Palabras Conmemoración Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Estas serán palabras de agradecimiento y de reafirmación del compromiso con el trabajo por la igualdad de la mujer en la vida universitaria y, a través de la Universidad, en los distintos ámbitos de la sociedad.

En estos días de conmemoración, en que las organizaciones realizan múltiples actos comunitarios elevando una voz común por la igualdad de género y una vida libre de violencia, se siente con especial fuerza la responsabilidad de representar a las mujeres de nuestra Universidad, sus luchas históricas y sus luchas del presente.

Agradezco a Sonia Montecino por su siempre iluminadora y lúcida mirada a los problemas complejos y a los derechos de las mujeres, por su liderazgo en tantas causas de igualdad y por advertir sobre la necesidad de mantenernos alertas y firmes frente a los retrocesos que amenazan lo logrado.

Agradezco también a Carmen Andrade y, por su intermedio a todas y todos quienes aportan con admirable energía a cumplir los objetivos y metas del Sello Genera Igualdad, a través del fortalecimiento de la institucionalidad de género, que es tan necesaria para otorgar sostenibilidad a las políticas de igualdad y no discriminación en todos los ámbitos del quehacer universitario. Valoramos muy especialmente el más reciente compromiso de abordar, desde DIGEN, la implementación de la nueva Política de Diversidades y Disidencias Sexuales y de Género, emanada del Senado Universitario.

Hoy agradecemos también a todas y todos quienes integran los equipos encargados de promover la igualdad de género en Facultades e Institutos, a las integrantes de la Unidad de Investigaciones Especializadas en Acoso Sexual y Acoso Laboral y Discriminación, a la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Asuntos Comunitarios, a los Departamentos de Pre y Postgrado, a la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo, a la Dirección de Gestión y Desarrollo de Personas, a la Unidad de Atención Especial del SEMDA, a  los Centros de Estudios de Género, a la Comisión de Género y Diversidades del Senado Universitario, la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones con la cátedra Amanda Labarca y el Archivo Central Andrés Bello, a tantas y tantos, que no alcanzamos a nombrar, y que muestran que aquello de institucionalizar y transversalizar no es discurso, porque son muchas las personas que están trabajando efectivamente por Generar Igualdad como dice nuestro Sello en distintos espacios de la Universidad.

También agradecemos el trabajo que se realiza desde la Subsecretaría de Educación Superior, los ministerios de Ciencias, de la Mujer y de Relaciones Exteriores, desde el Congreso Nacional (felicitamos la aprobación de la Ley Integral contra la Violencia a las Mujeres en los días pasados). Reconocemos el trabajo que surge desde el Instituto Nacional de Derechos Humanos, desde las organizaciones de la sociedad civil como Comunidad Mujer, desde los medios de comunicación y la colaboración inter-universitaria, especialmente a las colegas rectoras de las universidades públicas, grandes luchadoras por esta causa.

Reconocer los avances y felicitar estos esfuerzos es una obligación. Por cierto, el camino que queda por recorrer es largo, se requiere apurar la marcha y esto debe hacerse con conciencia crítica, sin ingenuidades, reconociendo que la lucha persiste y que hay quienes quieren detener los avances. Por nuestra parte, debemos seguir estudiando, dialogando y trabajando, para que el principio orientador de nuestro modelo educativo de “igualdad de género y no discriminación” se encarne en nuestras vidas dentro y fuera de la Universidad.

Nos hemos preguntado más mujeres… ¿para qué sociedad, para qué educación… en qué condiciones?

Respondemos… más mujeres para una sociedad cohesionada e igualitaria donde cada uno y cada una tenga un espacio para su desarrollo, pero donde -al mismo tiempo- comprendamos que somos interdependientes y que ninguna/o de nosotros alcanzará un desarrollo pleno sin la concurrencia de los/as demás. Ese balance entre libertad e interdependencia será clave en los tiempos inciertos y difíciles que ya empiezan a manifestarse.

Para caminar en esa dirección es necesario avanzar hacia una convivencia que valore la multiculturalidad y esté fundada en el cuidado mutuo.

La conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en 2023 nos llevó a sostener diálogos que han revitalizado nuestro compromiso con una educación fundada en los Derechos Humanos, y el fomento de una convivencia basada en el pleno respeto a estos derechos.

Si bien son muchas las instituciones de educación universitaria que han incorporado dentro de sus normas y políticas un real compromiso con los Derechos Humanos, persiste el desafío de expresar sin ambigüedades el deber para con la democracia y los Derechos Humanos en el ejercicio de todas las funciones universitarias y, especialmente, en la convivencia de nuestras comunidades. Nos asiste la convicción de que la mejor forma de aportar al fortalecimiento de la democracia y los Derechos Humanos es a través del ejemplo que podemos entregar las propias instituciones y en esos derechos se inscribe la equidad de género y una vida libre de violencia.

El compromiso de promover una vida universitaria con enfoque inclusivo y de Derechos Humanos nos habla directamente de la necesidad de enfrentar el proceso pedagógico de una manera distinta y nos entrega a cada uno de los profesores y profesoras una responsabilidad en la formación integral de las y los estudiantes.

Es importante, entonces, mantener una reflexión permanente sobre el sentido de la educación que entregamos y el fortalecimiento de la práctica pedagógica en diálogo con el contexto social.

Nos preocuparemos de generar espacios para escucharnos mutuamente, donde todos y todas puedan ejercer su igualdad de voz y anunciar su presencia como iguales. Nos formaremos entre todos y todas, a partir de los saberes acumulados y aquellos en desarrollo, pero también a partir de las experiencias de vida de cada uno, para que una voz feminista y plural, de mujeres y también de hombres, sea informada y tenga la fuerza que se requiere para movilizar el cambio.

Muchas gracias.

Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile

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