Discurso Ceremonia de Reconocimiento Mejores Docentes de Pregrado 2024
Con enorme agradecimiento nos sumamos al saludo a las y los mejores docentes de la Universidad de Chile en el marco de esta ceremonia que rinde homenaje al ejercicio ejemplar de su labor formadora.
Representando a las más diversas disciplinas les une el reconocimiento de sus estudiantes y de sus pares, quienes les han distinguido por su capacidad de contribuir al aprendizaje, gracias a sus sólidos conocimientos y entrega a la labor docente.
Un agradecimiento muy especial a la Profesora Alicia Nuñez, al Profesor Davor Cotoras y a Sebastián García por compartir sus visiones sobre cómo desde el aula se puede incentivar el compromiso estudiantil.
Siempre ha sido un desafío comprometer el interés del estudiantado y es una responsabilidad de nosotros los y las docentes. No es sólo cosa de los tiempos que corren, aunque cada tiempo tiene sus propios desafíos y responsabilidades.
Escuchen estas palabras que paso a citar:
“Penetrados de esa necesidad, los hombres que tomaban parte más activa en los trabajos de la Universidad, veían por una parte buena disposición en la juventud chilena para estudios serios i profundos; conocían sus aptitudes i docilidad para someterse a cierto orden que ya se habia introducido en los estudios preparatorios del Instituto por sus jefes i buenos profesores; pero se notaban, por otra parte, en esta misma juventud cierto apresuramiento i propensión a recorrer lo mas lijero posible las clases obligatorias, cierta tendencia a restrinjir sus conocimientos a lo mas preciso i material de la carrera: en una palabra, a pasar por los exámenes i recibirse.
Esta desgraciada tendencia esterilizaba no pocas veces las capacidades mas felices de los jóvenes que, con estudios mas metódicos i mas detenidos, a la edad en que, la intelijencia í el corazón se hallan tan susceptibles de entusiasmarse con todo lo bello i elevado, habrían alcanzado a ser hombres verdaderamente eminentes en la carrera de letras i de ciencias, hombres especiales para toda profesión i servicio a que los llamara la patria. Toda profesión científica desciende a ser puro oficio, incapaz de marchar con el progreso jeneral del país, si se la quiere limitar a conocimientos estrictamente indispensables para su ejercicio, necesarios para asegurar cierto bienestar al hombre” (sic). Son palabras del Rector Ignacio Domeyko en una Memoria que abarca el periodo 1855–1872.
Esta memoria es extraordinariamente interesante, y su análisis profundo y detallado de lo que debe ser una buena educación a nivel superior se mantiene muy vigente.
Es notable cómo distingue lo que es una profesión comprometida con el “progreso jeneral del país” con aquella que asegura “cierto bienestar al hombre”.
Esa es la historia sobre la cual nosotros construimos, una historia que nos recuerda una y otra vez nuestra responsabilidad con el país.
Pero ahora volvamos al presente.
Este formato de la ceremonia, que incluye un panel de conversación que aporta distintas perspectivas a la labor docente, es un reconocimiento explícito a que la labor formativa se hace en comunidad, donde todos aprendemos.
En la Universidad de Chile somos cerca de 4 mil académicos y académicas. Todos hacemos docencia. Distinguirse en ese gran universo (ustedes son el 1%) es un logro notable y, en ese sentido, son ejemplo y modelo.
Como las demás funciones académicas, la docencia ha estado experimentando muchos cambios en el último tiempo que la vuelven mucho más exigente, que van desde la mayor conciencia de que la formación integral es responsabilidad de cada profesor o profesora, hasta los impactos de las nuevas tecnologías, ya sea por efecto de los cambios culturales de la pandemia, como por la revolución de la inteligencia artificial. También estamos más conscientes de la importancia de fortalecer la internacionalización (aquella que llamamos “internacionalización en casa”) en la formación de pregrado para preparar a los graduados y graduadas para desempeñarse y convivir en un mundo global e intercultural.
Hoy nos hemos dado a nosotros mismos también la tarea de atender la diversidad, ya sea para acompañar a las y los estudiantes en su desarrollo considerando sus contextos, como para aprovechar esa riqueza que tiene un aula diversa. También sabemos que la docencia es más rica cuando se la vincula tempranamente al desarrollo de habilidades investigativas y se la relaciona con problemas relevantes, idealmente en un contexto real. Tremendo desafío para las y los académicos, ustedes y todos nosotros.
Y también, por cierto, trabajamos para diversificar nuestras metodologías, incorporando las alternativas multi y transdisciplinarias, que preparen para la formación de profesionales capaces de liderar y aportar a enfrentar problemas más complejos.
Y los desafíos de convivencia, ¿cómo educamos en un ambiente distinto para tiempos distintos?
Nos hemos comprometido con una educación con foco en formación en Derechos Humanos y para la democracia y, por ello, centrada en el cuidado.
Los desafíos de esta nueva forma de educar requieren de profundas transformaciones, y su efectiva implementación implica un esfuerzo colectivo, así como de modelos. Ustedes serán sin duda esos modelos. Tal vez uno de los aspectos más desafiantes es hacer realidad una pedagogía coherente con los principios de cooperación, colaboración y solidaridad.
Por ello estamos empeñados en que nuestro currículum incorpore innovaciones que ayuden a los y las estudiantes a acceder y contribuir al saber, de modo que la búsqueda de sentido no quede disociada de los aprendizajes formales.
Tal como se decía en el panel, debemos avanzar hacia una educación más contextualizada que permita además un aprendizaje compartido, ya que quizás la forma más efectiva e incidente de aprender es aquella en que profesores y estudiantes aprenden juntos. Es decir, aquella centrada en la investigación, que permite compartir no sólo intelectualmente, sino afectivamente el goce del descubrimiento.
Todo esto es demasiado difícil para hacerlo solos y solas, por eso, se han incrementado las oportunidades de formación docente con nuevos diplomas y mayor electividad y flexibilidad en la oferta.
Quiero aprovechar este momento para compartir con ustedes una experiencia docente que conocí recién el viernes pasado, y que es un ejemplo vivo de los principios que solemos exponer teóricamente.
Se trata de un curso de Criminología impartido por el Centro de Seguridad Ciudadana de la Facultad de Gobierno, que me ha dejado profundamente impresionada por la forma en que marca caminos innovadores en docencia.
Este es un curso de pregrado presencial que se abrió a estudiantes de todas las carreras y todas las universidades en todas las regiones, con temáticas que abarcaron crimen organizado, victimología, acceso a justicia, populismo punitivo y tratamiento de grupos en contexto de privación de libertad.
Se recibieron 516 postulaciones de 87 comunas y 37 carreras distintas, de las cuales se seleccionaron 43. En particular, destacan postulantes de Derecho y Psicología, pero también se incluyeron participantes de carreras tan diversas como Lingüística, Biología Ambiental y Sociología.
Esta iniciativa fue completamente gratuita y se estructuró en torno a sesiones teóricas y talleres prácticos diarios, permitiendo a los y las participantes aplicar conceptos a través de discusiones en grupo y sesiones de trabajo autónomo. Esta primera Escuela de Criminología ha sentado las bases para futuras ediciones y el CESC se encuentra organizando próximas versiones de verano e invierno.
¿Qué atributos tiene este curso?
- Profesores y profesoras expertos, investigadores y generosos.
- Crea activamente un ambiente de aprendizaje interesante.
- Valora la diversidad y la inclusión.
- Construye sobre intereses preexistentes.
- Activa abordaje interdisciplinares y pone en diálogo lenguajes e intereses distintos.
- Desafía a los estudiantes.
- Promueve la autonomía y el pensamiento crítico.
- Da oportunidad para empatizar y crear relaciones.
- Demuestra pasión por un tema.
- Sitúa el aprendizaje en escenarios reales.
Lo estamos haciendo en distintos lugares de la Universidad gracias a profesoras y profesores innovadores y comprometidos como ustedes. Muchas gracias por ello y muchas gracias también a sus familias que saben de su entrega.
Gracias también al tremendo equipo de Pregrado liderado por su Directora, Leonor Armanet, que no cesan de innovar y responder a estándares cada vez más altos en el cumplimiento de nuestros compromisos.
Muchas gracias, ¡una y otra vez!
Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile