Palabras Ceremonia Medalla Doctoral 2024

Mis primeras palabras son para felicitarles por este gran logro que celebramos hoy. A través del trabajo de investigación de sus nuevos 201 doctores y doctoras en las más diversas disciplinas y problemas, la Universidad de Chile aporta al conocimiento y se hace presente a nivel global.

Sin su creatividad y esfuerzo, no sería posible para esta universidad cumplir con esta tarea que la distingue y que la hace ser la Universidad de Chile que es. Alcanzar el grado de Doctor es importante para ustedes en lo individual, abrirá muchas posibilidades de realización, pero también lo es –y en gran manera– para la institución. Son ustedes quienes animan, con su esfuerzo, su preparación académica, su inteligencia y su pasión, el motor y espíritu creativo de nuestra universidad, que finalmente es lo que mueve todo lo demás.

Muchas gracias a Francesco Sepúlveda por sus palabras y por el aporte de su trabajo de tesis desde el Doctorado en Territorio, Espacio y Sociedad de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo a “Repensar los territorios rurales desde el habitar de las infancias en Chile”. Gracias también a su Profesora Guía, Mariela Gaete, del Instituto de la Vivienda, y en su nombre a todos quienes supervisaron las 201 tesis de Doctorado que hoy nos hacen estar aquí.

Actualmente, la Universidad de Chile posee 42 programas de Doctorado, todos acreditados, y además este año 2025 abrirán sus puertas 2 nuevos programas: el Doctorado en Estudios Internacionales y el Doctorado en Creación Artística, en el Instituto de Estudios Internacionales y la Facultad de Artes, respectivamente. Ambos programas representan innovaciones muy importantes y amplían significativamente el ámbito disciplinar que cubre la Universidad a nivel de Doctorado.

La solidez y amplitud de los programas de Doctorado es la mejor manera de evidenciar la calidad de una universidad compleja, y el aporte que hace al país y a la sociedad global en general es invaluable. En un mundo donde la inmediatez parece guiarlo todo, el trabajo concentrado que se da en los estudios de Doctorado tiene un valor enorme y es reflejo del compromiso con el conocimiento de quien sigue un programa como de su entorno.

No se trata sólo del conocimiento nuevo que resulta de las investigaciones –es decir, del producto–, sino también del significado que tiene este acto generoso y profundamente humano de concentrar la atención para generar ese conocimiento, pausando –muchas veces– otras prioridades, como trabajos emergentes, el tiempo en familia, entre otros. Se requiere una enorme disciplina para persistir en la tarea.

Lo que más recordamos al evocar esta etapa no es sólo el momento en que contribuimos a comprender un fenómeno, sino también el esfuerzo detrás de ello: la ardua subida de la montaña y las innumerables ocasiones en que fue necesario reunir una fuerza que desconocíamos tener. Este logro sólo es posible cuando se siente una verdadera pasión por el conocimiento.

La educación, entendida como "un acto de compromiso y un acto de transformación", tal como nos enseñó Paulo Freire, encuentra una expresión especialmente genuina en el Postgrado. Esta etapa formativa no sólo nos transforma profundamente, sino que también nos empodera para contribuir a la transformación del mundo.

En una región como la nuestra, marcada por profundas desigualdades, la educación superior debe ser el motor de la transformación social. Así lo hemos entendido desde la fundación de nuestras instituciones, y hoy ese compromiso se hace presente con fuerza, ya que las brechas de desigualdad de género, socio-económicas y étnicas son agravadas por el deterioro de nuestros ecosistemas. De hecho, la brecha de género la tenemos también en los estudios de Doctorado.

Este propósito transformador exige un esfuerzo constante de adaptación para generar conocimiento pertinente, articular con otros sectores de la sociedad y flexibilizar los procesos formativos. Esto impacta también la formación doctoral, que se vuelve cada vez más integral, fomentando la colaboración y la interdisciplinariedad.

Para ello trabajamos en la Universidad de Chile.

Y por todo lo anterior les damos las gracias, a ustedes, a sus familias y a cada uno y cada una de nuestros académicos, académicas y profesionales que hacen posible este gran Postgrado que tenemos.

Muchas gracias.

Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile

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