para cambiar las cosas no solo se requiere de voluntad de cambio, sino también de comprensión profunda sobre lo que se quiere hacer, sobre por qué se debe hacer y sobre cómo hacerlo. Mucho de eso, lo aprendimos en el entorno de las becas BIO.

Desde la Universidad de Chile, estamos comprometidos con la equidad y la inclusión de manera institucional desde hace más de una década, porque sabemos que ambientes educativos más diversos son mejores espacios para el aprendizaje y consideramos la equidad como un componente de la calidad educativa. En un contexto social altamente complejo, no es posible educar con excelencia en instituciones homogéneas. Para profundizar en estas temáticas fue clave conocer de primera mano la investigación desarrollada sobre diversidad, equidad e inclusión en las universidades norteamericanas. Alexander Astin y Sylvia Hurtado en UCLA, Estela Bensimon en Universidad de Southern California, Laura Rendón en la Universidad de Texas San Antonio, entre otros, han sido verdaderos maestros y maestras. De seguro ustedes experimentaron esa diversidad en sus programas doctorales y la valoran como una de las grandes experiencias de su paso por Estados Unidos.

Hoy, contribuyen a la generación de conocimiento desde distintas disciplinas de manera crítica y vanguardista, mostrando que la beca BIO acertó al asumir que a veces el talento y el esfuerzo no son suficientes y que se debe facilitar el tránsito. Recuerdo muy bien la pregunta que se hacía en ese tiempo … ¿pero por qué si se trata de egresados de excelencia, de muy buenas universidades, se requiere de acciones afirmativas? El privilegio naturalizado de provenir de un hogar donde los estudios universitarios siempre estuvieron presentes o se viajó desde niño a otros países o se tuvo acceso a aprendizaje del inglés desde temprano impide ver las barreras comparativas que ello representa para quien no tuvo acceso, como esa pregunta lo revela.

Revisando mis archivo de aquella época encontré una carta que el ex Rector Víctor Pérez envió a la Presidenta Bachelet en 2008 y que decía: “El programa BIO constituye  un paso histórico en la política de formación de recursos humanos en Chile en cuanto introduce  elementos de discriminación positiva favoreciendo la postulación de quienes no poseen al momento de postular dominio del idioma inglés y han cursado la educación media en liceos  públicos o privados subvencionados. El programa es también un ejemplo de eficiencia y colaboración, puesto que su exitosa implementación ha requerido   una fina articulación entre Chile y Estados Unidos, a través de sus Ministerios de Relaciones Exteriores, de Educación, la Embajada de Estados Unidos, CONICYT, la Comisión Fulbright y las universidades. El Programa BIO encarna los más altos ideales de la Universidad de Chile de ofrecer un espacio formativo que resguarde y valore tanto la equidad como la calidad”.

Para mí, en lo personal participar en su creación fue una escuela y el éxito académico y profesional de los doctores y doctoras como ustedes es un gran orgullo que continúa impulsando la transformación de nuestra instituciones y nuestro país.

Muchas gracias.

Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile

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