Discurso Ceremonia por los 70 años de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública
Es un privilegio dirigir estas palabras finales en la ceremonia de conmemoración de los 70 años de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública. Agradezco al Decano Leonardo Letelier y a la Directora Lorena Oyarzún por su invitación. Gracias también al Profesor Joan Subirats por su visita y su brillante conferencia "Tiempos Inciertos: Conocimiento, Política y Democracia". Ha sido siempre un honor conversar con usted, Profesor Subirats, y aprender de su distinguida trayectoria académica y política, así como de su visión sobre la educación superior, lo que hicimos incluso en dos ocasiones siendo usted ministro: en Chile y en Valencia, España. Fue un honor para nosotros (y ahora se lo agradezco públicamente) que en una reunión con asistencia de 700 rectores usted haya invitado a la rectora de la Universidad de Chile a una reunión bilateral.
Los conceptos analizados en su conferencia hoy refieren a grandes desafíos que nos son comunes, y que nos exigen reflexionar sobre cómo vivir y especialmente cómo educar en estos tiempos inciertos.
El entendimiento y el encuentro entre posiciones diversas es lo que permite el funcionamiento armónico de la sociedad. La confrontación ideológica o política debe encauzarse a través de la deliberación y la discusión honesta de ideas. Existe un clima social poco apto para ese entendimiento, con proliferación de información falsa y escasa voluntad de escucha, pero las universidades debemos insistir en proponer la resolución de los conflictos de manera pacífica y razonada. Así, también se fortalece la democracia, se promueve la protección de los Derechos Humanos y se construye una sociedad justa e inclusiva.
De hecho, como resultado de las reflexiones en torno a la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado de 1973, asumimos el compromiso de profundizar la educación en Derechos Humanos y para la democracia. La desvalorización de la democracia es especialmente grave de cara a los múltiples retos globales, ya que cuando las dificultades se presentan, son los valores compartidos, la libre discusión de las ideas y la participación lo que puede orientar la reflexión y mostrarnos cómo caminar juntos.
En nuestra Universidad, hemos ido sumando de forma explícita nuevos principios al Modelo Educativo. Por largo tiempo nos focalizamos en la calidad y la pertinencia, y hoy agregamos con convicción y claridad los principios de equidad e inclusión, la igualdad de género y la no discriminación. Además, reconocemos que debemos enfrentar el pluralismo como un desafío y no como un atributo dado, por más que lo hayamos declarado fundamental a lo largo de nuestra historia institucional. La voz plural está tensionada en el mundo y Chile o nuestra Universidad no son la excepción. Y, para ser consistentes, la educación en Derechos humanos y Democracia debe darse en un ambiente en el cual estos derechos se reflejen en cada acto de nuestra convivencia universitaria.
Desde esa perspectiva, esta celebración cobra una importancia mayor, porque nos congregamos para reconocer una historia de 70 años de vida de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública y honramos así el compromiso de la Universidad de Chile con la formación de los y las profesionales que se preparan para “movilizar y liderar personas en la consecución de los objetivos del Estado”, comprender los procesos de la política y destacar siempre por su vocación pública.
Celebramos, de esta forma, una historia que nos es común y, junto con reconocerla, la proyectamos, porque la sabemos necesaria para vivir en común.
Participé con ustedes en la celebración de los 60 años de la Escuela, siendo Prorrectora el año 2014, y recibí entonces un recuerdo que dice: “Agradecimiento por su contribución al logro de los sueños de la Escuela de Gobierno y Gestión Pública”, el que siempre he valorado especialmente.
Había muchas razones para trabajar por esos sueños y los muchos avances de estos 10 años, de los que han dado cuenta en sus palabras la Directora y el Decano. Solo mencionar -una vez más- la creación de la nueva carrera de Ciencia Política y la transformación del Instituto en la nueva Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile. Y sí, la nueva infraestructura por la que tanto lucharon que llega a representar a esta Universidad de Chile de alma pública y culturalmente generosa. Fui testigo entonces también de su espíritu en acción, un espíritu que no se conforma, que aspira a más, porque sabe que cuando la Universidad de Chile hace más, es el país entero el que se beneficia.
La nueva obra de VM20 es muy importantemente suya, lo digo y reconozco siempre que puedo, y al decir suya digo de su comunidad, estudiantes, académicos, académicas, funcionarios y funcionarias. Fue su exigencia perseverante de contar con un espacio que respondiera a la importancia de su quehacer, la que se hizo escuchar y como tantas otras obras en la Universidad terminó siendo más y mejor aún de lo que pensamos. Pero sin ese impulso original de ustedes, estoy cierta de que no tendríamos el nuevo complejo, el que sin duda se convertirá en un lugar emblemático de nuestra ciudad.
Esta celebración es una instancia para renovar nuestro compromiso con el espíritu de excelencia y servicio público que caracteriza a la Escuela, para agradecer en su nombre a cada persona que ha dejado huella, en cuanto generadores de debate académico y formadoras y formadores de profesionales que sirven y aportan a procesos fundamentales de cambio social, político, económico y cultural.
Porque como dijera el ex Rector Valentín Letelier en su importante discurso sobre “El Estado y la educación nacional”, pronunciado en esta Universidad el 16 de septiembre de 1888: “gobernar es educar y todo buen sistema de política es un verdadero sistema de educación, así como todo sistema general de educación es un verdadero sistema político”.
Finalizo, agradeciendo a los directivos y directivas que han entregado gran parte de su vida académica a la Escuela, sabemos el sacrificio que eso representa, y de manera muy especial dedico este agradecimiento a la memoria del profesor Aldo Meneses, quien durante 30 años fue parte de nuestra comunidad y quien tanto entregara a nuestra Universidad desde este lugar, donde más vivencialmente se sirve a lo público. Y -sabemos- que el acto de servir, cuando se realiza en libertad, es el acto más noble que puede realizarse.
Muchas gracias.
Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile