Palabras Cuarto Concierto Carmina Burana

Muy buenas noches a todas y todos.

Es maravilloso estar sobre este escenario frente a ustedes en compañía de nuestra Orquesta Sinfónica Nacional de Chile y el Coro Sinfónico de la Universidad de Chile.

Una característica distintiva de una universidad pública como la nuestra es la responsabilidad; responsabilidad con la historia, responsabilidad con la sociedad, responsabilidad con el futuro.

Cuando hace un año la música de la Novena Sinfonía de Beethoven llenó este espacio y su mensaje de fraternidad alcanzó nuestro espíritu colectivo, nos propusimos volver. El emblemático concierto nos había remecido y supimos entonces que había un bien público que cuidar, ese que representa el saber encontrarnos como iguales en este espacio de Plaza Italia.

Y este año se ha logrado gracias al trabajo colaborativo con el Gobierno de Santiago, el que agradecemos profundamente, y que ha permitido no solo volver aquí, sino también llevar los conciertos a las comunas de Puente Alto, Estación Central y Maipú. Cada experiencia ha sido única, porque cada público y cada lugar tiene su propia identidad y su propia riqueza, y nosotros nos desarrollamos como seres humanos siempre en vínculo con los demás.

Saludamos muy afectuosamente al gobernador Claudio Orrego, a la alcaldesa de Providencia Evelyn Matthei, a los maestros Rodolfo Saglimbeni y Juan Pablo Villarroel, a los solistas, y a las y los integrantes de los conjuntos que nos regalarán su interpretación de “Carmina Burana”, de Carl Orff. Por supuesto que saludamos especialmente a cada uno y cada una de ustedes que hoy nos acompañan. Gracias por estar aquí.

¿Cuál es la magia que hay detrás de estos conciertos? ¿Por qué tienen esa fuerza que nos sorprende y nos conmueve más allá de lo esperado? Pienso que, en parte, tiene que ver con que nos hacen tomar conciencia de una historia que nos es común, al reconocer como propios a estos cuerpos estables patrimoniales que son -como alguien aquí presente me dijo hace unos días- verdaderos embajadores espirituales. Y claro que lo son, son embajadores de la música y de ese espíritu riguroso, plural e inclusivo, que representa nuestra Universidad.

En el último tiempo, hemos asumido el compromiso de poner al centro de nuestra labor formativa a los Derechos Humanos, a fin de que el respeto a la dignidad del ser humano se vaya encarnando en las experiencias vitales de los individuos en las comunidades y se transforme en un relato común. Estar aquí hoy es expresión de ese compromiso y del ejercicio de esa responsabilidad.

Muchas gracias a cada uno y cada una de ustedes.

Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile

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