Palabras Inauguración Décima Escuela de Temporada
Es motivo de profunda alegría participar en la inauguración de esta Escuela de Temporada que realizamos en conjunto con la Universidad de Valparaíso. Nuestras instituciones están unidas por un origen común y también por la responsabilidad de aportar a un futuro compartido, contribuyendo al desarrollo sustentable e integral del país y al progreso de la sociedad. Somos corresponsables y a la vez interdependientes en la generación, aplicación y difusión del conocimiento.
Revisaba, en la preparación de estas palabras, el registro del acto inaugural de la primera Escuela de Temporada de la Universidad de Chile el año 1936 bajo el liderazgo de la gran educadora Amanda Labarca. En su discurso, el entonces ministro de Justicia y Educación, Francisco Garcés Gana, decía: “cumple su misión la Universidad no siendo una simple corporación encargada de la formación profesional del individuo. (…) Frente a los grandes problemas del espíritu humano, ella debe buscar la verdad donde se encuentre, cogerla con la reverencia sagrada que es dable a tales ejercicios y entregarla al alma de la juventud”.
Es hermoso ese concepto de buscar la verdad donde se encuentre y entregarla a otros. Hoy seguimos en nuestras universidades buscando verdades, buscándolas junto con otros y otras, cada vez de manera más colectiva, más interdisciplinaria y más abierta.
En la misma ceremonia, el rector Juvenal Hernández, quien desde la Universidad creó mucha de la institucionalidad cultural que tenemos hasta estos días, decía: “No deseamos que la Universidad de Chile sea una corporación de tipo cerrado y exclusivo, especie de «mare clausum» de la ciencia (un mar cerrado), sino un organismo abierto, expansivo, social y universal como es la ciencia misma en sus resultados y beneficios; un impulso vital que contenga todos los elementos de correlación y reciprocidad entre sus varias secciones, y los diversos grados del desarrollo intelectual, siempre con relación al mundo exterior, es decir, a la sociedad ambiente en cuyo seno vive y del cual arranca sus mejores alientos toda institución que aspire a cimentarse y perpetuarse”.
Con ello, el Rector Hernández marcaba claramente la trascendencia de la extensión para hacer de la Universidad un organismo abierto en una relación recíproca con la sociedad. La recuperación de las Escuela de Temporada se inscribe en ese ideario y es por eso también que hemos concordado hacerlo en cooperación.
Esta Escuela, titulada “Necesito del mar porque me enseña” en honor a Pablo Neruda y su poema “El Mar”, es también un diálogo con ese mar abierto al conocimiento que invocaba Juvenal Hernández.
Enseñaremos y aprenderemos sobre ciudad y patrimonio; sustentabilidad y medio ambiente; espacio público; barrios y comunidad; arte y cultura. Lo anterior se materializará con conversatorios sobre derechos humanos, medio ambiente, cine al aire libre, talleres de danza y música, clínicas deportivas con deportistas que participaron en los Juegos Panamericanos y distintas franjas culturales. Y lo haremos inter-generacionalmente; será un lugar de encuentro, buscaremos juntos y juntas.
Por ello, nada más apropiado para abrir esta Escuela que el hermoso concierto dramatizado “La Población” de Víctor Jara, que será interpretado por el elenco del Teatro Nacional Chileno de la Universidad de Chile, acompañado por la Camerata de la Universidad de Valparaíso, la Orquesta MusArt de Casablanca y la Agrupación Musical de la Universidad de Valparaíso. A todos estos elencos, a los maestros y maestras que los dirigen e integran, a los y las jóvenes, niños y niñas, les agradecemos su participación en esta emblemática obra.
Y extendemos el agradecimiento, por la gran labor conjunta que hace posible esta Décima Escuela de Temporada, a las autoridades de la ciudad, a profesores y profesoras, estudiantes y, en especial, a la comunidad de la Universidad de Valparaíso, a través de su rector Osvaldo Corrales. Por cierto a él, en lo personal, por el notable trabajo que realiza por la educación superior pública del país.
Muchas gracias.
Rosa Devés Alessandri
Rectora de la Universidad de Chile